Martha Beatriz Rodríguez: una voz resonante en CMKS

No obstante, Rosillo insistió hasta que convenció a quien era la Jefa del Departamento de Información y Comunicación del Sectorial Provincial de Cultura, para que se matriculara en un curso de locución…

Y desde entonces la audiencia escucha por las ondas de la planta radial de CMKS, la voz ferviente, espontánea y controversista de Martha Beatriz, presentadora de disímiles espacios en la radio, en el canal de televisión Solvisión, en la Casa de la Trova «Benito Odio», todos dedicados a la cultura y tradición, especialmente los de esta tierra entre valles y montañas.

Con las experiencias vividas de la Premio Guamo 1998 -reconocimiento otorgado por la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC) en la provincia por su destacado papel en la promoción de la cultura- se podría editar los capítulos de un libro autobiográfico, mas elegí fragmentos de la entrevista que me concedió a través de la red social de Facebook para, quizás, entender por qué tanta pasión y elocuencia a través del micrófono.

P: Martha, siempre comentas con orgullo sobre tu procedencia campesina en Yateras, ¿en cuál paraje de esas montañas naciste?

MBR: Yo nací en un lugar intrincado, llamado Piedra la Vela, que ahora es núcleo principal del Parque Alejandro de Humboldt. Mi padre tenía una finca en las márgenes del Río Toa, donde sembraba cafetos, viandas y vegetales, además de una gran variedad de animales de corral. Allí fui muy feliz y mi diversión preferida era lavar la ropa en el Toa, para bañarme durante horas en sus aguas transparentes.

Aunque viví en medio del monte, en casa teníamos el privilegio de tener un radio marca ZENIT, con el cual escuchábamos los episodios y programas musicales. Nunca olvido «De Cuba traigo un cantar», que se transmitía por Radio Liberación, también «Tía Tata cuenta cuentos» y otros más.

En mi escuelita de Piedra Vela cuando matriculé en cuarto grado, reconocieron el papel educador de mi madre, quien fue mi primera maestra. Allí recité mis primeras composiciones, y a la edad de 15 años nos mudamos para la ciudad de Guantánamo, para que yo continuara con mis estudios superiores.

Disfruté mucho de aquel ambiente. En mis cumpleaños se organizaron fiestas changüiseras, asistí a los Altares de Cruz y recibí mucho cariño de todos los que ya auguraban que Martica era una muchachita despierta y comunicativa. Nunca me he desprendido de esa influencia magnífica.

P: ¿Cómo fue tu preparación durante la vida estudiantil?

MBR: Recibí una gran influencia de mis profesores todos, especialmente los del Pre Universitario Rubén Batista Rubio, fue un claustro de maestros que en la medida que pasa el tiempo, más valoro. Cómo olvidar a Isaac Puente, Alberto Pernas, Justo González, Inalvis Jeffers, Nuria Menéndez, Belkis González y muchos otros que por razones de espacio no puedo mencionar.

Llevada por el ejemplo de mi profesora Belkis González solicité la carrera de Historia y partí hacia La Habana. El Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona recibió a la guantanamera entusiasta, y allí recibí muchas oportunidades, sobre todo como aficionada a las artes. Canté, hice teatro y durante ese período conocí a muchos artistas; es ahí donde surgió en mí la necesidad de resaltar los valores de la cultura, lo que a mi regreso se concretó en acciones hacia mis alumnos.

P: Eras profesora de Economía Política y trabajaste en el Instituto Superior Pedagógico, actual Universidad de Guantánamo ¿de qué manera lograste desempeñarte en los salones de clases?

MBR: Ese centro me permitió realizar mis sueños de influir en el desarrollo de la cultura y las artes en los alumnos aficionados que ya tenían un fuerte movimiento. Fui designada Directora de Extensión Universitaria, desde esa responsabilidad trabajé incansablemente por volver a colocar al Grupo Jagüey en los sitios más altos del arte universitario, y con la ayuda de muchas personas lo logré. Fueron años de creación de agrupaciones de teatro y se destacan los lazos con agrupaciones changuiseras profesionales y aficionadas que ayudaron al surgimiento del primer grupo de changüí universitario en Guantánamo y en Cuba…

P: No son pocos los proyectos que has logrado para que se conozca la identidad y los valores locales ¿Podrías mencionar algunos?

MBR: Para mi fortuna he participado en varios proyectos con repercusión social, en la radio, la televisión y en la comunidad. Puedo citar en la comunidad de San Justo,  Barrio Barroco, mediante el mismo pude resaltar los talentos de esa circunscripción al este de la ciudad de Guantánamo, y a la vez reconocer a las personalidades que viven allí.

Con la sucursal de la Agencia para las Promociones Musicales y Literarias (ARTEX), realicé «Entre Artistas», en el Patio Sandunga y «Dónde Está la Voz», en la Casa de la Música La Guantanamera; esta última resultó una vía para dar oportunidades a jóvenes cantantes, y varios de ellos encontraron espacios en agrupaciones profesionales, como El Coro Masculino y El Mariachi Sol Naciente, entre otras.

En la radio sobresalen los espacios De Madrugada; aún las personas recuerdan aquel club de oyentes, el intercambio a esas horas en vivo con los que dejaban de dormir para escuchar el programa. Después de cuatro años y medios sin apenas dormir, terminé infartada en medio de la realización del programa. CD Récord fue otro espacio radial, que nos permitió influir en la información y formación de un gusto estético en todas las generaciones de seguidores con los que contamos.

Especial recordación para el programa televisivo La Cumbancha, con el que entré en la televisión a pesar de muchos detractores que consideraban que mi edad y falta de belleza no me permitirían alcanzar la audiencia necesaria para este proyecto. Se equivocaron los que así pensaron y piensan, el arte de comunicar nada tiene que ver con los supuestos patrones de belleza que algunos superficiales defienden.

También tuve una fructífera experiencia con el proyecto Trova Mía. Durante año y medio nos insertamos en La Casa de la Trova Benito Odio, y logramos dar una nueva vida musical a esa institución. Las presentaciones en su portal cautivaban a los transeúntes, guantanameros que se detenían en el umbral del recinto todas las mañanas para disfrutar de una programación que juntaba a todas las generaciones de trovadores. Logramos organizar concursos de canto, eventos, presentaciones en la radio y la televisión, hicimos grabaciones y realizamos intercambios con trovadores santiagueros. Gracias a ese proyecto Guantánamo conoció al Septeto Santiaguero antes de que fuera reconocido nacional e internacionalmente.

P: Recibiste el premio Guamo que otorga la UNEAC ¿cuánto significó para tí ese momento?

MBR: He experimentado tres veces una emoción indescriptible, cuando nacieron mis hijos, y aquella noche de 1998, cuando en una ceremonia hermosa en el Hotel Guantánamo, el presentador Aurelio Cardosa anunció que ese año era compartido el premio Guamo de manera excepcional, y dijo el nombre del pintor Orlando Piedra y luego el mío; agradezco a mis amigos que me sujetaran porque, aunque soy muy fuerte, ese día mi cabeza iba directo al piso. Se había cumplido la profecía de mi hijo que pequeñito me decía, «el premio es para ti mami»; si no hubiera sido así cómo justificaba yo haber faltado tanto tiempo a mi casa, trabajando, trabajando muy duro. Comenzaba en la radio, por lo que tuvieron en cuenta mi labor como promotora cultural, era también la primera vez que lo recibía una promotora.

P: A veces se te siente insatisfecha porque no titubeas para expresarlo a través del micrófono.

MBR: El promotor de la cultura se sacrifica al máximo por dar a conocer la obra artística, siempre he respetado a aquellos que se llaman promotores naturales; los puedes encontrar en los sitios más sorprendentes y su única aspiración es ayudar al crecimiento cultural. Nuestra insatisfacción parte de la actitud de algunos artistas y creadores que se muestran olvidadizos e ingratos, porque cuando alcanzan éxitos y se producen cambios favorables en su status social, ignoran a los que un día le tendieron la mano para darse a conocer.

Sí, he sentido el cariño, el afecto y el respeto de algunos, mientras otros sonríen con aires de grandeza y hasta te saludan marcando una distancia. Es penoso porque la promoción cuesta mucho en el mundo, deberían entender que en el Socialismo, los que la hacemos sin ningún interés monetario, merecemos más respeto, no sólo de ellos, sino también de las instituciones para las cuales trabajamos.

P: ¿Cuál es tu mensaje para la nueva generación que se interese por el arte de comunicar?

MBR: Creo que los jóvenes que elijan la comunicación como profesión, deben estudiar, estudiar y estudiar. Si quieren quedar en el recuerdo de alguien, no deben dejarse cautivar por los elogios que personas sin formación dejen deslizar a sus oídos; esta es una profesión en la que todos los días debemos esforzarnos por estar informados, conocer de todo un poco y no olvidar que no somos unos predestinados, sino que somos privilegiados por la vida que nos pone frente a un micrófono para influir en miles de personas.

Autor