Del lenguaje radial la importancia de la palabra

Si no se cumpliera con este requisito no podríamos llegar al oyente y el mensaje se convertiría en un ruido que no aporta ninguna información y cuando más estaríamos oyendo algo  no deseado, imposible de  entender pues es como  si fuera transmitido en un  idioma desconocido.

No sólo es importante comprender las  palabras,  importa también estar  dispuestos a escucharlas, que exista el deseo  de oírlas. Y solo así estaríamos aproximándonos a realizar una empatia de lo deseado para ser  consumido o apropiado por el oyente  del mensaje que le estamos proponiendo. Muchos presuponen lo que  el oyente quiere oír, aspecto erróneo. Se debe partir del resultado de las investigaciones para saber sus necesidades. Ya definido la estrategia del mensaje nos buscaremos a los creadores. No debemos conformarnos con  saber el qué y el cómo hacerlo, sino quien lo va   hacer.

Constantemente se  hacen evaluaciones de los contenidos de los programas: si el oyente  quiere más información,   si quieren más música, si quiere más análisis,  si quiere variedad de asuntos,  si quiere abundancia de elementos para formar su propio juicio. Lo más curioso es que muchos caen en la trampa de interpretar subjetivamente las necesidades de los oyentes, lo que gusta o no, sin tener ninguna sustentación teórica.

Entonces si importante es saber por investigaciones las necesidades de los públicos, sumamente  cuidadosa debe ser la selección de las palabras. Cada palabra debe ser un código en si mismo, comprensible y adornadas con sonoridad y entonaciones,  agregar efectos sonoros para llamar aun más la atención,  debe estar claro  que la propuesta llegará a los públicos y no debe prestarse  a otras lecturas que pudieran enrarecer el mensaje.

Para muchos las palabras pertenecen a un lenguaje y estas  pueden ser vivas, activas o pasivas. La producción de palabras de una manera determinada como característica de un emisor verbal es el punto de partida de una idea de lenguaje vivo. Lo mismo en el radio,  en la conferencia o en la clase la utilización de las palabras busca esclarecer brevemente una idea, un contenido. Un buen conversador  hace de la palabra un ejercicio de humanización de cada experiencia real o imaginaria.

La radio utiliza la palabra escrita y la usa como palabra viva. Pues existe una sutil diferencia entre si se escribe para ser leído donde puede recrearse  el texto  o cuando  eso mismo cuando  se escribe para leer por radio el texto debe atemperarse a los  requisitos  del medio o la mayoría de las palabras no se entenderán.  Hay quien cree que un texto directo logra mayor compresión pero falla en la mayoría de los casos por la falta de seducción que debe provocar el medio para captar al oyente. Si por el contrario adorna con un lenguaje poético puede provocar un ruido semántica que se vuelve incomprensible.

Por eso los hablantes, con frecuencia tienen un vocabulario más reducido; son incapaces de buscar y encontrar todas las posibilidades de la lengua; quienes se conforman con las formas de expresión más trilladas y por ello suelen ser aburridos y cuando comenten un error no saben como salir victorioso, pues no tienen sinónimos para acudir en su  auxilio.
La palabra no puede se un mero vehículo sino la razón de ser de cada programa hablado. Y en tal caso estaríamos ante un ejemplo de lo que es llamado lenguaje vivo.

El lenguaje, en la creación artística, requiere de puertas abiertas, de aire renovador, de eso precisamente: libertad creativa

Pero cuidemos en la transmisión directa de lo que aspiramos hacer llegar pues  se puede convertir en un mensaje negativo, rechazado o ignorado y no lograra el impacto social deseado.

En cada sociedad existen prejuicios, rechazos a términos directos y si lo que buscamos es crear conciencia, cultura, valores y actitudes de defensa será imposible lograr  imponiendo el tema, amenazando con consecuencias de desastres. Hay que apelar a la compresión, la solidaridad humana, la confianza y el crédito en la ciencia.

La propaganda es ideal para intentar reforzar estos temas pero con creatividad, lenguaje comprensible, responsables sin temor o miedo, seguros, confiados. 

La radio es un medio que nos convoca, nos llama y, si bien lo hace personalmente, en forma íntima, son muchos, una comunidad social la convocada por su comunicación.

La tecnología permite que el oyente escuche solo a la radio,  pero por ello no este aislado. No es solamente miembro de un grupo social; la radio le permite o dota de capacidad para  construir con otros desde sí mismo y su experiencia. La capacidad atractiva de la radio hace que la experiencia acumulada se represente en común, se traiga a relación, sirva de base a lo que se dice ahora y así logra la comunicación y su referencia pasiva o atesorada, por ello permite la comunicación viva.

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