La Juventud y el rol de los medios

En este sentido las Naciones Unidas, acuñó en 1983, la clasificación como jóvenes a todas aquellas personas que tienen entre 15 y 24 años. Es decir, esta tipificación permite hacer comparaciones a nivel de Edad, pero omite las condiciones del contexto, pues en algunos países el espacio temporal en el que se desarrollan los y las Jóvenes, es sólo un “número”. Por ejemplo, en las zonas rurales de algunos países latinoamericanos, como lo fue en Cuba antes del triunfo de la Revolución, esta categoría de juventud no existe, porque el niño es incorporado en las actividades agrícolas, por lo tanto asume un trabajo y un rol dentro de la Sociedad independientemente de la edad.

Si tomamos en cuenta estas realidades los medios que deben atender los intereses de este grupo social están comprometidos en conocer cuáles son las condiciones de vida, niveles educacionales, y ocupación para poder atender con mayor eficiencia la diversidad de intereses y lograr en la recepción del mensaje motivaciones, acciones y movilizaciones hacia la asimilación de valores que permitan formar a hombres y mujeres con mayores perspectivas para los requerimientos del desarrollo social.

La juventud es una categoría que ha sido estudiada desde diferentes disciplinas de las ciencias sociales. El concepto de juventud resulta difícil de enunciar, a pesar de la que ya describimos avalado por la ONU, puesto que no existe consenso alrededor de su definición; sin embargo la perspectiva etaria de la juventud es válida puesto que el número de años vividos ofrece un contenido sociológico significativo, en tanto para determinados períodos de edades se asumen distintos tipos de actividad y diferentes modos de manifestación en el escenario social.

La interacción social que se constituyen en formas de acción y que alcanzan a la relación que se establece entre los individuos y los medios de comunicación masiva, en cuanto a la función que estos les atribuyen, las necesidades que satisfacen o la búsqueda de satisfacción mediante el consumo y formas en que perciben sus contenidos.

Los jóvenes de acuerdo a sus ocupaciones (trabajadores y/o estudiantes), en sus actividades cotidianas están obligados a utilizar la radio, por ejemplo, en la mañana, como medio de información mientras se preparan para partir y, como medio de entretenimiento, en la tarde y noche.

Los estudiantes becados son un segmento de radioyentes de importancia a considerar; hacen un uso muy especial de la radio pues se utiliza en muchas ocasiones en colectivo.

Según estudios realizados, estos jóvenes prefieren de la radio, la música. Lo cual es comprensible pues la música puede hacer empatía con sus estados de ánimo y es un estímulo para la realización de diversas actividades.

Y como ya hemos escrito en otras ocasiones, la música es uno de los contenidos de la radio que más atrae a estos jóvenes pero ellos también buscan la información de todo tipo siempre y cuando tenga una buena realización; que sean atractivos tanto por el contenido como por la forma. Existe interés por la información; en tanto la noticia sea breve, precisa, sólo para saberse informado; otros contenidos de cultura general serán atractivos para ellos por su peculiaridad, brevedad, lenguaje dialógico, por su interacción con el oyente.

También expresan interesarse por los programas de participación y los dramatizados.

Esto ratifica que cuando se realiza un mensaje para el destinataria juvenil no podemos acudir de forma impensada ni superficial al describir su contenido sino que hay que proponerse, en primer lugar, llamar la atención, seducirlo en el sentido de lo que se propone es de sumo interés y nunca plantearse la obligación de hacerlo por el sólo hecho de transmitirlo sin tomar en cuenta que uno de los públicos más difícil de retener en la primeras palabras, imágenes o sonido son los jóvenes por su propia naturaleza.

Unos de los medios que los jóvenes valoran como personal, íntimo, que hace compañía llegando a percibir que te habla sólo a ti; a la vez te permite escucharla haciendo otras actividades simultáneamente, es la radio.

Ellos expresan que siempre está ahí para acompañarlos en sus actividades y en estados de ánimo. La opinión de que la radio es un medio que puede satisfacer diversas necesidades en cualquier circunstancia contiene una gran diversidad de contenidos, es general.

La mayoría de los jóvenes encuestados coinciden en que la radio es un medio educativo. Cumple esta función no sólo mediante contenidos, sino también, mediante la forma de transmitirlos; por tanto, la locución es uno de los elementos que hay que tratar con mayor rigor, haciendo un buen uso del lenguaje y transmitiendo contenidos de alto valor estético y educativo.

Muchos de los que realizan programas para el público joven consideran que esos productos comunicativos deben estar a tono con ese segmento poblacional: hablar igual que ellos, supuestamente con la jerga del momento; vestirse a la moda, actuar en consecuencia con sus comportamientos y recurrir a los elementos gestuales que los identifican. Con estos elementos suponen que la comunicación está garantizada y en el caso de la radio o televisión tendrá tele audiencia segura.

No dudo que son elementos que pueden dar empatia de cierto modo pero no es sólo eso porque en la inmensa mayoría después de unos cuantos programas los temas dejan de interesar por lo recurrentes y falto de interés, pues en algunos casos se pudiera pensar que los “comunicadores” se están mofando de su público y no aportan ningún elemento novedoso para su acervo.

Ejemplos de estos temas pudieran ponerse muchos pero sólo traeré uno: Cuando el programa Nocturno de la emisora Radio Progreso lo hacia Juan Ramón González Ramos como conductor la audiencia de público juvenil era alta y la empatia entre locutor y oyente joven era excelente. Entonces ni González Ramos era joven, ni se vestía como los jóvenes, ni su forma de hablar acudía a la jerga de la época. Entonces primaba en ese espacio radial la música que era la protagonista del momento.

Esto demuestra que un producto comunicativo tiene que tener en cuenta desde qué punto de vista se proyectará para hacerlo eficaz y puede estar dado desde su conductor, por el arraigo con ese público hasta por los temas que aborde y cómo se estructurará para que tenga el impacto que se espera.

Consecuente con lo anterior se debe prestar atención a la representación que tengamos de la juventud, seamos jóvenes o no. Es vital para ello apostar por este protagonismo juvenil, que se contradice totalmente con el paternalismo, existencialismo, autoritarismo y toda forma que no reconozca la capacidad de los Jóvenes para resolver sus propios problemas.

A los jóvenes hay que darle la posibilidad para que demuestren su capacidad participativa, incluyente, solidaria, justa y fraterna, desde su perspectiva, para el aporte generacional que todos los jóvenes pueden tributar en cualquier tiempo y que ello sea reconocido por los medios para estimularlo, generalizarlo.

Se precisa, entonces, de proporcionarles espacios en los que puedan encontrar la ratificación de sus inquietudes, la interacción con otros jóvenes o no de las reflexiones que hagan más fuerte y sólido el conocimiento y desarrollo de la sociedad en general.

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