Santiago Alvarez: un hombre de su tiempo (I)

Un hombre no es solamente lo que está comprendido entre pies y cabeza.- escribió  Walt  Whitman. Y ese concepto me asalta con certeza por estos días en que el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano apasiona, nutre y multiplica las pantallas cubanas con las nuevas propuesta de cada final de año. Y  es época en que nuestra entrevista adquiere una fuerza de presencia imposible de obviar. Por ello, y por más, les presento a los lectores del Portal de la Radio Cubana a un hombre que ya está en la Historia del Cine mundial y que, vueltas y más vueltas de la vida, también fue un hombre de Radio y a la vez de su tiempo, el de la Revolución cubana. Lo que leerán lo escucho alguna que otra vez cuando dejo que su voz, en aquella ocasión algo opaca por la cercanía de la muerte en acecho, se expanda por mi sitio de trabajo y recuerde, a través de los casetes, palabras y silencio de un poeta a la manera de su cine universal.

Nos encontramos con puntualidad inglesa. Santiago Alvarez estaba sentado en una breve butaca. Vestía con suéter gris, de cremallera, que contrastaba con el pulóver azul. El pantalón mantenía la imagen de lo sobrio. A los pies unos tenis azul- añil. Lo vi gordo. En la cara un buen color y en la mirada una cierta luz intermitente.

Tras el saludo profesional me dijo que tenía frío y me pidió que pasáramos a la biblioteca. Nos esperan allí una mesa y butacas plásticas, de color blanco. Al sentarnos, mencionó las sesiones de dominó que allí tenían lugar, mientras yo descubría libros, una máquina de escribir, un televisor, tan indisciplinados en su ubicación que Hemingway hubiera dinamitado el lugar.

¿En qué momento comenzó la filmación? En verdad no lo sé bien, pero sí recuerdo sendas tazas de café oscuro que llegaron a la mesa y terminaron disueltas dos horas después en una especial transparencia.
Por fin, cuando sobrevino el grito: ¡Rodando! no podía imaginar que los silencios de Santiago Álvarez., que se fueron grabando en el casete, significarían la otra entrevista, la que no me concedió, la que no tuvo palabras pero sí reflexiones y miradas.

Ahora, recordar aquella mañana, pone tristeza donde se sabe.

– Yo nací en la Habana Vieja, en el callejón de Espada, número 8, primer piso. Como te darás cuenta, nací cerca de la iglesia del Santo Ángel donde fue bautizado Martí. También estaba el comité del Partido Comunista de Cuba, al que yo me acerqué a mi regreso de los Estados Unidos para inscribirme. Siempre he dicho que yo he hecho un cine que llamo Cine Urgente porque nací en una ambulancia y mucha gente no sabe ese detalle. Si mi madre viviera recordaría el trabajo que costó llevarla al hospital porque en ese momento había una huelga de transporte.

– ¿A qué hora ocurrió su nacimiento?.

– Fue sobre las ocho de la noche. Yo soy Piscis…. por si acaso te interesan por dónde andan los astros a los que yo pertenezco, que dan muchas vueltas… además, en sentido contrario. Y me preguntarás si yo creo en esa bobería del horóscopo y bueno, yo creo en todo. El horóscopo es un entretenimiento y tanto es así que tengo un proyecto de cine relacionado con él.

– ¿Cómo es la idea?.

– Será un documental con el título Los hombres que yo conocí y será un libro también. El documental tendrá una estructura especial horoscopiana, para poder aglutinar las ideas  que tengo sobre los hombres que conocí. Y entre ellos estarán Salvador Allende, Ho Chi Minh.. y en total unas sesenta personalidades que tengo seleccionadas y que se agruparán por el signo de su nacimiento.

– No hay nada más parecido al documental que usted.

– He descubierto que el cine documental en sus estructuras, sobre todo el que yo realizo, tiene una especificidad especial en el elemento dramático. De ahí que yo clasificara este estilo de cine documental con el nombre de documentalurgia, lo mismo que hay dramaturgia.  Y este nombre es para que inclusive la gente lo memorice. Pero volviendo al documental de que te hablo quiero puntualizar que tendrá un sentido humorístico y también irónico. Yo utilizo mucho la ironía y la sátira en todos mis documentales y todos tienen el sello del humorismo porque creo que la vida está llena de huecos humorísticos. Recuerdo que una vez hice un documental que me pidió la televisión de la República Democrática Alemana sobre el hueco. Ellos quisieron que yo hiciera un documental acerca del desarrollo de la construcción de viviendas en ese país. Les dije que cineastas suyos tenían realizados documentales sobre el tema y me parecía un atrevimiento de mi parte, y como insistieron hice un documental que titulé La importancia universal del hueco . Los alemanes abrieron así de grande los ojos cuando vieron el título y me dijeron que no sabían cómo traducirlo porque existía otra palabra en alemán para significar el hueco y que eso daría risa a los espectadores cuando lo leyeran. De cualquier forma el hueco está presente en todo el desarrollo de la vida: nacemos por un hueco, morimos y nos meten en un hueco, las guerras las ganan quienes más huecos hagan, estamos llenos de huecos con los poros de la piel. Si vienes a ver la vida toda es un hueco y esa parte del humor la trabajé para ese documental y me resultó grato realizar ese trabajo en un país que como aquel se manifestaba  siempre con su conservadurismo especial.

– ¿Qué recuerdos de la infancia se mantienen presentes en usted?

– Yo he sido muy politizado desde pequeño. Mi padre fue anarquista y eso me hizo a mi seleccionar políticamente hechos que iban a marcar mi propia vida. Yo a la edad de 15 años, más o menos, inicié una hora de Radio por la CMBN y después por la CMBZ, Radio Salas, y lo hice como director, con ideas propias. Esa hora se transmitía los domingos de nueve a diez de la mañana y la dividía en cuatro partes: tópicos juveniles, estudiantiles, sexuales y antiimperialistas. Con eso te quiero decir que empecé a través de la Radio a hacer cine. Para mi la Radio y el Cine son dos cosas muy parecidas.

– ¿Por qué?.

– Porque la Radio hace pensar a la gente y le crea imágenes para poder entender y emocionarse mejor y eso tú lo sabes bien porque has escrito novelas de Radio donde has tenido constantemente que partir de imágenes para llegar a la gente.

– Santiago, sus documentales ¿se basan o no en guiones?.

– Esto que te voy a decir siempre sorprende a la gente: yo no hago guiones. Y tú dirás que cómo puedo ordenar y organizar el trabajo de mis documentales o de los noticieros y bueno, no es que no haga guiones, lo que sucede es que estructuro y decido el montaje de todo mi trabajo en  el cuarto de edición, donde asumo el momento culminante del trabajo mismo a través de la creatividad. De todas maneras hago notas acerca de un tema especial que trataré en determinado documental. Llevo notas en la pre- filmación, en la filmación y en la post- filmación y también las escribo para estructurar finalmente el trabajo en el cuarto de edición, y sin embargo la realidad es que no hago un típico y convencional guión para los documentales y noticieros. El  problema es trabajar con las imágenes como en la Radio.

– Evidentemente usted es un apasionado de la radio.

– Lo soy porque ella transmite imágenes que van a componer una idea cinematográfica.

– ¿Escucha mucha Radio?.

– Yo me paso las madrugadas tratando de captar todas las ondas cortas que existen en el mundo y conozco muchísimos programas.

– Es un disfrute total.

– Lo mismo que la lectura. Yo gozo mejor leyendo una novela que viendo una película, porque en la novela la imaginación vuelve a ser creativa mientras que en la película la imaginación está hecha, no es nueva, y bueno, allá aquellos que gozan mejor los filmes, yo me quedo con una buena novela.

– Sin embargo usted es de Cine.

– No nací cineasta, ni artista; yo me hice cineasta y me hice artista. ¿Por qué aclaro eso?, porque en realidad así fue. Trabajando me hice artista y periodista cinematográfico y documentalista. El trabajo es el que ha hecho posible que esa vocación de periodista cinematográfico, que he tenido durante toda mi  vida, se pudiera desarrollar y proyectar en la forma que ha sido. Es decir, seiscientos noticieros han sido realizados directamente por mi y cerca de ciento veinte documentales, que se dice fácil pero que es trabajo.

– Anterior a su ingreso al ICAIC ¿dónde trabajaba usted?.

La respuesta de Santiago Álvarez fue para mí un descubrimiento de honda significación. Les propongo una segunda parte de esta importantísima entrevista que les acercará a un intelectual conectado con las raíces de la cultura cubana. Sobre la  Radio y Santiago Álvarez seguiremos  ofreciéndoles su impronta artística (a la manera de las novelas) en el siguiente capítulo.

 

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