Buscando a Alicia Fernán

No solo yo. Otros también la descubrieron por intuición. Más tarde, por la fuerza de su imagen y voz. Fue su profesor de literatura del entonces Instituto del Vedado quien la llamó un día a su buró cuando era apenas una adolescente y le propuso incursionar en la poesía, en la declamación, en el teatro. Y en más. Alicia lo dudaba. Había sido siempre una niña tímida, callada. Pero lo obedeció y cual genio innato oculto inició su eterno andar en Pro Arte Musical.


Rosa María Godoy de Armas es probablemente una de las pocas realizadoras de radio que trabaja desde su propio hogar en Cuba. Como periodista de la emisora de la familia cubana se las ingenió para hacerse poco a poco de un pequeño estudio de grabación hace ya algunos años. Con un equipamiento mínimo, pero eficiente, concibe los productos comunicativos cual la mujer multifacética que es.
Hace poco, con motivo del día del estudiante el
Un monstruo, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre invadió el mediodía de algunos hogares cubanos durante algún tiempo. Se había precipitado para atemorizar y sembrar desolación. Era un minotauro que bramaba de furor. Su cuerpo sangraba. Dejaba huellas por doquier, incluso, por entre las líneas de aquel exitoso guión.
La primera vez que vio una película en la pantalla grande supo que quería ser cineasta. Quedó prendado al disfrutar la conjugación de la imagen y el sonido en una misma obra con tanta calidad. A partir de ese día, Oscar Pupo Hernández se las ingenió para convertirse en un productor de comunicación sonora o audiovisual a toda costa. Con apenas quince años tocó las puertas de la radio, algún tiempo después.