Alejo Carpentier: revolucionario y creador de lo bello en el arte radiofónico

Su prolífera obra narrativa, que completan, entre otras, las novelas El Acoso, Concierto Barroco, Derecho de asilo, El recurso del método y La Consagración de la Primavera, lo hace acreedor de los Premios Internacionales Miguel de Cervantes y Saavedra, máxima distinción literaria del idioma; Alfonso Reyes y Cino del Duca.

En su excelsa obra prevalece el concepto de amistad y virtud, de su paso por la vida en ese afán de encontrar la verdad, justicia, y su firmeza, bastan para asegurar que logra desempeñar lo que considera su mejor destino, EL OFICIO DE HOMBRE.

Cuando se cumplen 70 años de su preciosa existencia, como parte del homenaje nacional, se edita un número especial de la Revista Revolución y Cultura. Al someter a su consideración los materiales, donde descuellan aquellos que lo ubican en la cúspide de las letras hispanoamericanas, «el músico que lleva dentro» según su propia definición, el comentarista integral, el promotor cultural… Alejo Carpentier, sólo hace una observación:

«AQUÍ FALTO YO COMO ESCRITOR DE RADIO»

De esa forma el escritor patentiza la importancia que da a la Radio como vehículo no sólo de cultura musical, sino de las artes en general, por sus posibilidades ilimitadas para mostrar miles de géneros inéditos que pueden nacer a su amparo, al ser enfocados con un poco de imaginación e iniciativa.

Es así como se publica en ese compendio, por sugerencia suya, la entrevista que le hace en París cuando es Ministro Consejero Cultural de la embajada Cubana en Francia, la periodista, publicitaria y narradora Mirta Muñiz, a principios de los años setenta del pasado siglo. A Mirta le pregunto cuándo y en que circunstancia conoce a Alejo Carpentier:

«Bueno fue muy a mediados de los años cuarenta. Me encantaba la radio y mi primo Eduardo Egea, que era un actor bastante conocido de la radio, le pidió a Carpentier que me dejara participar de la cabina. Lo aceptó con este ruego: A mí no me gusta que nadie hable en cabina «-

Cuando pasó como un mes, Carpentier me – dijo – Ven acá acércate a la mesa. Vamos a oír dos músicas. Para esta escena que acabamos de ensayar, cuál de las dos músicas tu propones.- Bueno, para mí ésta sería más adecuada y él me dijo – -Pues esa es la que vamos a poner al aire.- A partir de ahí me di cuenta de cómo la música era tan importante en su trabajo radial, porque a veces se usa música sin mucho sentido. Pero no es así como lo hacía Carpentier, lo hacía con todo sentido e intención. Me enseñó las distancias de los micrófonos, Yo creo que ese ejemplo de cómo él manejaba la música, vale la pena mostrarla en el programa que sigue escrito por Carpentier:

=============

SONIDO: Lluvia, torrente, truenos, todo mezclado, que se mantiene de fondo al texto

NARRADOR: Y cuando Noé se hubo embarcado en el arca, conforme a las órdenes del creador, llovió sobre el mundo cuarenta días con cuarenta noches.

SONIDO: Fundir a sonido anterior Concierto de Grieg segundo tempo

NARRADOR: Al fin se aplacó la tormenta, Noé recibió el mensaje en una hoja de olivo en el pico de una paloma, y todos los pasajeros del arca, hombres y animales, desembarcaron en una isla del Pacífico, llena de cocoteros y orlada por playas blancas.

SONIDO: Cross fade a efecto y sonidos de todo tipo de animales: rugidos, ladridos, etc. sincronizados con la Marcha americana de Sousa.

NARRADOR: Viendo que ahora la tierra estaba libre de simiente mala, el creador se dirigió a Noé, haciendo descender su vasta voz de un cielo constelado de Tronos y Dominaciones.

SONIDO: Cross fade a coros litúrgicos, a fondo

DIOS: ¡No tornaré más a maldecir la tierra por culpa del hombre!. Estableceré mi pacto con vosotros, y no feneceré más toda carne con aguas de diluvio… No habrá más diluvio para destruir la tierra…

NOE: ¡Gracias Señor, gracias!…

SONIDO: Cross fade Meditación de la Ópera de Thais de Massenet

===============

En París, Carpentier se sitúa en uno de los primeros planos artísticos entre 1932 y 1939, como escritor y director de importantes transmisiones radiales en el Poste Parisién y en Radio Luxemburgo, a la vez que dirige los estudios Fonoric, que funda Paul Deharme, precursor del teatro radiofónico. Allí graba entre múltiples obras El libro de Colón de Paul Claudel y el poema de Walt Witman Saludo al Mundo, donde por primera vez se utiliza una cinta magnética.

Y Mirta Muñiz, deja fluir los recuerdos de su entrevista con Carpentier: «Cuando regresé a la Habana en 1939, creía que mi experiencia de París, mi técnica, me facilitaría encontrar trabajo, pero cuando llegué a CMQ, pregunté: Bueno, aquí se trabaja menos dos decibeles más un decibel, y el técnico me contestó: Bueno, aquí todavía no entendemos mucho de decibeles, aquí se trabaja al tacto» Y eso era en la emisora más importante de Cuba en aquel momento.

Entre 1939 y 1945, Carpentier demuestra lo que se puede hacer en la radio cubana. En París, recordando sus días de radio en Cuba, le dice a Mirta Muñiz:

«Con Marcelo Agudo comencé haciendo Los dramas de la guerra y fue un boom dentro de la radio. Los domingos por la noche yo salía a caminar y todos los radios de la Habana estaban sintonizados con la CMQ y con Los dramas de la guerra».-

Hay una constante en su andar radial tanto en Francia y Venezuela, como en Cuba: trabaja con equipos especializados. Aquí con el grupo que encabeza Marcelo Agudo, Guillermo de Mancha y Enriqueta Sierra, tres pilares de la Radio de Cuba. Junto a ellos, Carpentier intenta que la dramatización radial, hija legítima del teatro, ocupe un lugar de excepción entre las artes.

Oscar Luis López, actor y director, Premio Nacional de Radio, es también autor de las obras La Radio en Cuba y Alejo Carpentier y la Radio.

Siempre que entraba al estudio me ponía de pie. Con su eterna sonrisa lo veía saludar y compartir con el elenco de grandes maestros, como solía llamar a las sobresalientes figuras. Fue Carpentier el padre de la música y los efectos sonoros. Antes de él la música y los efectos en función dramática no se conocían. Podemos apreciarlo en este guión radial, del cuento del escritor norteamericano Edgar Allan Poe, que llevó a la radio:

================

SONIDO: Bruscamente se oye en el silencio el ruido de una puerta que se abre lentamente. Suenan los primeros compases de la Patética y, sobre este fondo.

LADE MADELINE: ( Lanza un grito terrible).

ROD: ¡Ven a mis brazos… a mis brazos!

SONIDO: Una música tumultuosa cubre sus palabras

ROB: ¡Huir… huir… huir!

SONIDO: Ruido de pasos precipitados, de puertas abiertas, de muebles derribados. Ruidos de pasos en la arena. La música se transforma en ráfagas de viento. Sobre este ruido pasos de caballos

VOZ F: ¡Roberto…Roberto!

ROB: ¡Isabel!…¿Cómo estás aquí?

ISABEL: ¡He venido para salvarte. Para salvarte de la locura!

ROB: ¡De la locura! ¡De la muerte!

SONIDO: Cross fade Sinfonía de César Franck a primero y cesa.

================

Carpentier aportó a la vez, a las transmisiones de RHC Cadena Azul, CMZ, Radiodifusión 0’Shea, Radio Salas… Novelas, Aventuras, Semblanzas, Cuentos, Biografías, pero sobre todo el récord de audiencia lo logró con los programas que transmitía por la CMQ, Los Dramas de la guerra, Grandes figuras, Treinta minutos alrededor del mundo, América en marcha, Vidas extraordinarias y Amigos inolvidables.

En mi conversación con Oscar Luis López conocí esta anécdota:

«En aquella época había que hablar a una cuarta del micrófono y de frente. Y en la escena que se estaba desarrollando hay un momento en que el personaje que está hablando, hay otro que a cierta distancia de espalda lo llama y le dice: – fulano, fulano – y entonces él le dice: – que quiere -. – Acércate ven acá, acércate -.Y entonces el actor sale y dice – A ver que cosa es lo que tu quieres

Va saliendo del plano y pone la cara porque se da cuenta que ha metido la pata. Sin embargo, Carpentier al notar la perfección del sonido que se iba, precisamente porque lo estaban llamando… -Qué, qué, parece maravilloso, maravilloso, maravilloso, maravilloso, maravilloso-«

En Venezuela donde marcha en la década del cuarenta crea el Departamento de Propaganda Radial, a la vez que escribe y dirige El torneo del Saber, que se difunde por Radio Caracas. Otro momento que lo vincula a la Radio sucede en la década del sesenta, cuando son radiadas por la CMQ sus novelas Los pasos perdidos, El siglo de las luces y el Reino de este mundo. Recuerdan que siempre decía:

«Yo hice cristalizar mis conocimientos de América en esas novelas».

En los primeros años de la década de los cuarenta del pasado siglo, se crea el Teatro Universitario. El destacado actor de la Radio y la Televisión Ángel Toraño, es uno de los alumnos fundadores.

«Cuando yo ingreso en el Teatro Universitario habían grandes profesores… De radio, Alejo Carpentier. Él en la clase llevaba un micrófono hecho de cartón y nos decía: – ésto por ésto y por esto -. Nos explicaba los planos. Ahí yo descubrí lo que era la radio y me enamoré «.

Consecuente con su criterio respecto a la radio, a la que ve en un principio como un nuevo arte que se abre paso, se proyecta por la onda corta de Radio Habana Cuba para ofrecer al mundo sus charlas didácticas, con las que difunde cultura y más cultura.

Ignacio Canel, técnico de transmisiones que colabora con él entre 1964 y 1966, tiempo que duran sus intervenciones, dijo:

«Carpentier era muy organizado y disciplinado. Él llegaba con suficiente tiempo al estudio y debajo del brazo tenía el disco con la música que iba a escoger en el programa y me decía: -cuando yo le vaya haciendo señas usted va introduciendo la música que está marcada -, que siempre era del máximo nivel. Me llamó la atención que solamente traía una hoja de papel con algunos apuntes y no un guión o un libreto como se acostumbraba y en estas charlas abarcó los más ambiciosos temas de la cultura «.

Recuerda Ignacio Canel. que el primer programa lo transmitieron el 25 de octubre de 1964. Lo hicieron con el tema sobre escritores latinoamericanos y obras de Heictor Villa-Lobos, autor por el que Carpentier sentía una marcada preferencia. Lo había conocido en París, cuando llegó en 1928.

En este programa, Carpentier afirma:

«Frente a Villa-Lobos tuve una percepción de lo que América podía dar, porque sigue siendo el compositor más grande, y universal que ha dado América Latina. Están surgiendo muchos ahora que están haciendo maravillas, pero Villa-Lobos fue el primero. Me impresionó enormemente por su poder de invertir los términos del concepto. Hasta entonces los músicos de América Latina trataban de adaptar sus temas folklóricos, pero él por ejemplo tomaba los temas brasileños, los trataba de cierta manera y a eso le llamaba bachianas de Juan Sebastián Bach. Hacía cosas en que en vez de traer lo suyo acá, llevaba lo de acá allá. Y esa visión del acá y del allá que puebla todas mis novelas se las debo en mucho a Heictor Villa-Lobos «.

Además las enseñanzas contenidas en las grabaciones de estos programas, es muy interesante la respuesta que ofrece, cuando Orlando Castellanos lo entrevista sobre una actividad que lo sitúa también en primer plano en los periódicos, revistas y en la radio de Cuba, Francia y Venezuela.

«Cincuenta y tantos años de labor periodística demuestran que para mí el periodismo es sumamente importante. Yo creo que el periodismo es una admirable escuela de vida y observe usted que casi todos los escritores que admiramos hoy mirando hacia el pasado o que admiramos hoy en el presente, por la vastedad de su experiencia humana, por su conocimiento del mundo en que viven, son hombres que han hecho periodismo y el hacer periodismo no les ha impedido recoger esa experiencia adquirida, darle una forma más duradera, más completa y hacer con todo ello novelas que podrían calificarse hoy como había calificado Cervantes las suyas, de novelas ejemplares».

Alejo Carpentier es un revolucionario en la narrativa literaria, en la música, en el periodismo y también en la radio. Su trabajo aquí o allá, es un crisol donde se fraguan los más disímiles aspectos del quehacer cotidiano y de las bellas artes.

Un nuevo arte a través de la radio hizo Carpentier en Francia, donde trabajó con la Mistinguett, con Chevalier, con grandes figuras del mundo artístico. Un nuevo arte hizo en Venezuela y también en Cuba.

Razón tiene Oscar Luis López, cuando lo caracteriza: «ese hombre sencillo y jovial que se llamó Alejo Carpentier fue un aprendiz de nada y maestro de todo».

Sus obras radiales permanecen con la frescura de la primera hornada. Con ellas traza un sendero, enseña su libro abierto, el que logre dominarlo estará contribuyendo a vestir de arte, no la excepción, sino todos los días, la obra radiofónica que él sueña. Por el contenido y su presentación, lo que escribe hace más de sesenta años, tiene hoy plena vigencia en cualquier parte del mundo. Acaso no es eso lo que sentimos, en pleno siglo veintiuno, cuando percibimos el mensaje que contienen programas como El último Viaje de Noé, farsa antibélica, que finaliza cuando la paz en la isla de Noé se ve interrumpida miles de años después, hacia 1940, con la llegada de un moderno ejército que la toma en nombre de un poderoso Emperador:

=============

SONIDO: Retumbar de un trueno terrible

NOE: ¡Gracias, Señor, gracias!

JEFE: ¿Qué es esto? ¿Bombardeos aéreos?

OFICIAL: Más bien parece el trueno, Jefe…

NOE: Sí… El trueno. el trueno… El Señor me ha escuchado… ¡La ira de Dios caerá sobre vuestras cabezas!… ¡Oigan!

SONIDO: Suena otro trueno

JEFE: ¿Conque esas tenemos, no? ¿Conque Dios está contigo? Ahora vas a ver… Tao… ¿Ya están montadas las baterías antiaéreas?

OFICIAL: Ya.

JEFE: Dispara doscientos cañonazos al cielo.

NOE: ¿Pero ustedes se atreverían?

SONIDOS: Mantener cañonazos

JEFE: ¿ Te cabe alguna duda?

NOE: (orando) Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre… (sigue orando alejándose del micrófono)

JEFE: (Sobre el murmullo de Noe) ¿Qué dice el telémetro?

OFICIAL: Ocho grados… Quince de incidencia

JEFE: (seco) Rectificación: siete milésimas…

OFICIAL: Siete milésimas…

JEFE: ¡Tiro acelerado!.

SONIDO: La oración de Noé, el diálogo del Jefe y del Oficial, y los cañonazos, se mezclan con un canto litúrgico, en una cacofonía completa. Cross fade música de Villa-Lobos apropiada para fondo de…

 

Autor