Discurso radial disfónico
No siempre podemos identificar una emisora sin saber la frecuencia y ello obedece a que estamos asistiendo a la promiscuidad de formas, estilos y perfiles.
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No siempre podemos identificar una emisora sin saber la frecuencia y ello obedece a que estamos asistiendo a la promiscuidad de formas, estilos y perfiles.
En el tema de la difusión musical, lo malo que se pueda hacer, aparentemente nunca aparece el culpable aunque públicamente se ha pretendido responsabilizar a los medios y en particular a la radio. Desde luego este medio tiene la mayor cantidad de horas para la difusión y en ello coinciden varios factores que propongo verlos por separado.
Si la radio es arte o no, nos puede llevar en una discusión: a pensar, y eso es ya un paso de avance. En las últimas líneas de este artículo podrán leer el criterio que tengo sobre ello en particular. Felicito a los compañeros que sabiamente han introducido el tema polémico al saber de sus verdaderas intenciones. Debemos hoy filosofar con los grupos de trabajo o colectivos de programas a nivel de espacios y secciones. Me detengo en el mundo del periodismo.
América Latina ha transitado por periodos socio-económico-políticos donde la comunicación social de interés público ha estado en manos de gobiernos interesados en los aspectos económicos y no ha existido un acento en el interés de los grandes públicos.
En cuanto libro se escribe acerca de técnicas de redacción para la radio, aparece más de una vez la advertencia de lo necesaria que resulta la reiteración. Téngase en cuenta que todo lo que se dice «al aire» ahí queda, y que las posibilidades de la memoria son limitadas en cuanto a retener información. Ese es el motivo por el cual muchas personas entienden a su manera las noticias, y cuantiosas aquellas que les dan una interpretación diametralmente opuesta a lo que se expresó por la radio.