El viceministro de Cultura, Femando Rojas, destacó la valía de la Prima Ballerina Assoluta en la formación de la Escuela Cubana de Ballet, y Miguel Barnet, presidente de Honor de la UNEAC señaló que la presencia de la Alonso está en las actuales generaciones de bailarines.
Alicia tuvo el mérito de rebasar el reino de la realidad para colocarse en el de la irrealidad. Convertida en una leyenda como Giselle, está ahora más viva que nunca. Se alejó, solo temporalmente, para entrar en el humo inasible de los idos, sentenció el intelectual cubano.
En sus palabras, Barnet resaltó que todo en ella eclipsa la muerte. Alicia es vida, y ni tan siquiera en la bella estatua del teatro que lleva su nombre, hay muerte. Su plasticidad encarna el principio de la danza, que no es otro que el de una espiral ascendente.
Sobre la fundadora de la Escuela Cubana de Ballet, el escritor y etnólogo subrayó: «Es la musa etérea que nos subyuga, la cubana que bailando a Cuba tocó los bordes del universo y entregó el hechizo de su isla al mundo. Está aquí con nosotros, más cerca que nunca».
Destacó, además, la vigencia de su obra en el año de su centenario y reafirmó que las leyendas como Alonso no se olvidan, porque no mueren. «Coronémosla con el voto sincero de no empañar su leyenda», la cual, bordó con su carrera internacional que la mantuvo activa hasta su muerte, a los 98 años.
El primer bailarín Dani Hernández dijo en exclusiva a Radio Reloj que de Alicia hay muchas virtudes que preservar, muchas enseñanzas, pero en lo fundamental, señaló, el sentirse cubano, sentir la cubanía y defenderla como ella lo hizo.
Agregó que en los peores momentos de la vida de Alicia, cuando casi no podía bailar, se sobrepuso y demostró su entereza por el arte, algo que todo artista y bailarín debe tener presente.
Fuente. Radio Reloj, Prensa Latina / Editora. Carmen Torres