Desde la inmensidad de la locución

Creo que a partir de ese momento la admiré mucho más, pues constaté en Virgencita, como solemos llamarle sus compañeros y amigos, no solo a una tremenda voz, descubrí a una fémina digna, a una madre ejemplar, a una esposa incondicional y por encima de todo, a la locutora capaz de dar a nuestros espacios radiales un toque de distinción y ternura, con su sobresaliente profesionalidad.

Por estas y otras razones, al conocer de su selección como acreedora de la medalla Raúl Gómez García, el más elevado reconocimiento que otorga el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura a quienes logran una destacada labor, corrí a su encuentro para descubrirla desde la inmensidad de la locución.

Supe que Virgen es natural de Las Tunas, donde se desempeñaba como Instrutora de Arte en la especialidad de Teatro en la Casa de la Cultura Tomasa Varona, en el momento de envolverse en el mundo de micrófonos y consolas de grabación:

Allí —comentó—  los instructores de las diferentes especialidades haciamos actividades, el de artes plásticas decoraba el escenario, el de música cantaba o acompañaba a los intérpretes y yo en mi condición de instructora de teatro animaba los espectáculos. Fue en esas reiteradas actividades que las personas comenzaron a escucharme, a fijarse en mi voz y en otros elementos distintivos asociados a las cualidades vocales, hasta que a alguien se le ocurrió sugerirme que hiciera locución, lo cual me sorprendió, aunque lo tuve en cuenta. La primera vez que me escuché en una grabación quedé estupefacta, porque realmente no imaginé que mi voz se proyectara de esa forma, me gustó y sin pensarlo mucho me presenté en una convocatoria para un curso de locución que por esos días tenía lugar en Las Tunas. Confieso que no le dí la importancia requerida al asunto, pues ya tenía una carrera consolidada como instructora. Sin embargo, durante el tiempo de estudio mi interés por el mundo de la locución creció paulatinamente, sobre todo cuando veía la cara de satisfacción de los profesores ante mi desempeño, entre ellos el rostro de Jorge Carbonell López, a quien recuerdo con muchísimo cariño y agradecimiento porque siempre creyó en mí y me alentó a concluir la preparación. Terminado el curso tuve la dicha de trabajar con personas de muchísimas experiencias en Radio Victoria. Con ellos hice revistas informativas, noticieros, musicales, programas para jovenes y para niños, en fin, todo aquello inherente a un locutor.

¿Cuándo llegas a La Habana?

Fue en el 85, la primera emisora que me dio la bienvenida fue Radio Reloj, toda una escuela para cualquiera con disposición para aprender de verdad. Después estuve en Radio Rebelde, Radio Ciudad de La Habana, Metropolitana, la COCO, y Taíno, hasta llegar a Radio Cadena Habana (RCH), donde me desempeño actualmente en el programa Musicales Habana, junto a René González Duzá, un locutor de mucha experiencia y de elevadas condiciones humanas. Hago, además, algunas promociones para la televisión, medio al cual entré hace varios años para hacer la locución del programa Hurón Azul, luego de que la actriz Susana Pérez saliera de éste.

Hiciste el programa Estaciones, altamente escuchado por la audiencia ¿Qué representó para ti trabajar en él?

Cuando comencé en Estaciones sentí, como decimos en buen cubano, que esa camisa me quedaba grande, sin embargo, su entonces director, Bruno Suárez Romero, trabajó conmigo muchísimo y gracias a él, a su interés y útiles consejos, fui adecuándome paulatinamente al estilo del programa hasta hacerlo totalmente mío. Fue una plaza radial con un objetivo predominante: lograr que los escuchas encontraran entretenimiento, pero a la vez buenos consejos para la vida, felicidad y amor en el más amplio significado de la palabra. Los miércoles la emisión se dedicada al amor y la amistad. Interactuaba con los oyentes, los interconectaba y en un acercamiento que superó las expectativas, muchas personas de diferentes sitios de la geografía cubana se conocieron, establecieron amistad, se enamoraron y crearon hogar y familia.

¿Cuánto significa para ti la medalla Raúl Gómez García que recientemente te otorgara el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura?

Compromiso y motivo para ser mucho mejor, para ofrecerme a mi profesión con mayor sinceridad y altruismo, sobre la máxima de que la radio es belleza, fantasía y sobre todo, entrega desinteresada a un público que espera cada mañana, tarde o noche por la sensibilidad de alguien que frente a un micrófono se entregue en cuerpo y alma, desde la inmensidad de la locución.

 

 

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