DEPORTE EN LA RADIO (I)  El oro olímpico… imposible de transmitir

La radio es su gente

El deporte y la radio se encontraron un día,  ya para siempre. Dos pasiones alimentando el fuego. Así, una mañana llegó a los micrófonos, Raúl Rodríguez, a la COCO,  gran escuela de la radio deportiva. Los caminos lo llevaron luego a Radio Habana Cuba, lo han entrecruzado con Radio Rebelde, lo catapultaron a medio mundo. Hace tres décadas, un poco más.

Raúl Rodríguez es una garantía, un sello. Desde Atenas 2004 ―desde el mítico suelo donde comenzó todo―, ha sido olímpico, mundial, panamericano, centroamericano. Al rojo vivo, viviendo la noticia, presto a correr, a lanzarse. En el instante justo. Exacto, generoso. Un entrevistador de esos que bebe de un suspiro, el aliento de una vida.

Narrador deportivo en sus comienzos, narrador eventual en citas múltiples, periodista siempre. Puente de tantas epopeyas, de tantas emociones. Arrancarle a Raúl, al padre de Alain Yoel y Yansaro, unas palabras sobre él mismo, ha costado. Esquiva los elogios, se desase de ellos con elegancia; pero sigue documentando la historia.

Nadie mejor que él para contar un desafío que se le cruzó en el camino. No por casualidad estaba ahí. No he cambiado una letra. Es un lujazo para esta sección haber sido el resorte. Es un regalo para la radio cubana. Aquí lo tenéis:


  • LA RADIO y EL ORO OLÍMPICO  / Raúl Rodríguez

Describir un oro olímpico es inolvidable. Pero si lo haces en un deporte de los llamados “no narrables” como el tiro, de manera sorpresiva y nada menos que a través de la RADIO, alcanza ribetes de histórico.

En la tarde del 3 de agosto de 2012,  el pistolero Leuris Pupo puso a Cuba en el mapa de oro de la historia olímpica y el hecho devino capítulo inédito para la radio nacional. El ilustre holguinero llevó al equipo de cobertura radial en Londres-2012 a hacer “maravillas” en “tiempo récord”, para que el pueblo de Cuba no se perdiera un detalle, de lo que terminó por convertirse en una hazaña del deporte cubano.

Aunque había sido finalista en Beijing-2008 y Atenas-2004 y brilló en la clasificación, pocos vaticinaban un oro de Pupo, quien iría por la gloria en la capital británica, casi al unísono con la judoca Idalys Ortiz.

Nuestra brújula periodística estaba centrada en Idalys, ya con plata segura y en busca del oro. Era uno u otro. No había oportunidad de cubrir los dos acontecimientos. Mientras nos disponíamos a partir para el escenario del judo, íbamos siguiendo a través de los monitores la actuación del tirador.

Leuris Pupo en Londres 2012. Detrás, el indio Kumar, subtitular Foto tomada de  InternetEn la final de seis, al finalizar cada ronda de disparos, se iba un tirador y Pupo se mantenía firme. Cuando quedaban solo cuatro en la línea de tiro y se va nada menos que el favorito ruso (Klimov), advertimos que podríamos vivir un suceso único. Radio Rebelde siempre da amplia cobertura al máximo evento deportivo mundial. Para los que tenemos ese privilegio no hay horario. Se transmiten 12, 13 y hasta 14 horas al día, con lo mejor de cada deporte.

Recuerdo que durante la final del tiro, Rebelde transmitía otros deportes en los que, en ese momento, no había presencia cubana. El tiro no es narrable, dicen todos… pero al predecir la posible hazaña, Guillermo Hernández (director) y el colega Manuel Alejandro Pérez, coincidimos en que había que volcar las miradas hacia el tiro. El momento podría ser histórico para el deporte cubano. Había que hacerlo de todas todas.

Guillermo pregunta quién se atrevía a narrar lo que iba quedando de competencia. Quién iba a narrar tiro por radio, algo que, imagino, jamás se había hecho. Algunos nos miramos y nos encogimos de hombros, pero la decisión había que tomarla al instante.

Los demás colegas tenían otras transmisiones. Todo apuntaba para el periodista del grupo. No niego que al inicio tuve recelos, pero con mucho coraje me dije: si Pupo está dando el máximo, la radio también tiene que darlo”.

Al instante,  armamos una revolución en nuestra sala de transmisiones. A la final le quedaba poco. Había que correr. Las dos cabinas estaban ocupadas con otras trasmisiones y acordamos ―con la siempre valiosa cooperación del técnico Eduardo Rodríguez―, colocar un micrófono fuera de las cabinas, casi a su lado, y describir como se pudiese la final del tiro.

Pupo apenas fallaba. En cada ronda de disparos hacía 4 o 5 dianas. Transmitíamos lo que iba pasando e íbamos sintiéndonos cada vez más cómodos. En nuestro estudio se respiraba tensión, pero optimismo y alegría. Todos dejaron de momento sus actividades y volcaron sus miradas al tiro. Estaban expectantes. Imagino que también lo estaba parte de Cuba.

Los colegas estaban al tanto de cualquier detalle que se me pudiera escapar. Recuerden que las condiciones eran improvisadas. De pie, micrófono en mano, solo algún papel de referencia. Claro, la señal de TV lo daba todo, o casi todo. Era nítida. Estábamos en unos juegos olímpicos. Pupo buscaba el primer oro de Cuba en Londres.

Cuando el favorito Klimov es eliminado, ya hay medalla.  Solo quedan 3. Pero el cubano está en su día y la radio está ahí reflejando el momento, sobre todo con mucha emoción, objetividad, optimismo. Luego se va un tirador asiático y solo quedan por el oro, Pupo y Kumar, de la India.

Tokio Dome, 2017. Clásico Mundial de Béisbol, con Frederich CepedaLa maestría de Pupo fue tal ese día, que a falta de una ronda de disparos ya tenía el oro en el bolsillo. Aunque fallara sus últimos cinco disparos era inalcanzable por Kumar. De todos modos se despidió a lo grande, con un 4 que le dio el récord olímpico y el primado mundial igualado. Su concentración era tal que demoró unos segundos en esbozar una sonrisa, en festejar. Hasta me pregunté. ¿Esto se acabó o sigue?

Mi colega Manolo me hace señas de que ya es campeón, pero no me confío. Demoro unos segundos en “explotar” de alegría y exclamar a todo volumen “Pupo es el campeón olímpico, medalla de oro para Cuba”. Tal vez los mismos segundos que demoró Pupo en bajar la tensión y sonreír. Pero en la radio eso es imperceptible. Creo que nadie se dio cuenta. Al menos, eso me han hecho saber.

Ese día, el tiro cubano hizo historia y la radio cubana tuvo el privilegio de inmortalizar el momento.


Hay tanto por compartir, tanto por develar de las ondas y del músculo en su viaje infinito. Hay héroes de la comunicación y héroes del deporte, unidos en un solo instante. RADIAciones  apuesta por ello.

Advierto, eso sí, que hay vivencias de todas las cuerdas, de todos los matices, como aquella que ocurrió cierta vez en el Canal de la presa La Coronela que a la larga resultó El Canal de las sorpresas… pero esa es otra historia, la próxima historia, contada por Luis Izquierdo. ¡Nada menos! … 

 

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