El 24 de junio de 1945, falleció en Madrid, España, el compositor, pianista, y director de orquesta habanero Moisés Simons Rodríguez, autor entre otras muchas obras relevantes, de la que se ha catalogado junto a La Guantanamera, como la canción cubana más famosa: El Manisero, grabada en más de 160 versiones.
Nacido el 24 de agosto de 1889, empezó a estudiar música con su padre el vasco Leandro Simons Guergué, y ya en 1898 con 9 años de edad era el organista en la iglesia del barrio de Jesús María en La Habana, y director del coro de la iglesia del Pilar; en 1904 con 15 años comenzó estudios avanzados de composición, armonía, contrapunto, fuga e instrumentación. Luego fue pianista de concierto y director musical para compañías de teatro lírico: en el teatro Martí presentó comedias musicales de Ernesto Lecuona, y luego fue contratado por el compositor Vicente Lleó, que dirigía una compañía de zarzuelas en el teatro Payret, con la que hizo giras por México, República Dominicana, Puerto Rico y Centroamérica.
En 1924 fundó su jazz band con la que se presentaba en el Roof Garden del hotel Plaza en La Habana, banda compuesta por Simons (piano), Virgilio Diego (violín), los saxos eran Alberto Socarrás y José Ramón Betancourt, el contrabajo Pablo O´Farrill y batería, banjo y timbales. En 1928 incorporó al trompetista Julio Cueva y a Enrique Santiesteban como vocalista y baterista, músicos “estrellas” que ganaban 8 pesos diarios.
En el terrible huracán del 20 de octubre de 1926 se perdieron todas las obras escritas por Moisés Simons hasta entonces. Investigaba la música cubana y lo publicaba en periódicos y revistas; escribió música para películas, presidió la Asociación de la Solidaridad Musical y fue director técnico de la Sociedad de Orquesta de Viento u orquestas típicas.
Fue de los compositores en la considerada “edad de oro” de la música cubana entre guerras con Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán, Ernesto Lecuona, Eliseo Grenet, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats y Jorge Anckermann, época en que se reconocen las influencias de las raíces africanas en la cultura musical cubana.
El eminente intelectual y musicólogo habanero nacido en Lausana, Suiza, Alejo Carpentier, elogió su capacidad musical, buen gusto y acoplamiento, evaluándolo en el punto más alto de su carrera. No es de extrañar que Carpentier le hubiera encargado a Simons El Manisero para separar dos escenas de una obra que estaba escribiendo; Simons lo redactó en una de las llamadas “lechería de barrio” entre las calles San José y Amistad, donde se consumía leche, café o chocolate.
La habanera (Guanabacoa) Rita Montaner fue la primera en interpretarla para la Columbia Records (1927-1928), estrenándose en el teatro Encanto de La Habana y en el Palace de París en 1928.
Tiempo después de entregarle la partitura a Carpentier, Simons recibió un telegrama de New York, donde ya era una melodía popular; el disco de la Montaner se había extendido de España a toda Europa, considerado el mejor pregón cubano de todos los tiempos, en todo lo cual la radio protagonizó: no por azar, en 1940 Rita Montaner sería proclamada “Reina de la Radio”, tras tanta obra en CMQ Radio y en RHC Cadena Azul, y luego en televisión, desde Un romance cada jueves, en Unión Radio Televisión Canal 4.
Pero ya en septiembre de 1930 fue interpretado en New York por la orquesta Habana Casino del cienfueguero Don Azpiazu (donde cantaba su nuera), promovido como son cubano/dominicano, en la discográfica Víctor Talking y Machine Company, 78 rpm con músicos estelares como Julio Cueva, Mario Bauza y el cantante Antonio Machín, y fue la versión que más la ha vendido sin cifras oficiales, pero reconocida como la primera canción latina con más de un millón de partituras para E.B.Marks Inc, la canción más vendida en Estados Unidos en 1931 y luego con total éxito en Europa y Japón; en 1943 ya había generado 100,000 usd en derechos de autor, éxito que llevó al furor por la rumba en esos países hasta los años 40, ritmo de son-pregón, etiquetada como rumba o sobre todo en África occidental y oriental, como rumba foxtrot, donde alcanzó el mayor furor comercial e influencia perdurable, tanto que se cree que así es cómo la rumba congolesa obtuvo su nombre, y durante el resto del siglo XX era obra obligada en toda gran orquesta africana en tan vasta región.
El propio Machín lo interpretó en un corto cinematográfico llamado Coconut Vendor, y además de los ya referidos, hay una versión flamenca de Manuel Vallejo, la Latin Jazz de Sole Gimenez, e Ignacio Villa “Bola de Nieve”, Celia Cruz, Luis Mariano, y Oscar D´Leon. Fue incluido en la banda sonora de muchas películas, como The Cuban Song de MGM (1931, Hollywood, por Ernesto Lecuona), nos llega la magistral versión de Rita en El romance del palmar (Cuba, 1938, dirigida por Ramón Peón), por Judy Garland en Nace una estrella (1954), Pedro Infante y Libertad Lamarque a dúo en Escuela de música (1955) y Germán Valdés “Tin Tan” y María Antonieta Pons en Una estrella y dos estrellados (1960), en Vampiros en La Habana (filme cubano de dibujos animados, 1985) es el sonido en el tranvía en dos ocasiones y otra cantada por turistas estadounidenses ebrios que pasean por una plaza; Crónica de una muerte anunciada (Italia-Colombia-Francia, 1987, a partir de la novela homónima de Gabriel García Márquez); en 1999 la melodía se oye en una escena de La lengua de las mariposas, y en el epílogo de Office Space, y en 2016 en la versión instrumental de fondo en Café Society (Woody Allen).
Titulada en inglés The Peanut Vendor, su primera versión en ese idioma fue la de Gilbert y Sunshine; en 1947 volvió a ser otro gran éxito con la versión big band de Stan Kenton para Capital Records, quien la regrabó dos veces más con su banda y llegó a interpretarla también con piano solo.
Reconoció a Simons mundialmente su música y letra a partir de los pregones de los vendedores callejeros habaneros, aunque algunos autores han dicho que fue escrita por Gonzalo G. de Mello, pero Díaz Ayala lo duda por ser uno de esos raros casos de la música popular con inmediatos beneficios para su autor, que Mello hubiera reclamado.
Para Fernando Ortiz, el verdadero creador había sido un anónimo vendedor de maní en La Habana a mitad del siglo XIX, en lo que se basó una danza del compositor estadounidense Louis Moreau Gottschalk (New Orelans, 1829-1869), sin dudarse jamás de sus elementos populares y folklóricos netamente cubanos; no en balde, de canción tan popular se apropiaría el pueblo para una nueva forma de aludir a la muerte: “cantar el manisero”.
Simons también escribió las partituras de operetas y zarzuelas como Deuda de amor, La negra Quirina, Le chant des tropiques, Niña Mercé, muchas de las cuales fueron premiadas en París en los años 30, y canciones tan populares como Cubanacán, Los tres golpes, Así es mi patria, Chivo que rompe tambó (que luego oímos por “Bola de Nieve”), La trompetilla, Paso ñáñigo, Serenata cubana, Vacúnala, Marta, Danzas cubanas y Rumba guajira. Escribió su opereta Toi c´est moi con el popular novelista francés Henri Duvernois, donde trabajó la actriz francesa Simone Simon, y se estrenó en la Opera Comique de París en octubre de 1934; serie de piezas variadas y cómicas.
La mayor parte de los años 30 e inicios de los 40 vivió en Francia, sobre todo en París; avanzaban los nazis y regresó a Cuba en 1942, y poco después viajó a Tenerife, y luego a Madrid, donde firmó un contrato para realizar la música del filme Bambú, que incluía su última composición: Hoy como ayer, que luego popularizaría el gran lajero Benny Moré, nacido igual que Moisés Simons un 24 de agosto, pero de 1919.
Con saludos fraternos desde la Republica Dominicana , disfrutando este excelente portal de la Radio Cubana , entre los años 1970 al 1992 , era un asiduo oyente de Radio Rebelde , Voz de la Educación Integral , en mi provincia , San Pedro de Macorís.
Viva Cuba Libre a sus 70 años del Moncada