por 
José Martí aseguró que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Este principio martiano se ha cumplido en la existencia fructífera de Arnaldo de Jesús Coro Antich, Premio Nacional de Radio, quien dedicó más de medio siglo al desarrollo de este medio de difusión en nuestro país.
Coro falleció hace exactamente un año en horas de la madrugada del 8 de enero de 2023.
Su nacimiento tuvo lugar el 2 de julio de 1942 y desde muy joven se vinculó a la radiodifusión. Fue un experto diexista y especialista en Medios de Comunicación Masiva y Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.
También fungió como docente ya que impartió clases como Profesor Adjunto en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores y en el Instituto Internacional de Periodismo de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
Además ejerció como Vicepresidente de la Comisión Cubana para la Preservación del Patrimonio Audiovisual, creada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO.
Arnaldo Coro inició su interés en la radio, según contó, a partir del regalo de su padre de una bobina con una piedra de galena y unos audífonos para escuchar las emisoras. Con solo 12 años se incorporó al entonces Radio Club de Cuba, la asociación que a finales de la década de los 50 reunía a los radioaficionados en la capital. Ya en 1957 comenzó a trabajar en CMBA Televisión Canal 7.
Siendo muy joven en 1961 Coro integró el equipo fundador de Radio Habana Cuba. En esta emisora laboró durante años como periodista y también fue el Jefe de la Redacción en inglés.
Desde su fundación en 1966 fue miembro de la Federación de Radioaficionados de Cuba, y un activo miembro en comisiones técnicas y con otros cargos, siempre buscando soluciones a problemas técnicos.
Además Coro participo en forma activa en Radio Progreso con materiales y secciones especializadas relacionadas con el campo de la ciencia y la técnica y también envió colaboraciones al periódico Juventud Rebelde.
El insigne radiofonista fue autor de publicaciones científicas y técnicas, incluido el libro La Guerra Radial de los Estados Unidos de América Contra Cuba, editado en 1984.
Dio su aporte decisivo al enfrentamiento de los ataques cibernéticos llevados a cabo por los enemigos de la Revolución Cubana desde los EE.UU.
Coro fue un incansable trabajador. Incluso se asegura que además de la labor que realizaba en su centro de trabajo, con mucha frecuencia hasta altas horas de la noche desde su casa, realizaba monitoreo con los equipos que tenía allí instalados para chequear y poder opinar sobre la calidad de las trasmisiones, de manera muy especial Radio Habana Cuba.
Los especialistas que tuvieron la posibilidad de relacionarse muy directamente con él afirman que era un verdadero experto en ciencia, técnica y tecnología aplicadas a los medios masivos de comunicación. A su vez fue un gran estudioso.
Fue miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Arnaldo era un apasionado de la divulgación de la ciencia y la tecnología y siempre estaba al tanto del último descubrimiento o invención para transmitirlo a oyentes y amigos.
Otro tema al que le dedicó especial interés, tiempo y esfuerzos fue al de las comunicaciones de emergencia de radioaficionados. Siempre su estación de radio estuvo presta a buscar y compartir información durante las emergencias y los desastres en nuestro país y la región. En el momento de su deceso era el Coordinador de Emergencias del Área C de la Región 2 de la Unión Internacional de Radio Aficionados (IARU R2).
Más allá de las limitaciones que le impuso la enfermedad que le provocó finalmente la muerte, puede decirse que Arnaldo Coro trabajó en la última etapa de su existencia horas ya que desde su casa siguió aportando ideas y materiales así como supervisando las transmisiones de diferentes emisoras de nuestro país.
Coro sigue ocupando, y ocupará por siempre, un digno espacio en la historia de la radio en Cuba y en el recuerdo agradecido de quienes fueron sus alumnos y sus colegas, sus amigos y familiares. A hombres como él se les recuerda siempre en presente histórico.
