Programas de variedades: la necesidad de marcar la diferencia

Este proceso de reajustes en la programación radial disminuye en notable cuantía la cantidad de pequeños espacios, muchos de los cuales se integraron como secciones a otros de mayor tiempo de duración, lo que trajo como consecuencia el crecimiento significativo de diferentes formas de hacer, como es el caso de los programas de variedades.

¿Qué caracterizan estos programas?: incluyen en su perfil variedad temática y/o formal, y su elemento esencial o fundamental es el de coexistir música y texto, aunque se correr el riesgo que muchos espacios, en el diseño de programación de una misma emisora, puedan ser semejantes, lo cual es  necesario evitar, pues cada programa, en tanto unidad radiofónica, posee una razón de ser, dados por su función, tema, intencionalidad de destinatarios, objetivo, entre otros. De ahí que ningún programa debe ser igual o parecido.

 

Por eso se impone definir conceptualmente de manera diferenciada todos los acápites o indicadores que aparecen en la ficha de control y en el proceso de creación – producción. Respetar estrictamente lo consignado en este importante documento es condición indispensable para lograr marcar la diferencia en la programación.
 

Por ejemplo, dos programas de variedades pueden tener igual función, pero, a partir de una distinta intencionalidad de destinatarios, ya es posible encauzar una evidente diferenciación entre los mismos. En el caso de estar dirigidos a un público semejante es viable, con funciones distintas, obtener una diferencia bien definida, e incluso a partir de segmentos dentro de este destinatario.

 

Imaginemos la situación que tenemos dos programas dirigidos a la juventud. Uno de ellos de función divulgativa y el otro de orientación o pudiera dirigirse uno a los jóvenes estudiantes, incluyendo aspectos como la labor de la FEEM y de la FEU y la otra propuesta a los jóvenes trabajadores, con los intereses de las BTJ, la necesidad del perfeccionamiento profesional, y otros temas relacionados con la vida laboral.

  

En un programa de variedades dirigido a la mujer y familia y en otro orientado a un público joven, la conducción, en el primer caso, puede ser conversacional,  mientras que la música enmarcarse hasta los años 1990, y en el espacio juvenil  la locución debe ser ágil y la música la más actual, considerando como tal la de los años iniciales del presente siglo hasta la más reciente. 

También se da la situación de programas de variedades dirigidos a un público general con igual función. Aquí es preciso marcar la diferencia a partir de los objetivos así como de sus perfiles. Consideremos que ambos son de función cultural. Uno de ellos pudiera plantearse como objetivo “Ampliar el universo cultural del oyente”, y contener en su perfil aspectos diversos sobre la cultura artística y literaria, donde se incluirían la obra de los creadores del territorio, y su producción musical estar caracterizada por un rigor selectivo, mientras el otro muy bien pudiera proponerse como objetivo “Contribuir al conocimiento de múltiples aspectos de interés social”. Trataría disímiles contenidos temáticos relacionados con la historia, geografía, medio ambiente, ciencia y tecnología, incluyendo una pregunta de participación. En este caso, la música, cuidando su calidad, sería la más conocida y cercana al gusto popular.

Es posible mencionar innumerables ejemplos que haría extraordinariamente largo este artículo y aun así no agotarían toda la gama de situaciones que en la práctica puede generar la creatividad, pero con los expuestos hemos querido ilustrar, y llamar la atención acerca de la necesidad de diseñar los programas de variedades con el fin de que posean una identidad muy bien definida y por tanto se diferencien entre si.

Función, temas, intencionalidad de destinatarios, selección musical, y conducción son, entre otros, elementos a partir de los cuales es posible diseñar y lograr una clara diferencia entre programas de variedades en una misma emisora.

 

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