Olivo De León: La ciudadanía debe apropiarse de sus temas

«En primer lugar, hay que hacer respetar el rol de los periodistas en la sociedad porque somos forjadores de opinión e imágenes, subimos y bajamos políticos, hacemos a la gente y la proyectamos”, confiesa de León.

 

En exclusiva para el Portal de la Radio Cubana, el periodista dominicano añadió que “los medios tienen un papel fundamental en el comportamiento de una sociedad y esto implica cierta responsabilidad social. Por eso tenemos que hacer una sociedad con una mejor distribución de las riquezas, y en la cual se crezca, junto al Producto Interno Bruto (PIB). Anualmente nos dicen en América Latina que el PIB creció en un determinado porcentaje, pero en realidad solo crecen las economías de ciertas familias. Mientras, nuestra gente muere en las calles”.

-¿En América Latina, qué lugar ocupan los medios?

“Desde mi punto de vista en ese aspecto hay que proseguir trabajando puesto que en América Latina, los medios han de ocupar espacios de encuentros, intercambios, socialización, crecimiento y búsqueda para llegar a re/pensar cada proyecto político y social.

“En un contexto de cambios, la esfera cultural –colonizada por los medios- no puede ser una práctica aislada, ni una mera descripción, sino la suma de sus interacciones.

“En ese entramado, sobre todo las instituciones mediáticas, tienen que lograr un mejor anclaje para concebir mejores propuestas. No puede olvidarse que las mismas constituyen para los usuarios polos de identificación, están bajo la interpelación de las audiencias y tienen que ganar en la difusión de fórmulas, en la promoción de la participación social, en la apertura hacia las creaciones artísticas, en fin, en la posibilidad de ser escenarios de producción cultural.

“América Latina regresa de haber vivido la globalización neoliberal, cuyas huellas aún quedan en parámetros políticos, económicos y simbólicos. Un todavía sacralizado mercado intenta dominar el movimiento del capital y los negocios de las transnacionales mediáticas son una verdad que conduce a la privatización de la empresa pública”.

-¿Cuáles son algunas de las evidencias de esas realidades?

“Mira en Latinoamérica existen grandes corporaciones oligopólicas y monopólicas que concentran todo el poder mediático y conforman un entramado de intereses de oligarquías que no tiene nada que ver con las necesidades y visiones de los pueblos explotados”.

-Se señala que en América Latina, 150.000 horas de películas, series y eventos deportivos provenientes de Estados Unidos se transmiten mensualmente. Igualmente el 85% de las películas son de la industria hollywoodense, y el 77% de los programas de televisión que el planeta consume son norteamericanos Pero esa realidad ha de ser transformada. ¿En ese contexto, tiene sentido hablar de comunicación comunitaria?

“Y mucho, porque en las difusoras comunitarias se encuentran las posibilidades de diálogo, de debate colectivo, de experimentación sonora y performática y de conformación de identidades, tanto individuales como colectivas, que son constitutivas de la construcción de ciudadanía participativa, democrática y transformadora.

“La radio en particular es muy apreciada en América Latina para esos fines.Las emisoras, en especial las comunitarias, vienen desarrollando una práctica comunicativa que se diferencia del modelo dominante, porque sus proyectos buscan la transformación de las viejas estructuras económicas y sociales”.

-¿Eso hace entender que asistimos a la emergencia de una nueva comunicación en América Latina?

“Creemos que se inicia un nuevo período, sobre todo en la etapa de la legislación de las comunicaciones. Ahí están los ejemplos de Ecuador y  Argentina. Esas nuevas disposiciones implican una mayor participación de la gente y permiten la creación de organismos para supervisar lo que se hace. Una discusión similar se está dando en la actualidad en países como Uruguay y Brasil.

“Todo eso es una señal de que empezamos a vivir una nueva era. Entendemos que esto va a conllevar a que se vayan contagiando a otros países, y se priorice la participación de la audiencia en los medios”.

-Insisto en la participación de la audiencia ¿ha cambiado en la nueva realidad latinoamericana?

“Sí y debe seguirse transformando. La ciudadanía debe apropiarse de sus temas, de los que sean de su interés. Para ello cada día es más necesario el crear espacios alternativos frente al dominio que ejerce el poder económico mundial. Vivimos en una sociedad cada día más mediatizada a través de códigos y símbolos que son enviados hacia las distintas audiencias. Y desde la participación, esa realidad motiva a la construcción de una plataforma comunicacional orientada a desplazar la hegemonía ideológica y cultural hacia un modelo comunicacional en el cual los sujetos sociales, los trabajadores y los sectores populares -expresados mediantes sus organizaciones sociales- se conviertan, en los protagonistas de una ineludible metamorfosis.

“Ello implica la posibilidad de la conformación de espacios comunitarios, así como el manejo de las herramientas para reseñar y elaborar productos comunicativos acerca de sus actividades, problemáticas, luchas, logros y experiencias ciudadanas. De ahí la necesidad de consolidar el nuevo hombre mediante un proceso en cual transite de receptor pasivo y ejecutor de órdenes,  a ser  el verdadero protagonista de la  nueva sociedad”.

-Desde esa visión, ¿cómo entender la nueva comunicación latinoamericana?

“La nueva comunicación representa un instrumento que se propone defender los intereses populares a partir de un diagnóstico propio de las realidades. Cumple un papel fundamental y significativo. Su función social es aportar,  y hacer frente a las necesidades de los segmentos populares.

 

“Y en ese entramado, reiteramos, los espacios comunitarios son los más cálidos y seductores. Al tiempo, abren espacios para grandes desafíos, y expresan en su boceto y ejecución estrategias culturales que acceden a la gestión local de las comunidades, y rescatan lo propio.

 

“En la actualidad la principal función del nuevo comunicador es la de recoger las experiencias de la comunidad, seleccionarlas, organizarlas y ordenarlas y, así estructuradas, devolverlas a los destinatarios. No puede obviarse que comunicar es una aptitud, una capacidad. Pero es, sobre todo una, actitud.

“Ello supone ponerse en disposición de comunicar y de cultivar en los usuarios la voluntad de entrar en comunicación con los interlocutores. Los destinatarios tienen intereses, preocupaciones necesidades, expectativas y temas que les conciernen. De ellos han de apropiarse y re/apropiarse porque solo de esa forma se puede establecer hoy el diálogo”.

 

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