La reina de los dramatizados cubanos: Martica del Río

Tras una afección, con 84 años de edad, fallecía en La Habana el jueves 15 de octubre de 2020, hace tres años, Ángela Martha del Río Rodríguez, actriz de radio, televisión, teatro y cine, nacida el 23 de febrero de 1936 en una humilde familia habanera de cuatro hermanos.

Comenzó sus estudios en la escuela pública #6, donde actuaba en obras adaptadas para las fechas patrióticas escritas por una profesora que le descubrió su talento; con 14 años empezó a trabajar en un bufete público viabilizada por un abogado amigo de su madre, pero dadas sus inquietudes artísticas, se presentó a una convocatoria para un curso de actuación que concibió el actor Santiago García Ortega, quien la presentaría en 1956 en la comedia de teatro Un cuarto de vino de arroz, a partir del original de la estadounidense Edith Sommer, Un cuarto lleno de rosas (Broadway, 1955), donde actuó con Marta Falcón y Sergio Corrieri, y cuyo programa decía “la primera de una serie”, dirigida por la destacada directora Cuqui Ponce de León que la acogería como una hija, en la sala Hubert de Blanck, donde pronto repitió con Cuqui en la obra Escápate Isabel, y luego también con Cuqui pero en la sala Talía, Marea de otoño.

Así ingresó en la Asociación Cubana de Artistas de Radio, Televisión y Cine (CART), y ese mismo año 1956 en la televisión con el programa humorístico Mi familia, protagonizado por Julito Díaz y Agustín Campos, donde ella era “la damita joven”; siguió en novelas, cuentos, en la adaptación de obras de la literatura universal y en teatro adaptado a la televisión, clásicos en verso, como Lope de Vega y el francés Molière, y muchos más.

Aportó en los principales dramatizados de la televisión cubana, desde Una luz en el camino, de Iris Dávila y Aleyda Amaya, debutando como “damita joven” junto a Pedro Álvarez, pero también fue la Julieta y la contrafigura de Enrique Santiesteban en Otelo, ambas del infinito inglés William Shakespeare; trabajó con los mejores galanes de cada época como Carlos Alberto Badía, Pedro Álvarez, Jorge Max, Carlos Barba, Rolandito Barral y otros, dirigida por grandes directores como Roberto Garriga y Antonio Vázquez Gallo.

Mientras tanto, hacía gran parte de su carrera desde la radio, en La novela de las dos de Radio Progreso, donde comenzó sustituyendo a Martha Velasco y llegó a ser la protagonista, y a trabajar en novelas escritas por el renombrado Joaquín Cuartas, y también en otros dramatizados radiales de la misma La novela de las dos fundamentalmente y de Estudio cuatro, el histórico seriado Así se forjó la Patria, siempre protagonizando, y ya jubilada integró el colectivo que diariamente realizaba el programa Nosotras, dedicado a la familia cubana, también en Radio Progreso, emisora que fue para ella “como una casa”, junto con actores tan meritorios como Enrique Santiesteban, Ramón Veloz, Enrique Almirante, Frank Negro, Margarita Balboa, Gina Cabrera, Consuelito Vidal y otros; se reconocía por su hermosa, fuerte y dulce voz.

En la televisión, tras su obra previa, se consagró más aun en el público cubano al protagonizar durante 14 años consecutivos todos los jueves a las 8.30 de la noche por el canal 6 CMQ, con total éxito y máxima popularidad, el popular programa de televisión Casos y cosas de casa, escrito por Enrique Núñez Rodríguez y dirigido por Sirio Soto y Lolina Cuadras a inicios de la Revolución, donde ella interpretaba a Finita y José Antonio Rivero a su esposo Ignacio, Ana Lassalle era Tecla su madre “La Gata!”, cuyo enamorado era Coqui García, viejo amigo de Lasalle desde su natal Argentina, mientras Clotilde tipificó a “la chismosa” luego universalizada en otras series, como entonces no se les llamaba, pues era la televisión en vivo, por lo que lamentablemente, escasean las evidencias filmadas.

En Si no fuera por mamá, de nuevo las noches de jueves en el Canal 6, fue devuelta a protagonizar la comedia y el entorno familiar, ahora como Dulce María con otros inmensos como Erdwin Fernández encarnando a su esposo Paco, sus hijos Ileana interpretada por Ana Luisa Rubio, y Arturo internacionalista, y su yerno Alfredo en la piel de Noel García con sus padres campesinos: Valeria (Eloísa Álvarez Guedes) y Melesio (Reynaldo Miravalles), y sus vecinos Cary (Irela Bravo) y Pedro (Oscar Caballero), nuevamente dirigida por Cuqui Ponce de León con libreto de Enrique Núñez Rodríguez, cuyo deceso en 2002 se considera que sentenció el final de este tan gustado y largo serial televisivo, del que ya hay referencias en los años 80.

Tal vez por haberse sistematizado su imagen en el ambiente familiar generado desde estos espacios para cada hogar cubano mediante la televisión (Mi familia, Casos y cosas de casa y Si no fuera por mamá, además de otros), Cuba entera la llamaba cariñosa, casi familiarmente, Martica del Río, como una criollita muy cercana y entrañable.

Mucho más allá de tan emblemáticos espacios, Martha del Río, que tenía estudios superiores, brilló en telenovelas como Pasión y Prejuicio (1992), Si me pudieras querer (1998), Las huérfanas de la Obrapía (2000), y ¡Oh, La Habana! (2007).

Además, filmó películas como Yerma (1964, primer largometraje de la televisión cubana, dirigido por Amaury Pérez García sobre la clásica obra teatral del eminente andaluz Federico García Lorca), Una novia para David (1985, dirigida por Orlando Rojas, Instituto Cubano de las Artes e Industria Cinematográficos, Icaic) la serie de un total de ocho horas Algo más que soñar (1985, dirigida por Eduardo Moya, donde encarnaba a la madre de Antonio en alusión a Antonio Maceo, uno de los cuatro jóvenes protagonistas alistados para las Fuerzas Armadas Revolucionarias junto al actor Luis Alberto García, padre del actor homónimo, que aquí se interpretan como el padre e hijo que son en la vida real) y Hello, Hemingway; (1990), dirigida por Fernando Pérez, donde era la Dra. Martínez.

Eternamente jovial y bella aun al avanzar su edad, de dulce sonrisa y ojos expresivos, asumió con inigualable maestría todo un intenso y extenso registro de personajes en los diversos medios, que muchos colegas nunca hubieran podido, y con la sencillez necesaria de una convencida cubana más, además de la organicidad con que incorporó a todos y cada uno de sus personajes, aportándoles un gran humanismo y credibilidad, con la adecuada expresividad esencialmente en su mirada enfatizando todos sus parlamentos, y con su talento extraordinario y su vasta experiencia, que supo aprovechar en madurar.

Fue una de las personalidades entrevistadas en la televisión por Amaury Pérez Vidal en Con dos que se quieran. Multifacética actriz tan acertada en comedias como en tragedias y todos los medios, fundadora del Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt), algunos la llamaron “la reina de los dramatizados”, y era indudablemente uno de los rostros más carismáticos de nuestra televisión, con todo lo cual ganó la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, el Premio Nacional de Televisión 2007, y la Agencia de Artes Escénicas la distinguió muy merecidamente en el año 2016, con el Premio Actuar por la Obra de Toda la Vida.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).