Fidel, nuestro gran estratega revolucionario (+Audios)

En todo momento vio más allá la realidad que le tocó vivir; mantuvo activa la “luz larga” del intelecto donde el pensamiento analítico, discernidor y reflexivo se fusiona con la dimensión creadora.

A Fidel no le bastó conocer, saber, comprender, entender y aprender; su pensamiento se proveyó de una proyección capaz de derivar como fuerza transformante y guía para la acción.

Cada pensamiento en Fidel tiene un carácter creativo que nos hace crecer. Desde su humanidad y humanismo intensos hallamos, finalmente, al ser genial.

Una peculiaridad que le acompañó desde su temprana juventud fue su capacidad para la reflexión, atributo de la condición humana en su estado de máximo desarrollo. Los individuos reflexivos adoptan las decisiones acertadas en cada momento de su existencia, tanto de carácter personal como otras cuyas consecuencias redundan en la vida familiar, grupal, en colectivos, sociedades y de la humanidad en su conjunto.

La reflexión como ejercicio intelectual parte de factores coadyuvantes a la elaboración de un análisis correcto y exacto. Consiste en saber qué, cómo, por qué y para qué. La reflexión cuenta con herramientas, como la experiencia propia y la ajena; las consecuencias de hechos precedentes; el intercambio y la toma en consideración, en cada momento, de la circunstancia histórica y espacio-temporal.

#PorSiempreFidel "Soldado de las Ideas"Desde esa óptica es que entendemos en Fidel su virtud de insaciable lector, amigo de artistas, escritores e intelectuales, obreros, campesinos, estudiantes, hombres, mujeres, niños y niñas; apasionado por la historia cubana y universal; dialogante y cercano al pueblo que guió, con el que consultó siempre toda decisión a adoptar.

Desde los años previos al Moncada, Fidel tuvo el conocimiento y la sabiduría necesarios, sobre todo en momentos más difíciles cuando la opción de un minuto era determinante en la realidad futura. En un líder de inconmensurable estatura como fue la suya, asombra la naturalidad de carácter mostrada siempre al intercambiar con sus compañeros de lucha.

Con la sabiduría que le acompañó ejerció de forma ostensible su espíritu autocrítico y dispuesto a la rectificación cuantas veces fuese necesario. El Concepto de Revolución que nos legó constituye, más que texto, guía universal para pensar y actuar sabiamente. Allí ni falta ni sobra una letra, por lo cual constituye una brújula para mantenerla dirección y sentido acertados.

Por su capacidad de reflexión y correspondencia entre pensar y hacer, es que lo consideramos nuestro estratega revolucionario por excelencia; por su visión de presente y futuro tenemos la certeza de que hoy, aunque no físicamente, Fidel sigue entre nosotros.


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