Qué nos indican los Premios Nacionales de la Radio 2017

Insisto en un hecho que por ser cotidiano no se advierte siempre en toda su magnitud: la radio es cultura. Informa, orienta, inculca valores, entretiene, recrea, emociona y acompaña.

Desde una radionovela hasta una transmisión deportiva, desde una revista informativa hasta un espacio dedicado a niños y jóvenes, deja un sedimento cultural en la audiencia. O mejor, debe dejar ese sedimento.

Muchas veces sucede, otras no. Al esbozar los desafíos de la radio cubana en estos tiempos, a propósito del aniversario 95 de la hazaña de Luis Casas Romero al situar en el éter la emisora inaugural 2lc en agosto de 1922, opiné que si bien existe una voluntad innovadora en no pocos realizadores, la rutina, el estancamiento y la autocomplacencia se hacen audibles también en no pocos espacios que se conforman con apelar a fórmulas repetitivas, convenciones gastadas y recursos vencidos. Además, apunté la necesidad de desterrar prácticas que estimulan la banalidad y el consumo acrítico de ciertos productos.

Arnaldo Coro, Fabio Bosch y Guille Vilar, reconocidos este año con el Premio Nacional, son, ante todo, creadores, no simples radialistas. Creadores de vanguardia.

A Coro se le puede escuchar en Progreso y Radio Habana Cuba. Sus comentarios se caracterizan por un ajustado equilibrio entre amenidad y sobriedad, sabiduría y accesibilidad. Encarna, con acento propio, las pautas de comunicadores radiofónicos como Orlando Castellanos y Antonio Moltó.

Se ha especializado en campos donde queda mucho por avanzar: la divulgación científica, el estudio del impacto de las nuevas tecnologías de la información en la sociedad contemporánea, el aprovechamiento de estas en la radio cubana, y la promoción de conciencia acerca de los valores patrimoniales del medio.

Fabio ha hecho su obra en la región central de la isla. La radio entró en su sangre desde la niñez, con el ejemplo de su padre, fonotecario en la planta local de Cruces y sus compañeros en esa entidad y luego en la cmhw de Santa Clara, donde debutó profesionalmente en 1969. Se curtió en la inmediatez, en la realización en vivo de programas destinados a auditorios juveniles, pero creció al punto de superar la fácil y recurrente ecuación de quedar bien con un público acomodaticio y cautivo. 

Fue así como, al integrar en 1984 el equipo de Radio Ciudad del Mar, en Cienfuegos, revolucionó las prácticas y la dinámica de la emisora. En el orden personal creó el espacio El triángulo de la confianza -no confundir con el que, no se sabe por qué, tiene el mismo nombre en Canal Habana-, modelo de programa de investigación y participación que rescata memoria y vocaciones más allá del ámbito territorial.

Guille es la pasión por la música. Pero también una conciencia crítica. De la radio a la televisión, a la letra impresa, ha ejercido esa pasión con lucidez y conocimiento de causa. Recordar, como lo hizo, a Juan Formell, en el momento de recibir el premio, fue un acto de justicia y revelación. Quienes lo asocian únicamente a la promoción del rock se equivocan.

El rock es apenas una parcela de sus intereses. Posee y cultiva una visión integradora de valores identitarios que sustentan una sólida y coherente proyección de cómo debe ser entendida la cultura musical popular. Prueba al canto, su larga trayectoria en Progreso.

Una vez le preguntaron por su afinidad con Los Beatles: «Simplemente hice lo que me pareció necesario y con alto nivel de entrega. Me dediqué a dar a conocer el fenómeno musical de los Beatles, como también al Movimiento de la Nueva Trova cubana. Siempre respeté y continúo respetando los aportes de cada género, sin importar su origen. Yo tuve la suerte de pertenecer a la generación de cubanos que a los 14 o 15 años de edad descubrió a Los Beatles. Conjuntamente conocí a Silvio Rodríguez, a la Nueva Trova y a la tradicional, al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, a la desaparecida agrupación Irakere y a Leo Brouwer. Todo eso parece diferente, pero en conjunto se nombra música de culto». Lección de que no debe quedar en saco roto.

Creadores y directivos radiofónicos y públicos tendrían que tomar a Coro, Fabio y Guille como referentes inspiradores.

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