El encanto de una voz de niño
Existe una añeja polémica entre expertos y entendidos de la locución radiofónica relacionada con las voces agudas y graves.
El locutor cuando habla para divertir o entretener y no lo logra o el animador que desea estimular un auditorio y tampoco alcanza el propósito deseado, ha perdido la brecha de la comunicación. Si la alocución mantiene la atención del perceptor, es que se siente cómodo, identificado con una voz que lo cautiva, porque emotiva y alienta.
Algunos especialistas abogan por determinadas características tímbricas. Es cierto que los tonos graves cuando se mezclan con los agudos hacen una perfecta “sinfonía” pero hay voces agudas que son tan agradables como las que exigen los expertos. Una voz llamada “de niño” puede atraer toda una audiencia.


Como la campaña mediática contra Cuba ha devenido una sopa virtual en internet en la que sus diseñadores se cocinan en su propia salsa, no es de extrañar que El Nuevo Herald se desespere y mienta a mansalva.
El 14 de junio de 1928 nació
Llegó a la locución desde el periodismo y Radio Habana Cuba fue la escuela fundamental para ambas profesiones, desde que comenzó en la emisora internacional cubana en 1982.
Salvar vidas es el “oficio” más hermoso desde que surgió la especie humana. Es por eso que, cuando uno conoce a personas que le ponen, además del talento y la experiencia, el corazón para sacar del “hueco” a alguien y devolverle la felicidad de seguir compartiendo un espacio pequeñísimo en el mundo terrenal, es que aquilatamos la incómoda posición de estar acostado al filo de una navaja.