Doce años de “La voz del Atlántico”

La estación radial de la “Villa Blanca de Cuba” sale al aire por la frecuencia 107.9 Mhz de la FM y  transmite seis horas diarias. No obstante, mantiene una programación variada que se propone, a diario, satisfacer las expectativas de los pobladores y estar en su preferencia.

A propósito de su fundación y para conocer sobre el quehacer de “La voz del Atlántico”, como reitera su slogan, el Portal de la Radio Cubana conversó con su directora Dania Quiala Quiroga, quien desde los nueve años inició su trayectoria periodística en una pequeña planta radial comunitaria en Mayarí, también perteneciente a la “Ciudad de los Parques”.

La historia de Gibara está vinculada al cine por la celebración, en esta ciudad como en ninguna otra del país, del prestigioso Festival Internacional de Cine Pobre. ¿De qué manera han asumido la divulgación de un evento  tan renombrado como este y cuánto ha aportado a la actividad reporteril de sus radialistas?

El séptimo arte es preservado desde nuestra emisora a través de los espacios culturales “Raíces” y “Sentir”. Ellos mantienen  el acercamiento a la cinematografía y  al accionar del movimiento del territorio que cuenta con un club de aficionados importante. La emisora  forma parte del evento por lo que la actividad reporteril es activa, incluso con la participación de periodistas de otros medios provinciales,  nacionales e internacionales. Aunque ciertamente como medio de prensa comunitario  estamos necesitados de mayor consideración por parte de los organizadores del Festival Internacional de Cine Pobre.

¿Cuánto agradecen los gibareños el quehacer radial del joven colectivo de “La voz del Atlántico”?  

La radio suple un viejo anhelo, porque, aunque desde la década del 30 del pasado siglo existieron intentos significativos  para tener una emisora, no fue hasta el 2001 que contamos con ella. Recordamos a Armando López, a Catalá, a Barciela,  y otros muchos que dejaron su huella en cada pasillo de este lugar.  

Actualmente, las revistas y programas de variedades logran reflejar intereses de la comunidad mediante conflictos cotidianos y el  intercambio con el oyente que permite la retroalimentación y el tratamiento a la historia,  tradiciones, cultura de la localidad.

En poco más de una década de transmisiones, ¿cuántas barreras han enfrentado al asumir los retos de una radio comunitaria cuando en Cuba esta modalidad para muchos es aún incipiente?

El empeño rompe las barreras, surca retos porque hay un diseño de programación que hace que el artista busque al oyente, al director de organismo, que se informe e investigue acerca de la cultura de su pueblo para reflejar mejor a sus protagonistas.

Avanzamos en el cumplimiento de nuestra misión y eso  nos ha hecho más auténticos. Aún así, nos falta que todos los organismos aprovechan suficientemente esta gran casa radial.

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