En el acto, presidido por Federico Hernández, primer secretario del Partido en Granma, y Manuel Sobrino, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, los oradores exaltaron las cualidades organizativas, el valor y la alta disposición combativa del Guerrillero Heroico y su tropa, formada fundamentalmente por jóvenes.
En referencia a la juventud de aquellos combatientes, Pavel Oliva, primer secretario de la Unión de Jóvenes
Comunistas en Buey Arriba –municipio al que pertenece Bueycito– subrayó el rol protagónico de las nuevas generaciones en el sostén de la Revolución y el desarrollo del país, y conminó a elevar el interés por aprender la historia y hacer práctico el legado de estos capítulos gloriosos de la gesta independentista.
Al mando de unos 75 hombres, integrantes de la recién nombrada Columna 4, el Comandante Ernesto Che Guevara convierte la madrugada del 1ro. de agosto de 1957 en un infierno de balas sobre el cuartel, y aunque el factor sorpresa no se consuma, la acción termina en victoria rebelde.
El ataque permite el abastecimiento de armas y pertrechos –incluida la Browning tomada por el Che y a la que llamó «la joya del cuartel»– causó cinco bajas y varios heridos en los casquitos, y provocó un impacto desmoralizante en el enemigo; pues además del riesgo de la incursión en el llano, fue realizada por una unidad independiente del núcleo central del mando guerrillero.
En la escaramuza de Bueycito destacaron el entonces capitán Ramiro Valdés, Ciro Redondo y Lalo Sardiñas como jefe de pelotones, y Juan Vitalio Acuña (Vilo, también compañero del Che en la posterior guerrilla boliviana) frente a la escuadra de retaguardia.
Aunque lamentaron la caída del joven combatiente de 17 años Pedro Rivero Peña, ganaron mucho con la incorporación del minero Cristino Naranjo Vázquez, cuyas habilidades en el manejo de los explosivos que volaron los puentes de acceso al asentamiento fueron exaltadas por el Che.