Príncipe y Bárbaro en el cenit de la música cubana: El Benny

Gracias a sus grabaciones que la radio en que triunfó y lo dio a conocer ha mantenido trasmitiendo y luego por otros medios, no perdimos al “príncipe del mambo” y “bárbaro del ritmo” hace 51 años, cuando falleció en La Habana con cirrosis hepática, Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, el 19 de febrero de 1963.

Este cantautor más conocido artísticamente como Benny Moré, o simple y cariñosamente “el Benny”, apodado también “el Sonero Mayor de Cuba”, había nacido 43 años antes en el barrio de Pueblo Nuevo, a 32 kilómetros al sur del poblado Santa Isabel de las Lajas y a 10 kilómetros al noreste de la ciudad de Cienfuegos, entonces Las Villas hoy provincia de Cienfuegos, a las 7 de la mañana del 24 de agosto de 1919, al centro sur del país.

Reconocido por su innato sentido musical y su fluida voz de tenor, que coloreaba y fraseaba con gran expresividad, su amplio registro para la interpretación y capacidad natural para la composición musical, y como Maestro en todos los géneros de la música cubana, aunque destacó sobre todo en el son montuno, el mambo y el bolero, conquistó el cenit de la cultura cubana, y es ya una tradición oírlo muy gustosamente. Se le han relacionado de una u otra forma, otros grandes de nuestra música, como Pacho Alonso, Fernando Álvarez y Tito Puente.

Primogénito entre 18 hermanos de una humilde familia campesina, su vida casi legendaria se remonta a su tatarabuelo materno Gundo, hijo del rey de una tribu del Congo, capturado a los 9 años de edad y vendido como esclavo africano de los que traían a Cuba del África Central y Occidental. Antaño lo compró Ramón Paredes, propietario de una plantación, y lo nombró Ta Ramón Gundo Paredes, según la costumbre entonces. Cuando la propiedad pasó a manos del conde de Casa Moré, dueño del central La Santísima Trinidad, su nombre cambió a Ta Ramón Gundo Moré, y con la esclava Julia Moré tuvo a su hija Julia, familia muy ligada al Casino de los Congos, que era una cofradía fundada en el siglo XIX por negros congos libertos del barrio La Guinea, y fue el primer rey congo en Santa Isabel de las Lajas. Emancipado por el conde, mantuvo su apellido y murió liberto a los 94 años de edad.

Benny era hijo de la unión ilegítima de Silvestre Gutiérrez con Virginia Secundina Moré, quien heredaba el apellido de su madre Patricia (abuela de Benny) con un acaudalado español con el que tuvo otras tres hijas sin reconocer a ninguna, por lo que todas heredaban el apellido materno Moré. Patricia a su vez, heredaba el apellido Moré de aquella Julia hija del primer Rey congo en aquellos lares, hoy Cienfuegos.

Muy niño, entre aquellos congos aprendió a tocar el insundi, los tambores de yuka, los de Makuta y Bembé invocando orishas (deidades africanas), cantando y bailando perfectamente, “chillando como un demonio” todo el día, expresión de su madre para evaluar su vocación entonces por la música, creando tonadas campesinas y con canciones de moda, y dirigiendo conjuntos de machetes, bongoes de latas de leche y dos palitos a manera de claves.

Con seis años de edad se fabricó su primera guitarra con una tabla, clavos y un carrete de hilo de coser, y con diez años “rallaba” un tres de verdad que le habían prestado y llevaba a fiestas cercanas.

Abandonó la escuela muy niño para trabajar en el campo; en 1935, con 16 años, integró un primer conjunto musical; en 1936 viajó a La Habana donde vendía “averías” (frutas y verduras estropeadas, y hierbas medicinales); seis meses después regresó a San José de las Lajas, donde cortaría caña con su hermano Teodoro, y con el dinero obtenido y los ahorros de Teodoro, compró su primera guitarra decente. En 1940 regresó a La Habana: viviendo muy precariamente, tocaba en bares y cafés y después, “pasaba el sombrero”.

Su primer éxito fue en la Corte Suprema del Arte en radio CMQ, cuyos ganadores eran contratados para grabar y cantar. En su primera aparición, le “tocaron la campana” como perdedor, cuando apenas comenzaba a cantar, pero al presentarse nuevamente, ganó el primer premio y consiguió su primer trabajo estable con el conjunto Cauto, liderado por Mozo Borgellá, con quienes debutó en la emisora 1010 en 1944. También cantó exitosamente en la emisora CMZ con el sexteto Fígaro, de Lázaro Cordero.

Siro Rodríguez lo oyó cantar en el bar El Templete, quedó gratamente impresionado, y poco después, por una repentina indisposición de Miguel Matamoros, Borgellá envió a Beny para sustituirlo, y desde entonces Beny quedó ligado al trío Matamoros durante años, con quienes realizó numerosas grabaciones. Reemplazó como cantante principal a Miguel, que se dedicaría exclusivamente a dirigir el conjunto. Con ellos y ya con cirrosis hepática, viajó en 1945 a México, donde actuó en dos de los más famosos cabarets de entonces: el Montparnasse y el Río Rosa, realizó varias grabaciones y permaneció cuando el conjunto regresó a La Habana. Allí, por sugerencia de Rafael Cueto, adquirió su nombre artístico: Beny Moré.

En 1946 se casó con la enfermera mexicana Juana Bocanegra Durán; su padrino de bodas fue el afamado cantante mexicano Miguel Aceves Mejía. Siguió actuando en el Río Rosa como miembro del Dueto Fantasma, con Lalo Montané, y grabó para la compañía discográfica RCA Víctor los temas Me voy p´al pueblo, y Desdichado, con la orquesta de Mariano Mercerón. Con Dámaso Pérez Prado grabó entre otros, Babarabatiri, Anabacoa, Viejo cañengo, El Suave, María Cristina, Pachito eche, y los mambos Locas por el mambo, Qué cinturita y Dolor carabalí, que consideraba su mejor grabación con “el Rey del Mambo” y nunca quiso volver a grabar; se le empezó a llamar “El príncipe del mambo”.

Ya era una estrella en México, Venezuela, Panamá, Colombia, Brasil y Puerto Rico, cuando en abril de 1952 regresó a Cuba, donde apenas se le conocía. Su primera grabación en Cuba y su primer éxito fue su mambo Bonito y sabroso. Alternó actuaciones en vivo y para le emisora Cadena Oriental, con viajes a La Habana para grabar en los estudios de la RCA. Entre 1950 y 1951 grabó muchas otras canciones, como La cholanguengue, Candelina Alé, y Rabo y oreja, y trabajó también para la emisora RHC Cadena Azul con la orquesta de Bebo Valdés, quien le inició en un nuevo estilo llamado “batanga”. Al presentador de su programa, Ibrahim Urbino, le debe el sobrenombre “El Bárbaro del Ritmo”, por su interpretación de ¡Ah, Bárbara! Pudo grabar con la Sonora Matancera, pero no quiso: según se cita a Leonardo Acosta, “a él esa Sonora, nunca le había sonado”.

Luego, Radio Progreso lo contrató con la orquesta de Ernesto Duarte Brito, y grabó el célebre bolero Cómo fue. Además de la radio, actuó en salas de baile, cabarets y fiestas. En 1952 grabó con la orquesta Aragón de Cienfuegos, a la que ayudó a introducirse en el mundo musical habanero. En 1953 grabó el mambo Así es la humanidad, también grabada para Johnny Bosch.

En el programa Cascabeles Candado de la emisora CMQ, estrenó la Banda Gigante de Benny Moré, con más de 40 músicos, solo comparable en tamaño con la big band del español Xavier Gugat; grande, pero con una organización melódica única en su tipo, y con el talento de saber improvisar al momento que su director Benny Moré, lo decidiera. Entre 1954 y 1955, esa Banda fue inmensamente popular: entre 1956 y 1957 hizo una gira por Venezuela, Jamaica, Haití, Colombia, Panamá, México y Estados Unidos, donde actuó en la ceremonia de entrega de los Premios cinematográficos Óscar. En La Habana actuaron en las más célebres salas de baile, como La Tropical y La Sierra. En 1960 empezó a actuar también en el cabaret Night and Day. Se le ofreció una gira por Europa, que rechazó por temor a volar, pues ya había estado involucrado en tres accidentes aéreos.

Su última actuación fue el domingo 17 de febrero de 1963 en Palmira, a unos kilómetros de su natal Santa Isabel de las Lajas, presentación llena de leyendas, como que se le rompió una variz esofágica, por aquella cirrosis: vomitó sangre, pero subió al escenario y cantó como nunca. Según el doctor Luis Ruiz, había llegado a Santa Isabel de las Lajas para ver a su madre y otros familiares y conocer sobre la construcción de la casa, que personalmente estaba atendiendo, y según el Dr. Amín E. Naser (Beny Moré, La Habana, Ediciones Unión, 1985), al viajar a Lajas vomitó sangre, y desde el mediodía del sábado 16 hasta el atardecer permaneció acostado y volvió a vomitar sangre. Se sentía muy mal, decaído, débil, pero viajó a Palmira a presentarse al público; en el intermedio de la función tomó un breve descanso y retornó al escenario. Cantó el bolero Dolor y perdón, Maracaibo, y Qué bueno baila usted.

Para muchos, desde su primer vómito de sangre debió ir a un hospital cercano en Cienfuegos por urgentes transfusiones de sangre, pero tardó mucho en atenderse en un hospital con todas las posibilidades. Se desgastó mucho, pero quería quedar bien con su público. De Palmira regresó urgentemente a La Habana, sin querer ingresar en ningún hospital sino regresar a su casa y junto a sus hijos, esperar la muerte. El domingo 17 mejoró algo, pero al amanecer el lunes 18 volvió a empeorar y su médico decidió ingresarlo. Benny le dijo, “Mi hermano, me cogió la rueda”.

Una ambulancia lo llevó al Instituto Nacional de Cirugía, antiguo Hospital de Emergencia en la Avenida Carlos III casi esquina a Infanta, hoy municipio Centro Habana limítrofe con Plaza de la Revolución. Llegó en estado de coma, hubo complicaciones pulmonares y renales, se le dificultaba respirar,  su presión arterial comenzó a bajar, mantenía fiebre de 39 sin defensas a los tratamientos… en La Habana se celebraba el I Congreso Médico Internacional, y al propagarse la noticia de su estado muy grave, se personó el Dr. Machado Ventura, quien con otros galenos cubanos y extranjeros, participaron en una junta médica. Falleció a las 9.15 de la noche del martes 19 de febrero de 1963.

Pepe Olmo, cantante de la orquesta Aragón, dijo que había terminado una era musical; después vino otra, pero esta finalizó con Benny Moré. Enterrado en el cementerio de su ciudad natal, desde entonces su tumba sería frecuentada por sus fanáticos.

De su discografía se rememoran Benny Moré (DICAP, 1971); Benny Moré, de verdad (Egrem, 1992); Benny Moré en vivo (RTV Comercial/Discmedi, 1994); Benny Moré and Pérez Prado (2 CD, Orfeón Records, 2001); Bárbaro del Ritmo (1948-1950) (Tumbao Cuban Clasix, 2004); Remix for Benny (compilación de Remix de Djs, Mundo tributo al Centenario de Beny Moré, Guámpara Music, 2019).

Entre otras de sus composiciones se destacan las guarachas mambo Rumberos de ayer y Yiri Yiri bon, el bolero mambo Camarera de mi amor, los sones montuno Santa Isabel de las Lajas y Francisco Guayabal, el son Vertiente Camagüey, la guajira Cienfuegos, la guaracha Se te cayó el tabaco, los boleros Conocí la paz, Mi amor fugaz, No te atrevas y A mi padre; y el guaguancó chachachá De la rumba al chachachá.

En 1992 Bladimir Zamora publicó su selección y prólogo Benny Moré: bella ilusión, Cancionero; en 2009 Faisel Iglesias su novela Qué bueno baila usted, sobre su vida, y John Radanovich: Wildman of Rhythm: the Life and Music of Benny Moré (University Press of Florida; Gainesville, estado de Florida, Estados Unidos, en inglés); la escritora habanera Daína Chaviano lo incluyó como personaje en su novela La isla de los amores infinitos, (editorial Grijalbo, México, 2006), cuyo último capítulo se titula Hoy como ayer, considerada una de las mejores interpretaciones del Benny. En 2006 se estrenó la película El Beny, presentada en el Festival Internacional de Cine de Locarno (Suiza), premio Boccalino de actuación protagonista, candidata cubana a los Premios Oscar, ficción sobre su vida que dirigió Jorge Luis Sánchez, lejanamente emparentado con Benny, quien fue interpretado por Renny Arozarena, con música de Los Van Van, Chucho Valdés y el grupo Orishas, entre otros. El venezolano Oscar D´Leon hizo una versión de su son montuno Qué bueno baila usted. En la Fonoteca Nacional de México se colocaría una placa en su honor. Fue incluido en el International Latin Music Hall of Fame (1999), y en el Pabellón de la Fama de los Compositores Latinos (2016, fundado en 2012). La emisora COCO ha conservado muchos años un programa dedicado al Benny.

Pero sobre todo, trasciende en el alma del pueblo cubano, al que sigue dirigiendo como su Banda Gigante desde el cenit de la música.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *