Entrevistar a Fátima Patterson, una estrella de la escena

Es una mujer de teatro, pero acaso no la recuerdan en el filme Ciudad en rojo, de Rebeca Chávez. Aquella mujer que desanda la ciudad rebelde, que camina y desespera, con sus libras para aquí y para allá. Unos instantes le bastan para pasear su carisma.

Es una luchadora. La tengo ahora mismo en la pequeña cabina. Es mía y de todo el que escucha.Cuenta generosamente parte de su historia familiar, de su casa pobre, de las hendijas por donde entraba el sol. «Hay que saber de dónde venimos para saber a dónde vamos», apunta.

Estudió piano, teoría y solfeo con la legendaria Dulce María Serret. Se inicia en la radio y la televisión en los setenta, pero su desborde necesitaba algo más. Raúl Pomares lo supo, se lo dijo. Y comenzó su andadura teatral y humana por el Cabildo Teatral Santiago. Y su búsqueda raigal en la tradición y en ella misma, bisnieta de esclavos, hija de un músico y una lavandera, madre desde los dieciocho años.

En ese descubrir y desandar por el barrio, tendrá un encuentro de otro nivel con una imagen. Se trata de Gladys Linares, la campanera de la conga de Los Hoyos. Verla y sentirla. Verla y ponerse a escribir Repique por Mafifa fue una sola cosa. Intentó que otros protagonizaran lo que había escrito, pero fue ella misma quien la corporizó. No podía ser de otro modo. Leyenda sobre la leyenda.  

En 1992 se crea Estudio Teatral Macuba. «Fue una necesidad», me repite. Y la actriz y dramaturga, se convierte en directora de un colectivo que no ha hecho más que crecer. Trabaja sobre la poesía antillana, los sistemas mágico-religiosos, la herencia profunda de la gente.Basta citar dos obras Iniciación en blanco y negro para mujeres sin colory Ayé N´ Fumbi (Mundo de muertos) para entenderlo.

La he visto brillar, la he visto vital al celebra sus 45 años de vida artística en la sala Dolores, en una contada gigante. La he visto en reseñas en Bucaramanga, en Liverpool, en Camagüey. La he visto organizando la Bienal de Oralidad en Santiago de Cuba. La he visto como miembro del Consejo Nacional de la UNEAC.

La he visto en los ensayos, en la calle, en el hogar. Y ahora la tengo aquí en la pequeña cabina de radio, convertida en flamante ganadora del Premio Nacional de Teatro y concuerda con ella. «Las cosas que me han pasado no han sido por suerte, las he luchado». Y los aplausos vuelan más allá.

Foto cortesía de Naskicet Domínguez

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