-De amplia audiencia, no cabe duda. Los programas políticos y, dentro de estos, el que muchos consideraran el más importante dentro de aquellos años de enfrentamientos en la arena política republicana. Dentro de tal entorno hacía uso de la palabra Eduardo Chibás.! Pueblo de Cuba ¡; así comenzaba siempre el líder del partido Ortodoxo quien, con su voz fuerte y enérgica hacía denuncia de los desmanes cometidos por el gobierno de los auténticos y sostenía la necesidad impostergable de un adecentamiento de la vida pública cubana expuesta en aquella frase emblemática: ¡ Vergüenza contra dinero!.. Sin duda
Chibás, quién hizo de la Radio tribuna excepcional despertaba simpatía, movía conciencias y acumulaba audiencia y seguidores de su postura ética dentro de los diferentes estratos de nuestra sociedad. También José Pardo Llada tuvo, en aquellos años 40-50, un auditorio importante hasta el punto que – eso lo escuchábamos por boca de nuestros mayores – en las elecciones del 48, creo, hubo de alcanzar, gracias a su espacio radial,- una impresionante cantidad de votos y tal resultado lo colocaría en la Cámara de Representantes. También en aquellos tiempos, quizá un poco después, se escuchó a otras voces “ altas “ que descendieron de las alturas radiales cuando el proceso revolucionario iniciado en el 59 abrió las rutas hacia la opción socialista. Una opción política, social y económica dentro de la cual nunca los politiqueros podrían encontrar espacio. Así, dichas voces se apagaron en el éter insular para entrar en connivencia con – y servir – al enemigo.
-Antes de comenzar esta ronda de conversaciones radiales me hablaste de una frustración personal por entonces.
-Así es: me perdí a Salvador García Agüero, ese maestro y comunista cabal quien era calificado como un orador notable. Y lo digo de esta manera porque ese era el juicio que sobre él no partía solo de los comunistas reconocidos en mi pueblo por su militancia sostenida: Exuperancio Espinosa, Melchor Guerra, Surís, entre otros. Porque gentes de diferentes filiaciones solían reconocer no sólo la capacidad intelectual de García Agüero sino, y de manera muy especial, su elocuencia y su desenvolvimiento como tribuno. Por tanto, he tenido que conformarme, cuando imparto un curso de oratoria en la universidad, con la referencia a ese maestro y la consulta de un tomo que recoge algunos de sus trabajos.
-Si te parece entramos en los programas culturales.
-Desde luego, en la Radio de entonces también se concedía lugar a los programas culturales. Uno de estos, Universidad del Aire tenía como moderador a Jorge Mañach, ensayista y profesor universitario, reconocido como una figura importante dentro del área de la cultura nacional – también moderó Ante la Prensa, para la TV – y cuyos trabajos solían aparecer de modo sostenido y habitual en la prensa de la época. Le acompañaba en cada programa un panel de personalidades, no siempre el mismo, que variaba según el tema escogido. Ello garantizaba, dada la calidad intelectual de los participantes, la atención de un público avisado que trataba de escuchar esa transmisión e incluso de alcanzar los Cuadernos de la Universidad del Aire en los cuales se plasmaba en la letra impresa el contenido de las conferencias de cada domingo. Puede afirmar que en la biblioteca de mi padre figuraban muchos de estos y, otra cosa, todavía se llegó a transmitir al menos en el primer año de la etapa revolucionaria. Sin embargo, con el nombre de Universidad Popular del Aire, bajo la dirección del Cro. Espigul y con el Dr. Julio Fernández Bulté como conductor y moderador, salió al aire un programa con fines similares, de divulgación cultural, dentro del cual tome parte en una oportunidad junto al escritor uruguayo-cubano Daniel Cavaría donde examinamos el tema de la novela policíaca y de espionaje. No obstante, y es de lamentar, este programa dejó de existir pese a que aportaba, en el orden indicado, una cuota importante de información cultural a quienes lo seguían.
-En otras oportunidades me has hablado de un programa titulado Titanes de la Epopeya.
-Muy cierto, en este caso, histórico. Siempre referido a nuestras luchas por la independencia. No recuerdo ahora si lo escribió, al menos durante un tiempo, ese gran escritor y gran amigo, Félix Pita Rodríguez y luego lo continuó Enrique Núñez Rodríguez; lo que si me viene ahora a la memoria es el contenido de dos de aquellos programas. El primero abordaba los sucesos que culminaron el 27 de Noviembre de 1871 con el fusilamiento de los estudiantes de medicina y, el segundo, la historia de un hombre, un combatiente por la independencia de Cuba, a quien los españoles le mataron a un hijo. Contaba el programa que aquel hombre empleó cien clavos para construir el ataúd para enterrar al hijo, y fue matando a un soldado español por cada uno de los clavos que usara.
-Un programa de Radio bien interesante. Ahora bien, profe…podemos pasar revista a directores, artistas en general, que hicieron de la Radio un motivo artístico y multifacético.
-Resulta innegable que la Radio cubana contó con elementos valiosos en todos estos órdenes. La nómina de actores y actrices de calidad es, qué duda cabe, amplia. Los de antes, y los de hoy, han dejado huella y recuerdo grato entre la radioaudiencia. Recuerdo que, aún cuando era niño, solía escuchar el nombre de María Valero, actriz española quien muriera de modo trágico en un accidente de circulación cuando atravesaba una calle con el propósito de contemplar un cometa aparecido en nuestros cielos en esos días. No menos sucedía con las ya mencionada Marina Rodríguez, Gina Cabrera, Mery Mumné, Asunción del Peso, Bellita Borges, Raquel Revuelta, Lilia Lazo, Marta Jiménez Oropesa, Aurora Pita, Minín Bujones por citar solamente a algunas y entre los actores ganaron justa fama, además de aquellos cuyos nombres cité en el capítulo anterior, Enrique Santiesteban ¡ brillante ¡, Erdwin Fernández, Idalberto Delgado, Raúl Selis, Manuel Estanillo, Agustín Campos, Carlos Paulín, Juan Carlos Romero, cómicos como Enrique Alzugaray, Jiníguano,…sin olvidar a los grandes animadores como Cepero Brito y Germán Pinelli y a otros artistas, cuyos desempeños en otras áreas de la faena artística, todavía recuerdo. Vaya, a modo de ejemplo, el maestro Luis Carbonell, con sus interpretaciones insuperables de poesía vernácula (las famosas cartas). Todos ellos llenaron con su hacer una época- parte de la que se encuentra en mi memoria – y algunos alcanzaron la etapa revolucionaria y aportaron su esfuerzo en nuestra radio y Televisión: Hagamos memoria de Cepero como moderador de Escriba y Lea, de Santiesteban, Pinelli y María de los Ängeles Santana en San Nicolás del Peladero; José Antonio Rivero, el encargado, en Alegrías de sobremesa. Además, si de escritores se trata, se impone mencionar a Arturo Liendo, Armando Couto, Enrique Núñez Rodríguez (¿ cómo era capaz este hombre de escribir tantas cosas a la vez y hacerlo bien como resulta indiscutible que lo hizo? ), algo que después haría con calidad y buen gusto Alberto Luberta para Limonta, Marta Jiménez Oropesa, Aurora Basnuevo, la mulatísima, “ …Y entonces, ¿ cómo quedo yo «
-Amigo mío, el tiempo se nos acaba y dejamos a nuestros lectores a la espera de una nueva cita donde la protagonista tiene varias palabras para siempre: Radio cubana…un sonido para ver.