Un oasis de paz en el dial

Por: Alejandro Besada Helson Hernández baja del elevador junto con sus dos entrevistadas del día de hoy, jóvenes cantantes ambas, con las que habla y bromea. Irrumpe en el pequeño lobby de la emisora CMBF a toda velocidad. Ellas le siguen. Me ve. Me incluye en la comitiva y, después de los saludos protocolares, nos dirige a través de un estrecho pasillo a la cabina de grabación. No para de hablar, su cabeza anda en mil cosas a la vez: programas, galas, radio, música, arte… Para colmo, su larga zancada y paso rápido aumentan la sensación de vértigo total. Una puerta, dos puertas. La CMBF ha sido su casa durante los últimos seis años, ya no se pierde en estos recovecos, como le ocurre a este recién llegado. Llegamos a un descanso que da a tres habitaciones más a los lados. Por suerte, sobre una de ellas está el luminoso característico de las salas de grabación. Helson abre y entramos a la cabina de paredes azules y blancas de la Radio Musical Nacional, con el cristal que da a la sala de edición a la derecha de la entrada; en perpendicular a él, dos pares de mesas frente a frente, y varios micrófonos sobre ellas. Las jóvenes se sientan delante nuestro. Cuando Helson se acomoda, vuelve la calma. El interés por el arte me viene desde niño. Mi padre es el actor Manuel Romero. Ha hecho cine, radio, televisión. Justamente, en ese periodo de mi niñez empezaba su carrera y yo iba a todas las filmaciones, y me acuerdo de esos grandes actores del momento. Yo era el niño que andaba siempre perdido de mano en mano. Pienso que esa influencia de ver de cerca el proceso, de alguna manera, despertó algo que pudiera ya estar en mí. El Helson …

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