Un día no basta para homenajear a los locutores

Para ese entonces, no imaginaba que aquellas voces dejarían de ser amigos para ser colegas. Ellos se nombran  locutores y hoy, primero de diciembre – celebran su día-, entonces la jornada en la que escribo palabras agradecidas por la amistad  y formación.

Tal vez por mi experiencia, creo que locutor no es cualquiera, aún cuando todos sepamos leer, necesitemos  comunicarnos y transmitir lo que pensamos o queremos. La profesión va más allá de la simple lectura de un texto a convertirse en el acompañante optimista, humilde y generoso que anuncia su llegada casi siempre las 24 horas del día.

El locutor es padre y madre, hijo y vecino, defensor de los pobres y ricos, es quién entiende y expresa el sentimiento de la gente, es líder en la comunidad y ejemplo de buen comportamiento, es quién lleva a sus espaldas el trabajo de los realizadores, guionistas y directores radiales.

No todos pueden lograr la palabra certera para el que vive noches de angustia o de alegría, el mensaje cariñoso y el enorme privilegio de estar en todos lados y a cualquier hora. No todos se erigen como expresión del sentir de un pueblo y de sus ansias de justicia.

Quizás el secreto sea “no ser diferente” como dijera un gran profesor, y he aquí el reto de muchos locutores cubanos, que no logran expresar el idioma de la gente común sin llegar a ofender el habla. De aquí su principal compromiso con la sociedad y uno de sus mayores retos.

Por ello la fecha permite recordar, sin temor al olvido,  a locutores notables de la radio cubana como Germán Pinelli, Consuelito Vidal, Ibrahim Urbino, Bellito Borges, Dinorah del Real y a tantos de ayer y hoy que dejaron un centenar de recuerdos imborrables en la memoria radial.

Pienso entonces un día no basta para homenajear a estos grandes camaradas de la vida e incansables trabajadores de ensueño, porque su trabajo para la sociedad merece un reconocimiento eterno que encuentra su máxima expresión en cada mensaje de amor que le otorgan sus oyentes y en la confianza de su pueblo.

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