La radio y Juventud Rebelde: esencias de Ana María Domínguez

Ana María Domínguez es una joven conductora-comunicadora, presentadora de espectáculos y directora radial que hoy conversa con En Vivo sobre algunas de sus historias.

La radio es algo muy grande para mí y a Juventud Rebelde le debo lo que soy: así se presenta Ana María Domínguez quien para muchos es conocida por su trabajo como conductora del programa “A buena hora”, cartelera cultural por excelencia de Radio Taino.

Domínguez se distingue por su voz delicada, perfecta dicción, su trato sensible y humano con los invitados, pero también por esa suavidad que esconde una tremenda fuerza para luchar por sus sueños.

El tiempo, en su caso, una vez más ha dado la última palabra para convertirla en una joven conductora-comunicadora, presentadora de espectáculos y directora radial.

Sobre algunas de sus historias estaremos conversando En vivo.

Ana ¿te viste siempre como periodista?

Desde muy pequeña, hasta hoy, nunca he sabido leer con la vista, siempre en voz alta, incluso me recuerdo encendiendo el ventilador y quedarme frente a él para leer, de modo que mi voz vibrara. En algún lugar de mi cabecita pensaba que eso era lo que sucedía ante un micrófono. Siempre en la escuela fui elegida para leer los comunicados, me entregaban los textos y yo me los aprendía luego de leerlos tres y cuatro veces. Entonces trataba de hilar las ideas. Otras veces me colocaba frente al espejo con un montón de revistas e imitaba cómo presentaría un espacio determinado. Esos son mis principales referentes. Estoy segura que desde pequeña soñaba hablar y ser de la radio.

En el preuniversitario me enfrenté a una boleta con una serie de carreras y me debatía, entonces, entre dos opciones: periodismo, o todo lo que se relacionaba con el mundo de la locución; también me interesaba la filología y por otra parte, medicina.

Llegué a realizar las pruebas de aptitud para periodismo, las aprobé pero como era mi segunda opción, automáticamente, me otorgaron medicina. Me encaminé, estudié mucho y a la par trabajé en la radio; pero llegaron las prácticas de la carrera. Nos ubicaron en un consultorio y comencé a sentirme agobiada con algunas cosas, por ejemplo, me costaba mucho poder inyectar a un niño.

En ese momento conocí que podía trasladarme de carrera. Me presenté nuevamente a los exámenes para periodismo. Aprobé y con ello todo cambió para mí. El periodismo fue una carrera que disfruté muchísimo.

Del aula de periodismo…a la radio, entonces…

Me gradué de periodismo en 2009 y añoraba hacer prensa plana. Fui ubicada en Juventud Rebelde, al lugar que agradezco todo lo que soy por la confianza y las tantas oportunidades que me ha ofrecido para estudiar y prepararme en ámbitos diferentes.

Ya en el periódico, Roberto Márquez, actual colega de Radio Reloj, me avisó del curso de locución (Diplomado) que se impartía en el Centro de Estudios de la Radio y la Televisión, en 2012; momento en que igual estudiaba en el Centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso. Aprobé las pruebas de aptitud y me inscribí en el postgrado.

Por entonces alternaba mi labor en el periódico con la de guionista en Radio Cadena Habana en espacios tales como “Tiempo joven”  y “7 y 30 Juventud”, todos de orientación juvenil. En el primero de ellos hice suplencia de la conductora de modo eventual y, aunque gratis, yo estaba allí a la 6 y 30 de la mañana para aprender.

En esta emisora trabajé junto a Oscar Alonso, un locutor al que mucho agradezco, como mismo a las directoras Noarys Ferrer y Mailyn Camilleri y Teresita Basulto. Incorporada en Radio Cadena, también me inicié en Radio Metropolitana, exactamente en el programa “Scala Máster”, bajo la dirección de Judith Díaz Henquen, un espacio que adoro y a cuya directora le guardo una inmensa gratitud por su confianza.

¿Fueron estos los pasos iniciales para llegar a Taíno?

Conocí Radio Taíno  justo por trabajar en Juventud Rebelde y llegué como invitada, a través de asistente de “A buena hora», por entonces Alina Núñez. Ella me contactó para que abordara en él, temas de orientación juvenil, ya que había leído en el periódico un trabajo que escribí sobre “Salud en tiempos de la moda”.

De esa invitación, terminé sustituyendo a la locutora Yadira Otero que, por otros compromisos de trabajo, no podía continuar en la revista. Fue así que desde el 29 de septiembre de 2014 comencé en ese espacio hasta que en noviembre del propio año Manolo Luis, el director, me propuso ser su conductora oficial.

“A buena hora” es un programa que ya conocía porque mi hermano mayor lo escuchaba. Fui varias veces a sus descargas cuando Arletty Roquefuentes las conducía, así que es un espacio que ha vivido en mí, desde mucho antes de ser parte de él

Lo quiero mucho, hay un sentido de pertenencia muy grande y si bien grabo otros espacios, “A buena hora” es ese programa que siempre quise hacer porque es como sentarme en la sala de mi casa a conversar.

Claro, se mantienen las reglas de la locución, hay un guion que jerarquiza los contenidos pero, al mismo tiempo, siento que puedo dialogar desde la cabina, a través de un programa muy integral que cuenta con descargas, la aventura y el puente musical, y todo ello me hace sentir muy a gusto. Manolo es un director que tiene muchas y grandes ideas y sé que lo voy a acompañar en cada una de ellas.

Confieso que la radio, en sentido general, es algo muy grande para mí; soy feliz en ella. Cuando he viajado, por ejemplo el tiempo mayor que fue a la India, la extrañé mucho. Desde allá escribí una sección para el periódico Cubahora, envié algunos audios para “A buena hora” pero así y todo necesité extraordinariamente la dinámica de la radio. El periódico se puede mantener de otra manera, amén de la distancia física, no obstante ese contacto que propician las ondas radiales es insustituible.

Además de  tu desempeño en la radio, asumes el rol de productora dentro de un equipo audiovisual. Cuéntanos de esta experiencia.

El propio trabajo en la radio te visibiliza en otros entornos y de pronto me han pedido la voz en off en documentales y promocionales, pero rememorando un poco, mi primera experiencia en la realización audiovisual me la ofreció Alberto Luberta en el 2017 y fue en un documental sobre Estela Bravo y su esposo Ernesto Bravo. Resultó una producción a cargo de RTV Comercial. Para la ocasión me desempeñé como asistente de dirección y constituyó una gran oportunidad que me abrió amplias posibilidades.

Luego de esa experiencia me involucro en trabajos junto a Pablo Massip, en momentos en que él asumía proyectos ocasionales relacionados con el CITMA, al pertenecer al grupo de videos de Cuba Energía. De la misma, manera dirigió materiales con el Icaic como el video y el documental Me dicen Cuba, el de Rosario Cárdenas, el de Choco, peticiones muy puntuales, a los me vinculé.

En tiempos de pandemia y al amparo del decreto del Registro del Creador, Massip me propuso trabajar junto a él como asistente de dirección. Una oportunidad importante por lo vinculado al trabajo creativo, como tal, hasta que poco a poco el rol fue cambiando o, más bien, se fue combinando. Yo tenía conocimientos preliminares como productora de artistas, lo hice con Ernán López Nussa, Julio Montoro y algún trabajo de este tipo en el teatro, con la obra Humo junto a los actores Renecito de la Cruz y Félix Beatón, a quienes llevé a Chile para participar en el Festival Internacional de Teatro de Antofagasta (FITZA 2020).

Pues con estos antecedentes, en el 2020 decidimos anclar la productora ALMAR Producciones y le dimos forma a lo que Massip venía haciendo. Como ves, en mi vida las cosas complementan unas a otras y la mayoría de las veces se mezclan para bien. Ahora, como primicia, te adelanto que tenemos dentro del mundo audiovisual dos video clips en proceso: uno de música popular bailable y el segundo de jazz. Del mismo modo estamos en preparación de documentales, el primero vinculado a la obra de Massip padre y el segundo de patrimonio.

En tu rigor profesional se advierte una dulzura siempre latente- ¿Quién es Ana María y puedes adelantarnos algunos de tus próximos proyectos?

Bueno, soy una persona que siempre está haciendo algo. Las mejores ideas llegan a mi cabeza cuando estoy limpiando, la conocida “fiesta del agua”, para  mis amigos. No me agrada cocinar ni planchar. Por otro lado, me encantan los niños, aun no tengo pero siento que hay en mí un cierto don para atraparlos y cantarle canciones. Me encanta la narración oral como otro modo de estrechar lazos con los infantes y eso me hace muy feliz.

Faltaría mucho por conversar con Ana María, la voz del espacio radial “A buena hora” , como mayormente se le conoce, aunque su desempeño trasciende las coordenadas de esta cabina. En cualquier caso mantiene como premisa que el proyecto que asuma—tanto en radio o televisión—tiene que partir, ante todo, de su disfrute personal.

Por: Ivón Peñalver, www.envivo.icrt.cu

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