La música en el cine norteamericano y en la Radio Cubana

 

Desde 1934 la Academia de Cine en los Estados Unidos premia la canción y la

música de sus obras en medio de un fastuoso y publicitado evento (Los Oscars). Casi coincidiendo con los primeros esfuerzos del dramatizado en la radio cubana se ponen a la venta los discos con la música de la llamada “meca del cine”. Un paradigma que cae “con una fuerza más sobre nuestras tierras de América”.

La música elaborada para películas, en su mayoría norteamericanas, así como la música incidental asociada a ellas, ha sido y es la vertiente musical más utilizada en los dramatizados radiales cubanos.

El origen de esta concepción proviene, como hemos anticipado, del cine, incluso desde la época del cine mudo, lo que nos remite aún más atrás porque esta incipiente “música para películas” no era pura. Sobre el tema nos recuerda AlejoCarpentier, uno de nuestros más importantes musicalizadores: “Durante mucho tiempo, recuerdo que en un cine (…), que era el cine Fausto de La Habana, Amadeo Roldán dirigía un pequeño conjunto musical y, a menudo era interesante ver las películas mediocres que allí se proyectaban, porque la música ejecutada bajo la dirección de Amadeo Roldán era de una calidad maravillosa. Recibía partituras de autores modernos; ahí oí, por primera vez, algunas de las obras de maestros contemporáneos. De repente, sincronizándose, a lo mejor con una película de Tom Mix, sonaba en la orquesta un admirable fragmento de la música de Ravel, o de música de Debussy o, incluso, de música de Stravinsky (…)

La música para el cine, desde los primeros años, y a partir de 1927 ya con la

instauración del sonoro, parece buscar una legitimación en los “clásicos”. Hace énfasis en las melodías más conocidas y en la conformación de la orquesta.

La orquesta sinfónica, en su formato contemporáneo, incluye todo tipo de instrumentos musicales, sean folclóricos, electrónicos, programas para computadoras, o cualquier objeto con que se pueda producir un sonido específico. La composición y el arreglo musical de la obra determinan qué instrumentos utilizar. Sin dudas la orquesta sinfónica es la que potencialmente puede expresar toda una gama de texturas con mayor efectividad. Es capaz de elaborar las formas musicales más complejas, por lo tanto su sonoridad sugiere respeto, orden, maestría. No es de extrañar entonces que el cine también se legitime con la orquesta sinfónica y lo que esta es capaz de producir.

A partir del cine, la concepción musical se bifurca. Para el cine se compone, se

arregla y se ejecuta con otra intencionalidad. Desde el punto de vista evolutivo, la música sinfónica en el cine retrocede hasta el siglo XIX, a los románticos, en busca de lo tonal, del leitmotiv, de la melodía recurrente, la primacía de las cuerdas, despreciando, en un inicio, las propuestas de vanguardia de esos años.

Con la irrupción del cine musical como género llega en una concepción muy tamizada la música popular. Véase que no se muestra la música en su vertiente más pura, sino maquillada, adornada, a veces desprovista de su esencia marginal, pues a partir del arreglo orquestal se deben ejecutar todas las propuestas.

La comercialización de la música de películas norteamericanas va a encontrar un cliente seguro en la radio. Incapaz económicamente de producir la música que necesita para sus múltiples emisoras y espacios, la radio incorpora la música para el cine en sus programas. Sin embargo, la misma no satisface del todo la demanda y los requerimientos de la programación dramatizada. El por qué radica en que la secuencia cinematográfica, en cada obra, tiene una duración variable, por lo tanto su música es variable; no sólo en tiempo, sino en intensidad.

Desde finales de la década del 20 del pasado siglo, empresas norteamericanas y británicas van a editar colecciones de discos con una música muy particular.

Llamadas de acuerdo a su productor: Moodmusic, Atmospheric music, Production music, Cinema music, Background music, Cue music y Library music, entre otras denominaciones, estas colecciones tienen una intencionalidad simple y directa, en relación a la llamada música “clásica” y a la música de películas. Basada en ambas, la música incidental mantiene el formato de orquesta sinfónica, la prevalencia de las cuerdas, de la melodía, el leitmotiv; incluso es habitual que retome frases musicales y temas de la llamada “clásica” y de la música de películas, pero despojándolas de su libertad creativa, limitando ambigüedades, su rango de expresión.

Es la música que heredamos en las emisoras. Durante la edad de oro de Hollywood se instaura y consolida el formato de orquesta sinfónica para el cine, se gesta el cómo debe ser la música para este medio, una concepción que va a heredar como influencia directa la radiodifusión.

Obra Citada: Carpentier, Alejo. La cultura en Cuba y el mundo. Ed. Letras Cubanas, La Habana, 2003,  pág. 105.

Guardar

Autor