El corazón de una mujer transformada en ave detiene el tiempo
Bajo la mirada cómplice de los satélites, llevando coreografías románticas y posmodernas de una ciudad a otra del planeta, mimada por el cariño de su pueblo, Alicia Alonso ha logrado el sueño secreto de la mayoría de los terrícolas: detener el tiempo.
Al final de la década del setenta, en el Gran Teatro de La Habana, la vi bailar por primera vez. Aplaudí su adagio del Lago de los Cisnes con el deslumbramiento de quien asiste a la revelación de un misterio, a la escenificación de una leyenda.


De niña sentía orgullo de pertenecer a la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), mucho más cuando conocí quién había sido el Héroe Nacional y todo lo que significaba ser cubana, cobijada por ideales como los del Apóstol.
EN AUDIO: Identificación de Radio Fomento
Niños adorados, sublimes, de encanto, de promesas, de sonrisas divinas; niños de allá, o de más acá, o de otro lugar; niños que con su inocencia subyugan, alivian y median entre lo oscuro y lo brillante para que continúe triunfando el bien, y la vida, y el futuro. Por qué deben morir cuando solo se han asomado a la vida, cuando son semillas preciosas para el porvenir, cuando aún sus pétalos débiles no han coloreado para el deleite de todos…por qué, por qué, una y otra vez…y no hay respuesta, y produce ira, dolor indescriptible, impotencia.