Como Mijaín, no hay muchos humanos sobre la tierra

Su condición de héroe es un premio a la humildad que lo envuelve en el altar de su grandeza.No será fácil para ningún otro atleta superar el legado que hizo realidad este hombre, cuyo temple deja claro dónde se forjó el acero. Mijaín es un virtuoso que la Patria abraza, con el mismo orgullo conque el campeón levanta la bandera tricolor.

Me viene  a la memoria un hecho que nunca olvidaré. En los Juegos Panamericanos de Río 2007 lo tuve muy cerca, antes y después del combate que lo bañó de oro; muchos de los presentes en la sala eran brasileños, gente de las favelas, que por un momento se olvidaron de la pobreza y la marginación.

Con mis propios ojos comprobé que no defraudó al respetable, les dedicó tiempo y cariño. A partir de ese momento constaté la extraordinaria dimensión humana de nuestro gladiador, quien hizo sus primeros intentos en el deporte, con guantes y pelotas.

Como Mijaín, no hay muchos humanos sobre la faz de la tierra. Seres como él no truncan una conducta y mucho menos tuercen su rumbo. Bravo sobre el tapiz, imbatible por convicción y grato de nacimiento, así es el Negrón de Herradura.

Las Olimpíadas de Rio 2016 pueden ser la raya de sentencia de una historia que no termina con el adiós del tricampeón. De su magisterio, se escribirán muchos artículos, y hasta libros; no dudo que su legado constituya base material de estudio para niños, jóvenes y adultos.

Es justo reconocer a este hombre de pueblo, prenda de la nación y protagonista de agarres e inmovilizaciones, que han derrotado sumas millonarias. Jamás nadie lo ha podido lanzar contra la Revolución y su humilde origen; esa quizás sea la más brillante de las medallas de Mijaín.

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