Hoy estaría cumpliendo 94 años de edad, uno de nuestros más trascendentes actores de cine, radio y televisión, casi legendario entre los grandes galanes cubanos: Ricardo Enrique Almirante Segredo, habanero nacido el 7 de febrero de 1930 en una familia muy unida de clase media sin grandes preocupaciones económicas, y sin pensar nunca ser artista.
Hijo único de Julio y de Virginia, tenía primos y tías maternos, pero por vía paterna era único sobrino; comenzó estudiando con una profesora particular que llamaban cariñosamente, Cuca, y en primer grado entró en el Colegio Bautista Cubano-Americano, hasta 7mo grado.
En su barrio contaba con un muy buen gimnasio donde se entrenaba en varios deportes; allí se formaron los primeros campeones centroamericanos y panamericanos, y desde los 11 años practicaba lucha, levantamiento de pesas y boxeo; de hecho, muchos años después, confesaría que su hobby siempre fue oír música y hacer ejercicios.
Estudió el bachillerato hasta 3er. Año, pues en las vacaciones de 1946 visitó a su tía materna Emelina que tenía un comercio: la tienda Ellas Modas (“Modas Grandes”) para lo que le había pedido ayuda con los libros de la tienda; él estudió comercio y trabajó en la contabilidad de la tienda, que le era muy fácil pues siempre le interesaron las matemáticas, su asignatura preferida porque siempre tuvo facilidad para captar sus contenidos, pero sin presión económica: lo hacía sobre todo para ayudar a su tía; no era estrictamente lo que suele entenderse como vida laboral.
A pocas cuadras de su casa, en San Lázaro entre Águila y Crespo, estaba la emisora RHC Cadena Azul, una de las primeras de Cuba por su alcance y programación entonces, y muy cerca vivían muchos de sus artistas: al frente Carlos Badías y Santiago García Ortega, al lado Paúl Díaz, también cerca Juan José Castellanos que narraba La novela del aire, al lado estaba el Patronato del Teatro, y muchos lo animaron a iniciarse como actor; pero no se decidía, pues no creía tener condiciones.
Por fin comenzó en la Cadena Oriental de Radio y desde entonces, durante todos los años 50 y 60 hasta iniciar los 70, hizo mucha radio en distintos espacios, aunque el que más le marcó fue Kazán, el cazador, que estuvo seis años en el aire dirigido por Carlos Paulín, y de su última etapa quedó memorable su interpretación de Rodolfo, en Los tres Villalobos.
De antaño, reconocería siempre que le marcaron pauta las clases de actuación con un amigo, Ricardo Román, pues sentiría que fue a partir de ahí cuando inició su carrera; los primeros libros que había leído eran de aventuras, como Los tres mosqueteros, y obras de Emilio Salgari.
En 1954 se incorporó al canal 4 de la televisión como fundador de la televisión cubana, en la que había comenzado oficialmente en 1952; ahora, el canal 4 lo contrataba para protagonizar aventuras: Samarkán, escrita por Sergio Doré y dirigida por Sirio Soto, donde hizo su primer protagónico. En vivo realizó también El Jinete Materva y su ayudante Salutary, luego el policiaco Historias del puerto, que también dirigía en vivo Sirio Soto, y en 1957 pasó a la CMQ.
Pronto alternaría su trabajo en la televisión con el teatro, que era muy mal pagado pero sentía que lo ayudaba mucho artísticamente, e integró el prestigioso grupo Teatro Estudio, con el que interpretó personajes muy importantes en obras tan disímiles que le permitieron hacer gala de su tremenda versatilidad, como Un tranvía llamado Deseo, Don Gil de las Calzas Verdes y Madre Coraje y sus hijos; en total en toda su vida, actuó en más de 30 obras teatrales, entre ellas El Pagador de Promesas, Santa Juana de América, El rojo y el pardo, La oscuridad final de la escalera, Quién le teme a Virginia Wolf?, El gran cuchillo, o Intimidad de una estrella, Las Brujas de Salem, La Carta, Té y simpatía, Prohibido suicidarse en primavera, El Caballero de Olmedo, Galileo Galilei, Los Cuentos del Decamerón, Los Días de la Comuna, Pedro Mico, Cecilia Valdés, Cosa Nostra, Fasten Bell, Titi Manía, La última carta de la baraja, El premio Flaco, Tres Mosqueteros, Si llueve te mojas como los demás, No se dice adiós, La llamada fatal, Tres historias, Los diez días que estremecieron al mundo, Tonadillas escénicas, Sainetes andaluces, Érase una vez un Rey, La Vuelta al mundo en 80 días y Algo muy serio.
También participaría en numerosos seriados infantiles y juveniles, y en telenovelas como El viejo espigón, El cartero llama dos veces, Cuatro mujeres, Por amor, Café Habana, El Tábano, Oro Verde, El año que viene, Entre mamparas, Pasión y Prejuicio, Tierra Brava, El eco de las piedras, Destinos prohibidos, Al compás del son y Polvo en el viento. Conduciría además, programas de televisión como El casino de la alegría, el clásico humorístico Detrás de la fachada, y Para no salir de casa.
Sin más vida política antes de 1959, nunca votaba, pero sí pertenecía al Sindicato de Artistas que radicaba en Laguna y Campanario; diría que fue a partir de la Revolución cuando pudo estudiar más y pasar cursos para su carrera.
En 1958 comenzó como actor en el cine, filmando Cerebro del mal (director: Joselito Rodríguez, mexicano) y Nuestro Hombre en La Habana (director: Carol Reed, inglés); Historias de la Revolución (1962; director: Tomás Gutiérrez Alea, “Titón”); en 1967 filmó El bautizo (director: Roberto Fandiño), Los tres soldados, y El huésped (director: Eduardo Manet); dirigido por Enrique Pineda Barnet filmó Mella (1975) y Aquella larga noche (1979): filmó Río Negro (director: Manuel Pérez, 1977) y Cecilia (director: Humberto Solás, 1981); en 1984 filmó Una luz en la horca, Jíbaro (director: Daniel Díaz Torres) y Túpac Amaru (director: Federico García; Perú-Cuba); filmó Tiempo de morir (1985, Colombia-Cuba; director: Jorge Alí Triana), El socio de Dios (director: Federico García, Perú; 1986), Mascaró, el cazador americano (director: Rapi Diego, 1991); Con el deseo en los dedos, Caribe, Mala Habana, y Zafiros, locura azul (director: Manuel Herrera, 1997); Paco Chevrolet (director: Guido Giansoldati, Italia, 2000); en 2001 filmó Pata Negra (director: Luis Oliveros, España-Cuba) y Soñando con Julia (Estados Unidos); El misterio de Galindez (España, director Gerardo Herrero, 2002), El loco soñador (Cuba-Italia, director Ángelo Rizo, 2003), Una Rosa de Francia (Cuba-España; director: Manuel Gutiérrez Aragón, 2005) y Cuando la verdad despierta.
En 1963 fue fundador del espacio “Aventuras” en el canal 6 de la televisión cubana, destacándose en Sandokan, 20,000 leguas de viaje submarino y Robin Hood, entre otras como El Conde de Montecristo, El dragón Mambí, Los Descamisados, Rebelión de la Juventud (New York), Papeles Secretos, Cuando bajen las estrellas y Vacaciones peligrosas.
Asimismo, actuó en el primer “Teatro Icr” junto a Raquel Revuelta y Enrique Santiesteban, en la obra del estadounidense Tennessee Williams, El dulce pájaro de la juventud, dirigidos por Roberto Garriga, donde interpretó a Chances Wayne, que consideraría luego que ha sido el personaje que más contribuyó a su formación como actor; y luego en policiacos de televisión como En silencio ha tenido que ser, El regreso de David, Julito el pescador, La frontera del deber y Para empezar a vivir, así como en Juego en defensa propia y el espacio Día y Noche.
Ya hacía mucho tiempo que era un actor inmensamente popular, cuando el 24 de septiembre de 2000 estuvo entre los fundadores de la Agencia de Representaciones Artísticas Caricatos, adscripta al Consejo Nacional de las Artes Escénicas, aprobada por Resolución 12 del Ministro de Cultura el 29 de febrero de 2000 por acuerdo del IV Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en el Centro de Prensa Internacional, y fue su primer director hasta su fallecimiento.
Reconocido como Artista Emérito de Radio y Televisión y como fundador del Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt) y de nuestra televisión, y con la Orden por la Cultura Nacional y la Raúl Gómez García, Destacado de la CTC (Central de Trabajadores de Cuba), del Ministerio del Interior (Minint) con Servicios Distinguidos y Capitán San Luis, el Machete de Máximo Gómez, la Giraldilla de La Habana, La Gitana Tropical, la Medalla Alejo Carpentier y Miembro Emérito de la Uneac, de cuya sección de actores fue vicepresidente, era de esperar que ganara el Premio Nacional de Televisión en el año 2006.
El 30 de septiembre de 2007, con 77 años de edad y mientras la televisión cubana trasmitía su último desempeño en la telenovela ¡Oh, La Habana!, donde encarnaba a Sabicú, falleció en esta capital, con 77 años de edad. Dejó tres hijos: Eduardo y Virginia Orieta Almirante Caula, y el menor, Carlos Enrique Almirante Herrera, que ha devenido otro gran actor con muchos de los méritos, el carisma y atractivos del padre, con su propia y singular personalidad y aportes.
En su homenaje se creó bienal, el premio Enrique Almirante de las Artes Escénicas, en cuya primera edición en el año 2015, se le entregó una réplica a su viuda Blanca Elena Herrera Cueva; muy digno homenaje y merece mucho más, como seguramente valora las palabras y recuerdos que le publicarían sus colegas tan relevantes en la escena cubana, como Rolando Núñez, Diana Rosa Suárez, Enrique Molina, Rogelio Blaín, Mario Rodríguez, Carlos Padrón y su hijo, Carlos Enrique Almirante; y mucho más todavía, en el corazón, la memoria histórica y el imaginario del pueblo cubano, donde pervive tradicionalmente como el gran galán y tan versátil intérprete que era, de tal calidad, que cada presentación suya sigue siendo una clase magistral de desempeño actoral.