Estamos en un punto de análisis del periodismo que se realiza basado en Redes Sociales bien estructuradas que estudia premisas, identifica los lugares en los sistemas de la comunicación social y pública y puntualiza sus funciones desde modelos de prensa cada día más insospechados con fundamentos y participación ciudadana con el objetivo de poner en los perceptores una producción y reproducción del sistema político-social que representan los medios.
Muchos estudiosos de la prensa consideran que el Periodismo aunque utiliza los mismos medios, y lenguajes parecidos a los del resto de la Comunicación Social ambos cumplen funciones legítimas de servicio público. Julio García Luís consideraba: «…lo que distingue al Periodismo es que media la realidad desde el punto de vista de los intereses y derechos más generales de la opinión pública».
Lo imperioso de hoy en los grandes medios es rescatar la veracidad y exactitud del periodismo en aras de la imparcialidad y objetividad, porque cada día el respeto a la intimidad del individuo es echado por la borda, mientras que la responsabilidad hacia la sociedad y el bien público es irrespetado sin que medie la más mínima decencia moral, sin ética de la profesión y con un bajo sistema de valores.
Como concepto clásico a la prensa el propio Julio García Luís le reconoce varias funciones: «Informar, como premisa de la participación cívica. Interpretación, aportar elementos de fondo para una mejor comprensión de hechos y procesos. Opinar, consensuar juicios y alentar tomas de posiciones. Establecer, o ayudar a establecer, la agenda pública y fomentar una atmósfera moral y ciudadana».
Pero la prensa está llamada a entretener y dar respuestas a gustos, necesidades e intereses diversos de la población y de manera particular estimular realidades, pero lo que está estipulado y debiera hacerse no siempre se hace ¿Los medios son siempre veraces, precisos, justos, objetivos y pertinentes?
La Comisión Hutchins en 1942 llamó a que la prensa debía aceptar y cumplir ciertas obligaciones hacia la sociedad mediante el establecimiento de altos estándares de profesionalidad, veracidad, exactitud y objetividad. Que los medios deben autorregularse dentro del marco de la Ley y evitar el diseminar materiales que puedan conducir al delito, la violencia, el desorden civil o que puedan ofender a grupos minoritarios. Esos preceptos han sido olvidados y enterrados.
Los medios en su conjunto necesitan de un pensamiento integral, que refleje la diversidad cultural de los entornos, y brinde acceso a variados puntos de vistas y el permanente derecho a la réplica.