La gala, con sede en el Gran Teatro de La Habana, acogió a más de diez figuras cubanas y foráneas, quienes bailaron por última vez en La Habana, ciudad que cada dos años despunta como epicentro de esta manifestación a nivel internacional.
Interpretada por la venezolana Mary Carmen Catoya, talento del Art Ballet Theatre de Florida, Estados Unidos; vio la luz la obra La danza comienza con tus manos, una coreografía de Vladimir Issaev destinada a agasajar la vida y obra de Alicia.
Asimismo, las piezas Alas e Invierno -también estrenos mundiales-, levantaron ovaciones en el coliseo capitalino, que estalló con la primera, en una particular presentación de Viengsay Valdés que evidenció sus dotes histriónicas, su versatilidad y su impecable rigor técnico.
Por la parte extranjera sobresalió Claro de Luna, pas de deux del ballet Shim Chung, protagonizado por Hyemin Hwang y Dongtak Lee, ambos bailarines del Universal Ballet, de Corea del Sur.
Con un argumento basado en un añejo cuento popular de esa región, la obra brilló por la química vibrante entre los dos talentos, quienes a través de la danza clásica, impregnaron romanticismo y preciosismo a una trama poco conocida por los amantes de esta manifestación en la mayor de las Antillas.
Otra dupla que arrancó aplausos de la audiencia fue la integrada por María Riccetto y Gustavo Carvalho, del Ballet Nacional de Uruguay, quienes retomaron bajo las luces el amor de Romeo y Julieta, personajes claves de la homónima obra del escritor inglés William Shakespeare.
Entre modernidad y tradición discurrió la última noche del Festival de Ballet de La Habana, velada que cerró con el desfile de los participantes en la cita y el saludo de despedida de la propia Alicia Alonso.
Emocionada, la fundadora del evento bienal, puso fin a nueve días repletos de estrenos, reposiciones y brillantes ejecuciones, con la seguridad de que el evento se consolida como uno de los más importantes del orbe.
Fuente: Radio Habana Cuba.