A Iván y a su hermano Héctor los conocimos en ocasión de preparar la serie radial en 60 capítulos sobre nuestro libro “De Ñacahuasú a La Higuera”, que se transmitió por Radio Progreso en su estelar espacio de «La Gran Aventura de la Humanidad» como homenaje en el 20 aniversario de la gesta guerrillera en Bolivia. Fue una apreciada experiencia, con aquel colectivo de técnicos, profesionales todos, primeros actores y actrices de la radio y la televisión con quienes forjamos una hermosa amistad, de colaboración, cada uno puso una parte de sí, de su voluntad, de su tiempo, para que el serial en homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara y sus compañeros de la guerrilla, se transmitiera con la mayor calidad y rigor histórico posible.
Trabajar durante aquellas grabaciones con Iván o con su hermano Héctor, que fue el director general de todo aquel elenco artístico, constituyó una labor grata, de una experiencia inolvidable, por la disciplina y altruismo que existía en el colectivo que laboraba horas extras de forma voluntaria.
Entre los artistas que actuaban recordamos a Obelia Blanco, Jorge Rivera, Teresita Segarra, Marlon Alarcón, Lourdes Sánchez, Esteban Perea, con ellos hemos compartido alegrías y tristezas, como cuando fallecieron Magaly Alou, Julio Alberto Casanova y Héctor Pérez Ramírez.
Después de este último Premio a Iván conversamos en nuestra casa, y decidimos escribir este comentario de felicitación y dar a conocer, el aprecio por su constancia, dedicación, modestia, cultura, trato distinguido y alto espíritu martiano.
Iván nació en 1944 en un barrio de campo, nombrado La Lima, del municipio matancero de San Antonio de Cabezas, es decir, un niño campesino, llegaba a alcanzar grandes reconocimientos en la esfera de la cultura. Hijo de un ama de casa y de un padre dedicado a las labores del campo, sobre todo a conducir carretas de bueyes cargadas de cañas en el tiempo de la zafra azucarera, por caminos de lodo cuando llegaban las lluvias.
En sus primeros años en La Habana Iván vivió en una casa de vecindad y cuando tenía cuatro años de edad asistió por primera vez a una emisora radial y desde entonces no la ha abandonado. Es una personalidad eminente de esa medio de difusión, Trabajó en programas de aventuras, noticieros, novelas, cuentos, programas humorísticos, adaptación de novelas de grandes escritores nacionales y extranjeros. Narró que desde pequeño observaba como se maquillaban y vestían los personajes.
Afirmó que las escuelas del barrio le dejaron profundas huellas, especialmente la “Academia Martí” y su directora, que siempre lo tuvo como su alumno predilecto, con la aspiración de que se hiciera maestro.
Iván refirió que existía un programa radial muy escuchado dirigido por Rogelio del Castillo. Él y su hermano comenzaron a colaborar y firmaban con un seudónimo. El suyo fue “El Joven”; el de su hermano “El Príncipe Colaborador”.
En junio de 1957, Iván con 13 años de edad y Héctor, con 11 debutaron como actores para la radio, en historias cortas basadas en el pensamiento e ideario de José Martí, lo que contribuiría a su formación de patriotismo. Un año después el programa se convirtió en “Templo Martiano.” Al triunfo de la Revolución, pasó un examen riguroso en la Asociación Cubana de Artistas Teatrales, de actores aficionados, se convirtió en profesional.
Trabajó en Radio Rebelde, bajo la dirección de Violeta Casal, la voz rebelde de la Sierra Maestra en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. En 1963 se formó como operador de efectos, que compartía con la de actor en aventuras y espacios dramatizados. Se convirtió en narrador y locutor en programas como “El Cuento Cubano”, “Al mismo tiempo en la historia”. “Hombres de mar”, “El Cine” y luego de actor pasó a director.
De adolescente recuerda que en el patio de su casa, el padre construyó un teatro y personalmente hizo el escenario y las instalaciones eléctricas. Su mamá cosió los telones y su hermano Héctor pintó los decorados y él dirigía. Ofrecían espectáculos variados gratis (comedias, dramas y doblajes) para los vecinos del barrio, tal vez sean en Cuba los precursores del teatro comunitario.
En 1966 comenzó a participar en programas musicalizados y un año después en Radio Progreso como actor en «La Gran Aventura de la Humanidad» y «Así se forjó la Patria». También trabajó en Radio Liberación y en el “Noticiero» que transmitía Radio Habana Cuba, bajo la dirección de Julio Batista, uno de los grandes de la locución cubana y reconocido como la voz de José Martí.
Formó parte de los programas de educación masiva de idiomas extranjeros por radio e infantiles del Ministerio de Educación, de la organización científica del trabajo y cursos para la Universidad de La Habana. Se calificó en la creación de sonidos y efectos especiales para el programa “El Capitán David”, cuya trama se desarrollaba en el cosmo.
Desde 1980 es Presidente de la Comisión de Evaluación de la Especialidad de Musicalización, además de trabajar como actor infantil y locutor. En 1985, dentro de un plan piloto experimental, grabó con sonido estereofónico, los tres últimos capítulos de la novela “Ocaso de una estrella” y al año siguiente el primer seriado de diez capítulos, con realización dramática en sonido estereofónico, “Contra el agua y el viento” basado en el libro del comandante Juan Almeida en versión radial de Enrique Núñez Rodríguez y dirección de Gilberto Enríquez.
Junto al efectista Orlando Hernández y el grabador Reynaldo Suárez, formaron un trío para crear, buscar y grabar nuevas sonoridades para los programas radiales. Junto a ellos participó en la primera serie de Radio Progreso con sonido estereofónico de cien capítulos titulada: “Gómez, América, un solo corazón”, que se transmitió en el espacio “Así se forjó la Patria”, escrito y dirigido por Gilberto Enríquez.
En 1987 participó en el Fórum Nacional de la Radio y la Televisión con la ponencia “Experiencias de la Musicalización y Sonidos Estereofónicos». A petición del Departamento de Capacitación del Instituto Cubano de Radio y Televisión estructuró el primer curso de musicalización radial, que luego fuera extensivo a la televisión y que desde entonces lo imparte a nivel nacional.
Ha presidido el Tribunal Nacional de Evaluación de Musicalización de Radio y en 1993 escribió su primera novela radial titulada “Amor, Amor”, después vendrías otras, así como obras de teatro.
Nunca ha olvidado su pueblo de campo donde en la casa de la cultura “Regino Pedroso” inauguró “La peña de Pura Barquín” pianista de la localidad, con la idea de llevar compañeros de la radio y la televisión que alternen con los aficionados del poblado.
Ha adaptado para la radio numerosas novelas de la Literatura Universal. Confeccionó el proyecto “Taller de Actuación Radial” para impartirlo a jóvenes procedentes de la Escuela Nacional de Arte, o el Instituto Superior de Arte y de grupos de teatros con la intención de trabajar en la radio.
Ha participado en filmaciones de películas cubanas e impartido conferencias en Caracas, y un taller de Musicalización, organizado por la Radio Nacional de Venezuela. Se ha desempeñado como Jurado en varios eventos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Ha recibido múltiples reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de la Radio, Sello Laureado por la Cultura Nacional, Antonio Lloga In Memoria, Maestro de la Radio, Artista de Mérito, Premio Caracol, Medalla Raúl Gómez García, Premio Caricato, Sello por el Aniversario 80 de la Radio Cubana, Reconocimiento del Instituto de Historia de Cuba, Diploma Julio Lot, condición de ¨Maestro de Radialitas» y recientemente «Maestro de Juventudes».