Altos niveles alcanzaba la guerra psicológica, la guerra económica, la guerra diplomática y la guerra mediática contra Cuba. La administración del gigante de las siete leguas, como le llamara nuestro José Martí, no cesaba de financiar, organizar y armar a la contrarrevolución interna, sin obviar sus planes de agresión directa, la que se produciría en abril de 1961.
Con la mayor crudeza y los mayores recursos se puso en práctica el siniestro plan de acción contra Cuba anunciado por el Presidente Eisenhower el 11 de diciembre de 1959, que incluía los ataques radiofónicos.
En ese sentido, el plan subversivo de la CIA en materia de guerra psicológica contra Cuba se amplió a partir del mes de mayo de 1960 instalando una emisora pirata en la isla Swan, perteneciente al territorio de Honduras. Dicha emisora contó con un transmisor de onda media con 50 kw de potencia al cual se dotó de un sistema de antena direccional apuntando hacia el centro de la isla de Cuba.
Ese transmisor había sido utilizado por Radio Europa Libre con iguales objetivos hacia los entonces países socialistas de Europa del este, hasta que David Atlee Phillips, alto oficial de la CIA, logró que lo desarmaran y enviaran por mar a la isla Swan.
Por su cercanía al territorio cubano esta radio pirata bajo el control y supervisión del propio Atlee Philips, con base en Miami, ofrecía una programación deformada e intencionada sobre la realidad cubana con ataques a la Revolución y sus principales dirigentes, estimulando a la contrarrevolución interna a realizar actos de sabotaje y otros tipos de acciones.
La construcción e instalación de la emisora citada, en una isla donde no existía población alguna, estuvo a cargo de las fuerzas de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, conocidos como Seabees (abejas marinas). Ya en funcionamiento, se le dio una fachada comercial intercalando cada media hora menciones de productos de firmas estadounidenses como la Coca Cola, Colgate, Pan American World Airways, y otras, como un servicio gratuito de promoción y propaganda.
Así, cuando la emisora contrarrevolucionaria salió al aire el 17 de mayo de 1960, desde sus espacios de noticias – en onda media o en la banda de 1160 khz, con 50,000 watts de potencia – se inició una guerra psicológica sin límites hacia la población cubana, la cual ha durado más de 58 años.
Para las transmisiones de Radio Swan, la CIA utilizó a locutores cubanos apátridas y cuyas voces eran reconocidas por los radioyentes en Cuba, y que procedían de emisoras nacionales como el Circuito CMQ, con el fin de lograr más aceptación de sus mensajes. Toda su programación era en idioma español.
La producción o temáticas de Radio Swan se hacía en Miami y se enviaba hacia la misma en un vuelo diario utilizando cintas magnetofónicas las que se situaban en tres máquinas reproductoras.
Al dársele un viso de emisora comercial y no clandestina, tenía como fin evitar posibles denuncias directas contra el gobierno de Estados Unidos. Para el montaje de Radio Swan se construyeron muelles de atraco, construcciones de edificaciones diversas y una pista de aterrizaje, para lo cual se contó con la colaboración decisiva de la United Fruit Company, con grandes intereses económicos en Centro América, como tuvo antes en Cuba hasta la aprobación de la Reforma Agraria.
Ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones – organismo que asigna y autoriza las frecuencias radiales -, Cuba denunció la violación radioelectrónica que se cometía por Estados Unidos con su emisora pirata en la isla de Swan, pero a pesar de contar con el apoyo de ese organismo, la administración estadounidense se dio por desentendida al no ser vinculantes los acuerdos tomados por esa instancia internacional.
En ese contexto, la formidable maquinaria propagandística del imperialismo yanqui no disminuiría sus intentos de silenciar o tergiversar la realidad cubana, así como fabricar todo tipo de calumnias. Su objetivo era muy claro, o sea, manipular todo tipo de información a fin de crear un ambiente propicio en la opinión pública e internacional que permitiera a los gobiernos de la región, subordinados a la política exterior estadounidense, el apoyo para la aplicación de medidas diplomáticas contra Cuba por parte de la OEA.
En 1968, y ante su fracaso anticubano, el Congreso de Estados Unidos de América mediante un recorte de presupuesto a los órganos de inteligencia, dio por culminado el engendro de Radio Swan. Entonces, su transmisor AM de 50 Kw seguiría sirviendo a las peores causas al ser transportado hacia Vietnam del Sur con similares contenidos propagandísticos contra los pueblos del sudeste asiático que combatían la injerencia y la agresión imperialista de Estados Unidos.
Según publicó el investigador cubano Profesor Arnaldo Coro Antich en su ensayo La Guerra Radial de Estados Unidos contra Cuba, es a partir del 20 de mayo de 1985, cuando otro engendro de la propaganda anticubana, ofensivo a la memoria de nuestro Héroe Nacional José Martí y a Cuba, inició sus emisiones por la frecuencia de AM de 1180 kHz desde Cayo Maratón, Florida, la mal llamada Radio Martí, con presupuesto aprobado por el Congreso de Estados Unidos según la Ley Pública correspondiente. Ello no podía tener otro significado que la aplicación oficial del terrorismo de estado contra otra nación.
Desde entonces y hasta el presente, las transmisiones de esos medios de propaganda han tropezado con la inteligencia y la alta preparación de los especialistas y técnicos cubanos que han representado un poderoso muro de contención, bloqueando y haciendo frustrar todo intento enemigo por la vía radioelectrónica.
#EEUU??, Destina 20 millones de dólares de su presupuesto para financiar la subversión contra #Cuba?? hasta mediados de 2018 pero los cubanos reafirmamos #CubaEsNuestra y #ConCubaNoTeMetashttps://t.co/0hQvOZWdJq
— Yusnery Sánchez (@YusneDeCuba) 26 de marzo de 2018