América Latina: reto en la comunicación social

Muchos investigadores latinoamericanos han realizados estudios sobre el comportamiento de la comunicación social en la región pero ello ha tenido una relación más puntual, referida con aspectos locales, comportamiento de nuevas tecnologías en los medios, aspectos legales o jurídicos y en algunos casos sobre las instituciones que apoyaron, en su momento, a formular una visión más cercana a las necesidades de mejorar profesionalmente al personal de los medios de comunicación.

En la región ha estado muy marcado, en todos los medios de comunicación, los aspectos económicos y ello ha traído como consecuencia el despojo de los contenidos de todo aquello que pudiera encarecer los productos comunicativos. Por otra parte se han incorporado a las señales de televisión muchos productos foráneos que tienen poca o ninguna relación con la cultura y la identidad nacional de cada país que consume esos productos comunicativos.

Como la prioridad de la comunicación ha estado basada en lo económico las investigaciones no permiten profundizar los vínculos que debe existir entre comunicadores y sus públicos. Estas están desprovistas de voluntades políticas basada en el mejoramiento, al menos, espiritual de los públicos consumidores y no admiten estudiar a profundidad las relaciones entre países y el conjunto de sistemas comunicativos de cada nación.

Aún menos esta dado en pensar como enfrentar la globalización de la información, centralizada en los grandes medios, quienes proponen, deciden y publican su «verdad» sobre cualquier tema. Fabrican y potencian con campañas publicitarias estados de opiniones para favorecer una estrategia, una filosofía y hasta una intervención como fue el caso de las invasiones de Estados Unidos a Irak.

Pero en estos tiempos donde ha comenzado un cambio en América Latina y ya existen intentos de crear medios alternativos que permitan mostrar la otra cara de la «verdad» que nos han hecho creer, los investigadores tendrán que asumir el reto de estudiar cual será el diseño, en materia de comunicación social, que se debe proyectar para acompañar este esfuerzo de unidad regional que hoy muestra nuevas luces.

En tiempos de globalización no basta con tener voluntad, es necesario proyectar nuevos modelos de comunicación que acerque a los más desposeídos a los avances de la ciencia y la técnica pero no como meros observadores sino como beneficiarios de sus resultados.

Internet nos brinda una buena vía, no la única, para tratar de llegar a las esferas de influencias progresistas y revolucionarias que apoyen, generalicen y profundicen en la globalización del bien de la humanidad, en la integración no sólo económica sino social y cultural sin que esto signifique la pérdida de los rasgos de identidad nacional tan amenazados por la sociedad de consumo del modelo norteamericano.

Los medios de comunicación tradicionales -prensa, cine, radio, televisión- tendrán que buscar formas de integración que lógicamente disten mucho de los modelos que hoy exhiben. Será obvio el reordenamiento y fortalecimiento de los medios alternativos de comunicación comunitarios, ellos serán sumados en la defensa de las comunidades tal como lo hicieron ante dictaduras militares y gobiernos antidemocráticos. La importancia de tales medios a pequeña escala ha llevado a los analistas latinoamericanos a valorar de nuevo la relación entre medios de comunicación social e identidad nacional.

Si algunos estudiosos afirman que se está perdiendo el sentido de pertenencia localista pudiéramos pensar que muchos no encuentran respuesta a sus necesidades básicas y sienten cada día más empobrecido sus tradiciones, los rasgos distintivos que lo identifican, se sienten asfixiados porque no vislumbran como enfrentar estos retos a que están sometidos.

Si ante estos agobios los medios de comunicación sólo transmiten la «esperanza» de lo inalcanzable, la «verdad» de los grandes medios, las banalidades de la sociedad de consumo, lógicamente ese individuo no encontraría la razón de defender esa identidad local. Pero ello no es exactamente así pues todo está antecedido de una tradición cultural que condiciona la conciencia social y permiten que los pueblos luchen por su independencia.

Una nueva época se abre en la región, la «irreverencia» hacia los dueños de los destinos del planeta se hace cada día más evidente. Por eso hoy como en ningún otro momento la comunicación social está destinada a consumarse hacia los intereses de los desposeídos y en defensa de la humanidad tan amenazada su existencia.

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