El «Reloj» de Omayda

Para quienes están muy alejados del medio, ella era la directora, desde hace 10 años, de la emisora de las horas y los minutos en Cuba, Radio Reloj. Pero los que la conocieron, los que trabajaron bajo sus órdenes, los que compartieron su trabajo profesional, la lloran hoy, porque la querían y seguían y porque admiraban sobremanera a la mujer que luchó de frente contra el cáncer y aunque perdió, lo dio todo, hasta el último instante, hasta el último milisegundo en que estuvo en esta Tierra.

En el pasillo de Reloj el ajetreo es cotidiano; pero hoy, al caminar allí sientes el eco de tus pasos y el silencio ensordecedor que genera el sufrimiento y también sientes el tormento que se esconde tras las puertas, en los lugares más arrinconados, y donde mejor se llora y uno puede escuchar a su propio corazón hacerse un estrujo.

Cuando de corazón se habla, el de Reloj es la redacción periodística, donde se fabrican los minutos que por 24 horas, todos los días del año, llenan el éter de la isla. En ese sitio encuentro a los que me evitan, nadie quiere hablar de lo que todos hablan, pero vale la pena hacerlo, porque cada palabra es un homenaje a Omayda.

Cuando ella comenzó a trabajar en la emisora, a principio de los años ochenta, era una recién graduada de la Universidad de La Habana. Eladio Álvarez Fonseca, actual especialista en la Dirección de Economía la recuerda con el ímpetu juvenil que nunca perdió, formarse como reportera y después verla escalar a golpe de talento, trabajo y sacrificios hasta convertirse en Directora.

Yaima Concepción Rodríguez, quien forma parte de la redacción «relojera», llegó en el año 2009 para ocupar la plaza de Especialista de Medios Audiovisuales. A propuesta de Omayda ella se hizo redactora. Hoy, con la voz rasgada, dice:

«Durante el tiempo que fui especialista trabajé directamente con ella y así pude apreciar lo grande que era. Para mí no se ha marchado aún. El colectivo de Radio Reloj sabe ahora lo que tiene que hacer porque ella nos lo enseñó, nos educó bien y por eso creo que lo mejor que hizo, además de dedicarle su vida a la emisora, fue educarnos y «Reloj» sin ella siempre va a marchar bien porque ella va a estar presente siempre».

Por su parte, Leydis Hernández, editora web, recuerda que se incorporó en el tercer año de la carrera de Periodismo. Tras haber adquirido antes una buena experiencia en las prácticas laborales, desde hace dos años integra el colectivo: «Aparte de que me hubiese gustado Radio Reloj, fue el carácter que le imprimía Omayda a la emisora, el sentido de pertenencia, y lo respetuosa que siempre fue con los trabajadores y más que todo cómo defendía a Reloj y a sus periodistas. A los jóvenes siempre nos supo dar oportunidades, fue muy sincera con nosotros y siempre estuvo dispuesta a ayudar cuando uno la necesitaba».

Una de sus más cercanas compañeras, Alina Sánchez del Collado, escribió en su perfil de Facebook: «Omayda, por siempre con nosotros. Radio Reloj sale hoy al aire con su voz quebrada por el dolor. Hay llanto y congoja en los trabajadores de esta emisión pues hemos perdido a quien ha sido el alma, guía y ejemplo de conducta. Omayda Alonso, nuestra directora, durante años luchó con entereza contra la enfermedad, hasta que finalmente su vida se extinguió».

«Omayda ha muerto y cuesta mucho estar lejos. Siempre ha estado y estará en mis pensamientos y oraciones, es esa voluntad a toda prueba por vivir a plenitud, en no permitirse flaquezas de ningún tipo. Una mujer brava, dura, estoica, valiente para defender a Radio Reloj y para luchar hasta su último aliento por vivir», reflejó en su perfil de Facebook la periodista Aydenis Ortega.

«30 años de vida laboral en nuestra querida emisora, y 10 dirigiendo a su colectivo, a prueba de balas porque eso es cada jornada relojera, una constante batalla por hacerlo cada segundo mejor. Gracias por todas las enseñanzas, todas. Gracias por ese ejemplo, gracias por la confianza. Que dios te acoja en su seno y te lleve a descansar».

A pesar de la tristeza y el vacío que dejó Omayda Alonso, el denominador común de los «relojeros» es agradecerle a su Directora las enseñanzas que les dio, pero también se eterniza el desafío de honrarla y el compromiso de cuidar la joya por la que ella dio su último aliento de vida: Radio Reloj.

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