Ella considera su labor en el Departamento de Lengua Kreyol como su gran misión en la vida, porque ha podido realizarse en su batalla a favor del derecho del pueblo haitiano a utilizar su propio idioma.
Parece una hormiga laboriosa que no se cansa de evaluar y reflexionar sobre el sentido de su deber humano, en apoyo al considerado país más pobre y sufrido del mundo, pero Ana habla y convence sobre otras aristas que pocos analistas pueden ver con claridad en la situación convulsa que vive el hermano pueblo de Haití.
“ Hace 25 años que estoy en el Departamento de Kreyol en Radio Habana Cuba, pero éste existe desde hace ya 44 años, fue una decisión muy inteligente de la Revolución Cubana, pues en aquella época no había ni radio, ni televisión, ni periódicos en kreyol, mientras que la gran mayoría, el 97 % hablaba y se comunicaba en ese idioma y sólo un 3% – la élite que dominaba el país- , era la que hablaba el Francés. En los años 70 cuando comienzan las emisiones en kreyol, aquello fue un despertar para ese pueblo, que comenzó a luchar masivamente contra la dictadura impuesta por los Duvalier y sus Tonton Makut.
El kreyol como idioma es una expresión de lucha del pueblo haitiano por su soberanía, por su identidad, por su independencia, y para mí es una misión en la vida y doy las gracias a Radio Habana Cuba porque he podido realizarme en la batalla a favor del derecho del pueblo haitiano a utilizar su propio idioma.”
Las manos de Ana Kovac son blancas y corren veloz por el teclado de la computadora de su oficina en el corazón de La Habana, apremiada por el cierre en el tiempo de grabación. Su tarea es ofrecer información sobre lo que acontece en Cuba y el mundo, y mostrarle a los kreyolparlantes, donde quiera que estén, acerca de la realidad tan convulsa que vive la pobre nación caribeña. Cuando le pregunto sobre la incidencia de las grandes potencias en el destino de Haití, confiesa:
“Desde hace 200 años, Estados Unidos y Francia, los dos juntos quieren aplastar a Haití, el primer país que no solamente se sublevó sino que ganó su independencia y acabó con la esclavitud. En ese país a nadie le gusta Napoleón, porque fue el emperador que restableció la esclavitud en Martinica y Guadalupe, las potencias quieren convencer a ese pueblo a ser esclavo, es lo mismo que sucede con Cuba, que la quieren convencer a que desista del socialismo porque lo tildan de malo, que la salud gratuita es mala, que la educación gratis es mala. Con Haití han hecho lo que hicieron con Cuba, el robo de sus recursos, sus exportaciones, bloqueos, intervenciones bajo el telón de una “ayuda humanitaria por el desarrollo”, y uno lo que ve es otra cosa, ve que Haití se sume en la pobreza de la mayoría”.
“ Francia aceptó reconocer la independencia de Haití, que ya la había logrado por decisión de sus hijos, sólo si pagaba un impuesto o deuda que ascendió a 150 millones de francos oro, y lo más triste de la historia es que Haití pagó esa deuda durante 80 años, casi un siglo, los ricos de la Isla no fueron los que la pagaron, la pagó el pueblo haitiano con impuestos sobre el café, los mercados, la sangre del pueblo fue quien pagó a Francia ese débito”.
Los ojos de Ana Kovac se trasladan en el tiempo, como queriendo atrapar momentos vividos, conocimientos encarcelados, voluntad reprimida. Su lucha es nuestra lucha y sus ideas también las nuestras por un mundo mejor y posible. Las elecciones del 7 de febrero último en la isla caribeña, la tienen virtualmente poseída, pues de esas acciones saca ella conclusiones que bien vale la pena conocer. ¿Por qué crees que los grandes medios silencian la verdad haitiana?
“Todo lo que pasó con Aristide (Jean Bertrand Aristide) ha tenido como mayor ente manipulador a Estados Unidos, que siempre ha tratado, temido incluso, que el pueblo haitiano llegue al poder. En esa misma posición de Washington está la élite de Haití, porque hay ricos y multimillonarios allí que tienen hasta 800 millones de dólares en bancos privados, esa élite tiene miedo del pueblo y del poder del pueblo y de perder su status, temen el despertar de la conciencia colectiva.”
“René Preval, que fue presidente del 2000 al 2004, del Partido “L’ Espoir” (La Esperanza) es muy querido por el pueblo, hasta el nombre que adoptó su partido es distinto a L´Avalant (Avalancha). Para las elecciones EU trajo un ciudadano norteamericano, e impuso un candidato millonario de Texas, eso es una tremenda provocación contra la voluntad y la inteligencia de ese pueblo. Otro de los 33 candidatos, Latortue, lleva 30 años viviendo fuera de Haití, en Estados Unidos, ¿a quién engañan ellos? , y la historia de que acabaron con la presidencia haitiana precisamente en el aniversario 200 de la proclamación de la independencia, fue una afrenta y son hechos que hablan por sí mismos del odio y la rabia de Francia y de Estados Unidos contra la pequeña Isla ”.
Crees que esta avalancha de hechos contra Haití se debe a las intenciones de Estados Unidos de cercar, o tener un enclave a su favor para acorralar a Cuba y Venezuela?
“Claro, yo creo que sí, pienso que Estados Unidos no perdonó a Haití, porque reconoció y restableció relaciones con Cuba primero. Preval dijo una vez en una visita a Cuba que en Haití se dice: Después de Dios, los cubanos y creo que la cooperación y la solidaridad, a la que tanto le temen las potencias, es el camino real para el futuro de la humanidad, y lo que está haciendo Cuba es realmente revolucionario y muy esperanzador.”
Haití y su idioma kreyol siguen dándonos lecciones para todas las naciones del Caribe y Latinoamérica. Su historia de ayer y la de hoy así lo confirman, al decir del escritor Eduardo Galeano, en un artículo recientemente publicado en la revista digital Página 12: Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.
El conflicto electoral haitiano parece haber tenido un colofón el 17 de febrero de 2006, cuando los medios de prensa reconocían como nuevo presidente a René Preval, una nueva etapa se abre para el pueblo haitiano, que esta vez postuló y apostó por La Esperanza.