por Marta Rojas era uno de esos nombres. No sabía como era físicamente -quizás de alguna Mesa Redonda-, pero conocía su carrera. Desde el primer día como estudiante los profes Iraida y Roger la mencionaron, pues de lo contrario sería obviar la estrecha relación entre la Historia de Cuba y el Periodismo.
Tres meses después de ese comienzo, el periódico Granma me acogió en mis primeras prácticas laborales. En la sala de reuniones estaba sentada Marta Rojas. Aunque no tuve la posibilidad de escribir bajo su guía en la redacción cultural, agradecí su caluroso recibimiento, sus anécdotas del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, sobre el juicio de Fidel, sobre la historia viva de los primeros años de la Revolución.
La intelectual, Héroe Nacional del Trabajo, no solo fue reconocida por relatar los sucesos del Moncada, sino también por su labor como primera corresponsal de guerra, cubana y latinoamericana en la guerra de Viet-Nam durante alrededor de 10 años, además de fundar el periódico Granma y haber sido jurado del prestigioso Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes.
La noticia de su reciente muerte impacta. A sus 93 años aún eran esperadas sus letras. Quien fuera Premio Nacional de Periodismo José Martí del año 1997 y ganadora del Premio Alejo Carpentier de novela 2006 se despide de la vida y deja una huella imborrable en el periodismo cubano y en el alma de nuestro país.