La tremenda historia de «La tremenda corte»

Realizador y asesor de programas en Radio Sagua y CMHW en Villa Clara, Adrián  ha obtenido numerosos premios en Festivales Nacionales de la Radio, así como en concursos de la UNEAC y la Asociación Hermanos Saíz. Ha ejercido la docencia en la Universidad Central de Las Villas y es asiduo participante en la Bienal y el Festival Internacional de Radio y Televisión en La Habana.

La profesora, escritora y asesora Orieta Cordeiro, ha ponderado la propuesta como «una investigación profunda que llega a ser preciosista». Y lleva razón, mucha, cuando habla del talento que la radio es capaz de emerger, de reconocer, de legar…

¿Adrián, por qué escoger un tema que si bien ha quedado en la historia, parece olvidado por muchas generaciones?

«Lo escogí precisamente para favorecer su conocimiento entre esas generaciones. Pero también he considerado importante legitimar una producción absolutamente nuestra, aunque determinada radio pueda haberlo usado como baluarte de algún  mensaje tendencioso. No se pueden soslayar homenajes como el programa creado para la televisión por Ulises Toirac, que contribuyó a despertar interés por La tremenda corte. Semanas atrás, presencié que un joven de mi ciudad escuchó un viejo episodio radial de La tremenda corte… y lo identificó como un “Jura decir la verdad, viejo».

«La tremenda corte» es patrimonio sonoro de Cuba. Pese a las secuelas que tuvo en la televisión, debe ser analizado como propuesta radial. Sus presupuestos de realización responden a los cánones de una radio que alcanzó un estándar de calidad muy alto a partir de la década del cuarenta del pasado siglo, aun cuando servía a intereses comerciales. La calidad del guión concebido por Cástor Vispo y el talento de estrellas del teatro vernáculo, particularmente Leopoldo Fernández (Tres Patines) garantizaron el éxito de una propuesta que todavía se escucha en cerca de una veintena de países».

¿Cómo  hilar esta historia partir de material de archivo, viejas grabaciones, seguramente de testimonios de excepción?  ¿Cómo encontrar esencia, principio y fin?

«Permanecí años tratando de descargar de internet los cerca de 300 episodios de «La tremenda corte»  que se conservan. No se conoce la cifra exacta. Estos fueron comercializados por CMQ entre 1957 y 1959, y tal vez algunos permanezcan en manos de coleccionistas. Por cierto, la Fonoteca Nacional de México los incluyó en su fondo, pues fueron donados por una emisora del país que lo trasmitió. También recibí ayuda de otros investigadores como Jesús Cabrera, que por algún tiempo dirigió el programa; el investigador y locutor Gaspar Marrero, que aportó la valiosa discografía del elenco, y Octavio Rodríguez (Churrisco), sobrino de Leopoldo Fernández».

«Hubo que reconstruir la historia a partir de testimonios que no en todos los casos eran de primera mano, pues ya no vive ningún integrante del elenco original. Aun así fue interesante hablar con Alberto Luberta, quien ocasionalmente escribió el programa. Aquellos episodios originales de La tremenda corte, son una fuente de información muy valiosa. Hasta las morcillas de los actores aportan detalles acerca de cómo trabajaban e, incluso, de la vida privada. Por ejemplo, Leopoldo y Mimí Cal, basaban muchos chistes en la relación matrimonial que tuvieron durante quince años. Pese al divorcio seguían trabajando juntos, eran amigos… sin evitar discutir con tal de hacer reír al público».

Después de un trabajo exhaustivo como este… ¿Dónde encontrar la huella, cómo tocar la marca espiritual que dejó  La tremenda corte, cuando algunos consideran que el humor, o que incluso la radio, no aparecen en lo más encumbrado de nuestra cultura?

«Solo lo parece, porque la radio está íntimamente ligada al devenir de la nación durante el último siglo. La tremenda corte es un reflejo de la cubanía, del teatro vernáculo arraigado en las esencias culturales de la nación. Teatro vernáculo que en la radio se estilizó y contribuyó a conformar un lenguaje único, tal como lo hizo Félix B. Caignet con sus radionovelas».

«Valorar la legitimidad estética de estos productos tal vez no sea  lo más importante a estas alturas. Sus enseñanzas siguen teniendo una aplicación práctica y, en el caso de La  tremenda corte, hay algo más sorprendente: espectadores de diversos países siguen riéndose con el manejo lúdico de la lengua que Cástor Vispo impuso a sus guiones hace más de cincuenta años. Como aportara el mexicano Guillermo Orozco a la investigación, “la sola  longevidad del espacio habla por sí misma  de un  referente de la escucha radiofónica  de varias generaciones».

¿Dónde  hallar  los vasos comunicantes de esta historia con la realización audiovisual contemporánea y con tu propio trabajo, desarrollado en una emisora municipal?

«Este trabajo lo tenía en mente hace tiempo. Me sentía en deuda con esos artistas geniales, desde que los escuché por primera vez en mi natal Sagua la Grande. La Maestría de Realización Audiovisual en la Universidad de las Artes, me dio la posibilidad de acometer la investigación que se acompaña, como es usual en esta facultad, a un producto audiovisual: un programa elaborado en la emisora Radio Sagua. Responde a una línea de investigación de gran importancia, relacionada con el patrimonio cultural. Tengo la esperanza de que contribuya a recolocar en el sitial que merecen a «La tremenda corte» y al elenco de esta radiocomedia, ideada y producida en La Habana de 1942 a 1961″.

 

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