Destruyen hasta la vida
En la loca carrera por la supremacía mundial y el egoísmo galopante que siempre los ha acompañado, el imperio no repara, ni siquiera, en respetar la vida. Y es tanto el horror que en su propio patio se producen muertes inauditas, como pueden ser la de niños abatidos por el arma de un fusil en manos de un asesino o un orate, y ¡en su propia escuela! Pienso en los padres, su familia, sus amiguitos que no murieron en el ataque salvaje pero que quedaron totalmente traumatizados.