Radar de La Bajada, morada de insomnes centinelas

 

Este fundador del Radar Meteorológico está feliz de poder arribar a los 40 años del centro meteorológico en compañía de sus colegas Benigno Estrada Sánchez y Hermes Ledesma Medina, quienes además de ser fundadores de La Bajada son protagonistas de hazañas heroicas al enfrentar fenómenos climatológicos de los más variados, pero que siempre se han mantenido en el puesto de combate, así lo confirma el trabajo periodístico publicado en el sitio web de la emisora Radio Sandino. 

En su reporte la periodista Idalma Moreno Baños desde la www.radiosandino.icrt.cu refiere los recuerdos de Raúl Rodríguez cuando realizó la primera observación el 16 de agosto de 1973, justo a las 4.00 pm junto a otro compañero ya fallecido: Desde entonces labora con la convicción de dar lo mejor de sí en bien de la sociedad. El hecho de mantener informado al pueblo acerca de las condiciones meteorológicas es un reto grande y permanente.

La Estación de Radar La Bajada comenzó a construirse en el año 1972 como resultado de un financiamiento obtenido por nuestro país del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La Organización Meteorológica Mundial gestionó la creación de una red de radares en el área del Caribe, y para el caso de Cuba adquirió tres equipos del modelo RC-32B fabricados por la firma japonesa Mitsubishi Electric Corporation.

Y es tal el nivel de compromiso de ese colectivo en el Radar de La Bajada, que el Dr. José Rubiera lo definió en junio del año 2000 con estas palabras escritas en el Libro de Visitantes del Centro.  “Una visita de trabajo y placer: así puedo definir la primera vez que visito una magnífica estación de radar, una de las tres con RC-32B, los únicos del área del Caribe. Insomnes centinelas de huracanes y tormentas al sur del occidente cubano; gran ayuda al pronóstico y a la protección de nuestro pueblo. Las instalaciones son excelentes y la atención escapa a todo superlativo”.

Este colectivo del Observatorio La Bajada rememora constantemente días de intenso trabajo durante los embates de varios huracanes de gran intensidad, que afectaron al occidente pinareño y que toda la población del occidente de Cuba los recuerda bien por sus nombres; Isidore, Lili, Iván y Wilma.

Pero el quehacer de estos protectores de nuestras herramientas científicas fue ponderado en su visita hace muchos años por la Ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, nuestra inolvidable científica Rosa Elena Simeón, quien con sus propias palabras afirmara:

«Me he sentido muy orgullosa de dirigir trabajadores como ustedes, que no sólo son capaces de enfrentar un ciclón, sino además rescatar esta instalación, darle varios usos y demostrar que ‘si se puede’ cuando hay voluntad y decisión de enfrentar los problemas. Felicidades y muchos éxitos en el combate cotidiano de demostrar lo que es capaz el socialismo en este maravilloso país que es Cuba».

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