Un huracán de mentiras

Aquella madrugada difícil del 25 de octubre de 2012 pervivirá por mucho tiempo en el recuerdo de los habitantes de esas ciudades, pero se habla más de la constancia en las labores de recuperación y el ánimo con que se ha llegado al año nuevo, durante el cual serán decisivos los esfuerzos para borrar tan negativa huella.

Testimonio de ello se brinda cada día en calles, avenidas y centros comerciales, donde se renueva el ajetreo típico de la recuperación, después de haber festejado el cierre del 2012 y el Aniversario 54 del Triunfo de la Revolución.

Son verdades irrebatibles, constatadas por cubanos y por quienes nos visitan, que por esta época del año son muchos más; sin embargo, la maquinaria enemiga de esta rebelde isla caribeña vio en el paso del meteoro la oportunidad de establecer un paralelo,  esta vez un  huracán de mentiras llevado por la bochornosa Radio Martí y otros medios de idéntico corte inescrupuloso.

Claro, estamos acostumbrados, pero creo que esta vez colmaron la copa del cinismo, llegaron a límites, tanto insospechados, como groseros y ridículos.  En esta comparsa de infamias y degradación, Radio Martí dedicó jornadas completas al tema del huracán, contactó a muchos de los sin patria del patio y de otras latitudes, para orquestar los infames resultados que ahora quiero poner  a disposición de los lectores.

Los contenidos habituales de los programas llegaron a ser  barridos para  suplantarlos por el tema de Sandy. Los objetivos quedaron claros: intentar demostrar que el gobierno cubano era totalmente incapaz de enfrentar el desastre que dejó el meteoro,  reducir a la nada las acciones ejecutadas,  insistir en la supuesta insensibilidad de los principales dirigentes políticos y administrativos,  crear el pánico y la incertidumbre, por la supuesta impotencia de las autoridades para combatir estos problemas.

Otra idea que transmitieron en su macabra audiencia fue la de insistir en que   el país quedaría en el caos total  y solo   sería salvado  si Cuba aceptara ayuda internacional, incluyendo la de Estados Unidos. Estas son las razones que me obligan a comentarles, en apretada síntesis, lo más sobresaliente e indignante.

Veamos: Permanentemente, se insistía en utilizar el método de la contraposición. Ejemplos: la Defensa Civil de Cuba  dejó de ser  eficiente y reconocida nacional e internacionalmente, para convertirse en un órgano inoperante e insensible   ante los desastres naturales, decían, no brindaba ayuda de ningún tipo y no se encontraba presente en los lugares que sufrieron el mayor daño.

Visita de Raúl a Santiago de Cuba Y son más las mentiras: Los principales dirigentes de todos los niveles, como se conoce tradicionalmente, acuden de manera activa  para solucionar problemas y adoptar decisiones, sin embargo, en esta ocasión  dijeron que no sucedió así, incluyendo al presidente Raúl Castro, del que, afirmaron, solo hizo un recorrido tardío sin bajarse de “uno de sus autos negros”.  El tradicional humanismo de la Revolución, tantas veces demostrado, para ellos no lo fue tal, se comportó de forma reprochable porque no incluyó a los “disidentes” en las listas de damnificados.

Pero así no concluye tanta infamia. Mostraron la presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en los territorios más afectados no para contribuir, junto a su pueblo, a las labores de resarcimiento de los daños, sino “para constituirse en una fuerza represora capaz de impedir cualquier intento de sublevación del pueblo, dado el abandono en que se encontraba”.

El propio Instituto de Meteorología, tan reconocido por sus acertados pronósticos, “se convirtió, sorpresivamente, en ineficiente, porque la trayectoria del huracán no fue precisa y por tal razón se decretó la alarma ciclónica muy tarde, y además, porque insistió mucho en los posibles efectos de la lluvia y no de los vientos”. 

Como se conoce, Cuba ha estado recibiendo ayuda humanitaria de diversos países, todos los cuales la han practicado sin condicionamientos indignos, como es el caso de Venezuela y, consecuentemente, hemos expresado nuestra gratitud,  pero no obstante, la emisora afirmaba permanentemente que “era la Iglesia la única que aportaba ayuda”, con la interrogante además de, “por qué otras naciones  amigas no enviaban sus contribuciones”.

El resumen de todo ese entramado canallesco puede resumirse en las ideas que la emisora ha dejado sobre el tapete: El pueblo cubano ha quedado abandonado a su suerte, no existen posibilidades de volver a la normalidad, a menos que se reciba una ayuda humanitaria sustancial, el país demuestra una vez más su incapacidad económica y organizativa para enfrentar desastres, es insensible al dolor del pueblo, porque rechaza posibles ayudas “humanitarias y desinteresadas”, como la que ofreció Estados Unidos en ocasiones anteriores, mucho más si se tiene en cuenta la gran capacidad de esa nación para enfrentar huracanes con su gran poderío, (remember Katrina).

Definitivamente, no han dejado el mínimo resquicio para que se introduzca la verdad en sus informaciones, todo lo contrario. El propósito es denigrar cueste lo que cueste, aunque sea la dignidad, la ética necesaria en un medio de comunicación, el decoro y la vergüenza. En tal contexto, uno se pregunta cómo es posible que incurran hasta en el ridículo para lograr sus fines. Por qué lo hacen, por qué niegan lo que todo el mundo sabe, lo que  hemos visto en imágenes de la televisión y en toda la prensa nacional e, incluso, en los propios territorios afectados?.

Solo hay una respuesta: quienes así se expresan, engañando burdamente, están enfermos de odio, con insólita saña, quieren manchar el alto grado de altruismo del pueblo cubano con su proverbial solidaridad, niegan que en todos lo lugares de inmediato se presentaron primeros secretarios del Partido, presidentes de las Asambleas del Poder Popular, Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba, los ministros de la Construcción, Salud Pública, Educación, del Interior y nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias.

cuba--educador-santiago-sandyLos recorridos y la ayuda fueron protagonizados por muchos organismos e instituciones,  pero además, el Primer Vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura y el propio Raúl Castro, llegaron hasta las zonas más afectadas, no para pasearse en automóvil, como dijeron, contrariamente, sí,  para dialogar de pie y frente al pueblo, con todos los que sufrían.

¡Pobres seres¡, no conocen la bondad, la nobleza, el heroísmo de los cubanos y cubanas; pero tampoco saben nada de internacionalismo, como lo ha demostrado nuestra hermana, la Venezuela de Bolívar,  otras naciones del ALBA, y lejanos países,  mucho menos la capacidad del pueblo cubano y su Revolución para salir adelante. Pero hay que reconocer que sí saben de egoísmo, de doble moral, de individualismo, de codicia y, por sobre todo, “de democracia y respeto a los derechos humanos”.

De nuevo viene a mi mente Martí cuando dijo: “!Los flojos respeten, los grandes adelante! Esta es tarea de grandes”.

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