Consuelito, la diva de la animación cubana

El 4 de diciembre de 1930 nació en el capitalino municipio Cerro, Consuelo Vidal Regal, quien por sus dotes demostradas en todo el vasto abanico de su multifacética obra, llegaría a ser reconocida como “la diva de la animación cubana”, pero reconocía que la radio la descubrió y que perfecciona a actores, locutores, técnicos y musicalizadores, por ser todo voz e imaginación y por tanto, más intimista.

Su madre era natural de Lugo (Galicia) prejuiciada contra la vida artística, pero su padre era ebanista, “tremendo tallista en madera”, por tanto artista, de la empresa Orbay y Cerrato, que se anunciaba en Radio Cadena Azul, y no objetó cuando una amiga pidió a Amado Trinidad que probara a su única hija, “la Chichi” para sus padres y amigos de su infancia.

Sus primeros estudios de arte fueron en la escuela Concepción Arenal, ilustre Centro Gallego de La Habana, donde estudió piano, dibujo y declamación. Para cumplir una promesa a sus padres, se diplomó de música, pero la actuación se revelaría como una vocación real desde 1944.

Con 14 o 15 años, conocía a Manolo Carballido Rey, siempre tan respetuoso y talentoso, que ya tenía más de 30 años y había empezado en RHC Cadena Azul, con el programa de aventuras Roldán el temerario; él le decía que ella tenía muy buena voz y la conservaba de maravilla, y todos los capítulos acababan con un gran grito de terror, que debía dar ella.

Buscando oportunidades, comenzó en un programa campesino con Juan Vicente Salgado, abuelito que contaba a la nieta cosas que pasaban en el campo; así trabajó gratis su primer año en la radio, con cuatro o cinco frasecitas, pequeños personajes que crecerían.

Se presentó en un concurso que buscaba nuevas voces para RHC Cadena Azul, y que ganó Raúl Selis, pero en 1945 en otro intento ganó ella frente a Reinaldo Miravalles; eran los albores de su brillante y vertiginosa carrera como actriz.

Se diplomó como locutora en 1946, en la escuela católica Nuestra Señora del Buen Consejo, en Falgueras y Domínguez.

En 1948 se encaminaba en el arte: en radio había trabajado en El ladrón de Bagdad de Félix B. Caignet dirigida por Enriqueta Sierra, a quien valora entre sus grandes maestros de actuación junto a Agustín Campos y Luis Manuel Martínez Casado.

Dada la belleza de su rostro y de su voz, no es de extrañar que estuviera entre los fundadores de la televisión cubana en 1950, en el programa humorístico Este hogar moderno, donde trabajaban con Julito Díaz, Amparo Jordán y Armando Soler, que aquí generó su popular personaje “Cholito” y siempre decía que era su verdadero novio de ella.

El coordinador de ese programa era Amaury Pérez García, que de camarógrafo llegaría a ser uno de los más brillantes directores de la televisión cubana, con quien se casó el 15 de junio de 1952 (boda cuya foto la popular revista Bohemia publicó) y tuvo sus cuatro hijos: Amaury (el cantautor pionero de la nueva trova que heredó las dotes comunicativas de su madre), Aimée, Aram y Ariana; todos nombres iniciados con la letra A siguiendo la tradición familiar paterna; y ella hija única, quería formar una gran familia.

No por azar, en la primera edición para reconocer Premios Nacionales de Televisión en el año 2003, fue una de los 19 trascendentes seleccionados; se dice que solo le faltó narrar noticias y deportes, porque hizo comedias, dramas, programas infantiles, animación, cantó y hasta bailó.

Y no solo trascendió en radio y televisión: también dejó su huella en el cine, teatro y cabaret; pero en estas cuartillas es preferible profundizar en su obra en la radio, menos conocida que la de televisión, pero no de menos valor, sobre todo por la alta estima que ella confesaba a la radio, que la proyectó como actriz dramática y locutora comercial, aunque amaba profundamente a la televisión.

De su inmensa obra en televisión, solo mencionemos ahora el humorístico semanal Detrás de la fachada (1957-1984), que pronto se convirtió en un clásico, creado y escrito inicialmente por Marcos Behmaras y dirigido por José Antonio Caíñas Sierra, donde ella ya era frecuente damita joven, pero en 1958 cuando la gran actriz Mimí Cal, contrafigura de José Antonio Cepero Brito que hacía reir, se va a trabajar a Puerto Rico, tras un breve tiempo con Eloísa Álvarez Guedes, le proponen a ella, jovencita y bonita, ser la animadora para la cual, su gran amigo Cepero Brito con quien tanta empatía logró para el rotundo triunfo del programa, acabaría siendo la contrafigura, y ella hacía reír.

Si de tanta obra nos detenemos en este programa de televisión, es porque multiplicó su éxito como conductora a máximos niveles de popularidad; por el reto que ella comprendió desde un inicio y tan felizmente salvó, que la animación era muchísimo más que la locuciòn, en lo que ella valoraría como su maestro a su entrañable amigo, el gran Germán Pinelli; y porque fue donde ella se consagró definitivamente en lo más profundo del pueblo cubano, que comenzó a llamarla cariñosa y hasta familiarmente, Consuelito Vidal.

No por ello abandonó la radio en lo absoluto: a fines de 1949 trabajaba en CMQ Radio, donde cantaba los jingles acompañada solo por la guitarra de Eduardo Saborit, hasta que Publicitaria Siboney le ofreció un buen contrato, y ella aceptó anunciar todo lo que quisieran siempre que no le restara su aval como actriz; donde era actriz, no hacía comerciales.

De tal suerte, pudo actuar en las novelas de Iris Dávila y de Carballido Rey para el espacio La novela cubana, y alternar en el ambiente radial cubano en mayor o menor medida con consagrados artistas que nos visitaban de otros países, como Libertad Lamarque (“las manos más lindas del mundo”), Los Chavales de España, Hugo del Carril, Pedro Vargas, Jorge Negrete, Edith Piaf, Johnny Matis, Dolores del Río y el trio Los Panchos.

En 1950 participaba en el tan popular radial diario La tremenda corte, con Leopoldo Fernández “Tres Patines”, y en telenovelas de los años 50 y 60, como su Niña Lala en Tierra Brava (versión de 1958, citada como Media Luna o Rancho Luna) de Dora Alonso, también radiada, así como en Entre monte y cielo, también de Dora Alonso.

Alternando la radio y la televisión, fue incuestionable su éxito entre las nuevas generaciones que la aseguraron en las más caras tradiciones cubanas por sus talentos, simpatía y carisma, mediante su rigor profesional asimismo en los programas infantiles, cuando en 1962 Erdwin Fernández creó el programa Amigo y sus amiguitos, que tantos años duró.

En Tía tata cuenta cuentos, que de la radio siempre a las 7 de la mañana, se extendería a la televisión a las 7 de cada ocaso; programas en los que ponía voz a diversos personajes y cantaba sus principales obras musicales destinadas a los niños. Aún se entona su Barquito de papel, un clásico de la cancionística para niños.

Ello propició que su voz también interpretara numerosos personajes de animados cinematográficos cubanos, como el popular Matojo.

Falleció en su Habana natal el 7 de octubre de 2004, tras persistentes deficiencias en su sistema óseo desde los años 90, pese a lo que siguió trabajando para su pueblo, y agudos trastornos cardiovasculares desde el verano de 2003, de los que nunca se repuso y fue hospitalizada casi un año por varios problemas de salud, entre ellos estos graves trastornos cardiacos.

Diagnosticada entre los ataques cerebrovasculares, sería inhumada en la habanera necrópolis Cristóbal Colón.

Pero continua, Maestra de generaciones, con su obra y ejemplo de talento, disciplina, rigor, sencillez y autenticidad; dedicada mayormente a diversas modalidades de la radio y de la televisión con memorables actuaciones, devino excelente animadora, conductora de programas y de espectáculos públicos muy diversos (artísticos, festivales musicales, concursos, y galas especiales), y una de las más relevantes actrices de la radio y de la televisión en Cuba y sin duda alguna, es cierto: desde su formación en la radio, la diva de la animación cubana.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

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