Omara Durand corre por Yunidis (+Audio)

Quien la vio en la zona mixta del estadio Olímpico, no advierte la felicidad que dice sentir en sus palabras. «Estoy contentísima disfrutando mi segunda medalla en estos juegos». Así dijo a secas como si hubiese protagonizado el más sencillo de los actos, dos días después de pulverizar su propia marca mundial en los 100 metros.

Omara no ríe y apenas quiere hablar, como ayer cuando llegó a esta propia zona, minutos después de que su compañera y amiga, Yunidis Castillo Castillo se viera obligada a detener sus pasos en la final de 100 metros T-47 por una lesión que, ahora se sabe, la sacó de las competiciones del atletismo de estos Juegos.

Entonces se le vió compungida, queda, triste. Hoy parece más animada después de su carrera, pero no quiere hablar de ella, sino de la otra locomotora cubana en estos Juegos.

«Con el permiso de todos, quiero dedicarle especialmente esta medalla a mi compañera Yunidis Castillo», dice y su verbo se desgrana con la fuerza de su alma y uno no tiene más que concederle su pedido.

Y lo tiene, el permiso y todo cuanto quiera para hablar de la amiga que le ayudó a rubricar su hazaña.»Ella ayer sufrió una lesión muy grande, sé lo que está sintiendo porque yo también he pasado varias veces por eso, somos seres humanos que estamos casi todo el tiempo de nuestras vidas juntos y lo que le pase a uno los sentimos todos».

Lo siente ella y lo sentimos todos acá en Río de Janeiro y más allá de sus confines. Y aunque por sus marcas de clasificación todo el mundo sabía el final de la carrera antes de comenzar, Omara buscó en las energías amigas «otra guía» para esta, su segunda hazaña.

«Ayer cuando nos fuimos de aquí y supimos qué le pasó, entré al cuarto y la vi llorando…realmente eso me partió el alma, porque nosotros sabemos el sacrificio super grande que ha hecho Yunidis por estar aquí».

Y deja otra vez a un lado su carrera, su título… «Esta medalla mía se la dedico a Yunidis. Quiero que la disfrute al igual que yo y espero que se recupere lo más pronto posible».

Esta fue la carrera de Yunidis, más que la de Omara, que tuvo a su lado a alguien más que su guía Yuniol Kindelán: «Corrí por las dos», suspira.

Y le creo. Lo dice el peso de sus palabras a través de las cuales puede verse el corazón. En tres días Omara Durand, volverá a correr. Lo hará por Cuba, por ella, por Yunidis.

«Me quedan los 400 y voy a dar mi mejor aporte para que la delegación cubana salga bien».

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