Una oda para nuestra Aurora, eterna mulatísima

Este 13 de agosto, Agustina Aurora Basnuevo Hernández hubiera cumplido 86 años desde que nació en 1938, en la calle Calixto García # 125 esquina a Bartolomé Masó en la ciudad de Colón, provincia Matanzas; pero para dolor de todo nuestro pueblo, falleció al mes y medio de haber cumplido sus 84 años en La Habana, el 26 de septiembre de 2022; ya harán dos años de su partida física.

Estudió en la escuela José de la Luz y Caballero de su ciudad natal, a la par que se iniciaba en las artes estudiando piano, pero sus padres querían que fuera profesora, y en 1951 se asentó en La Habana, donde estudió en la Escuela Normal para Maestros y en el Conservatorio de la calle Monte y Rastro, amante tanto de la música como del magisterio. Muy estudiosa, con sus espejuelitos, le decían “doctora Candelaria Candela”.

En 1957, mientras estudiaba el tercer año de la carrera, se presentó en el programa televisivo de José Antonio Alonso, para gran sorpresa de toda su familia que ignoraba su plan y de pronto, la vieron en su pequeña pantalla; iba con un vestido prestado que se había puesto en un baño de la emisora CMQ. Ganó el Primer Premio y ya entonces, devino “Estrella Naciente”, donde conoció a quien sería su esposo toda su vida: el locutor y actor guantanamero Mario Eddy Limonta Louit, nacido el 19 de enero de 1936.

Comenzó a estudiar repertorio con la Maestra Isolina Carrillo, a quien José Antonio, que se había interesado tanto en su forma de ser y de expresarse Aurorita (como le decían), le dijo que le quitara las obras que la semejaran a otros artistas y le diera canciones nuevas, para que fuera ella misma, recomendándole siempre: “No te parezcas a nadie”.

Durante mucho tiempo Aurora simultaneó la música con el magisterio; eran los inicios de la Revolución, y por la falta de maestros tenía que doblar los turnos de clases y ella se negaba a renunciar a ninguna de sus dos pasiones, pero como su esposo no quería que fuese actriz, optó por seguir solo en el magisterio.

Sin embargo, no pudo abstraerse del arte mucho tiempo: en la década de 1960, la directora Cuqui Ponce de León la invitó como oyente en los ensayos del grupo Rita Montaner (del que se consideraba fundadora), para lo que se preparó durante meses hasta que le dieron el protagonismo de Habitación 406, obra de Héctor Quintero que dirigía Miguel Montesco; renuente, Limonta la desestimulaba diciéndole como actor, “lo mal” que ella actuaba, pero Montesco le explicó que esos eran celos de él; y en efecto, resultó ser el mayor éxito que ella recordaría muchos años después: “aplausos, vítores, al otro día la prensa me comparaba con los más grandes: Luis Carbonell, Esther Borja…”

Con la compañía de Cuqui trabajaría en muchísimas puestas: el sainete en dos actos de Reinaldo Hernández Savio, Los cuchillos de 23; así como en La pérgola de las flores (de Chile), Las Yaguas, primera comedia musical de Piloto y Vera… en las que ella cantaba boleros y guarachas, y bailaba rumba.

Luego, Eduardo Robreño y Enrique Núñez Rodríguez la llevaron al grupo Jorge Ackermann, y así pudo entrar al teatro Martí, donde compartió escena con grandes artistas del teatro vernáculo cubano: Candita Quintana, Alicia Rico, Carlos Pous, Enrique Arredondo, Carlos Montezuma, Eloísa Álvarez Guedes, Ramón Espigul… en aquellos años dorados del teatro cubano, en el coliseo de la calle Santo Tomás entre Trinidad y Habana, protagonizó obras como El remero respetuoso (de Arturo Liendo, parodia de La Ramera Respetuosa, el gran clásico del francés Jean-Paul Sartre; 1946) y El guajiro Pedro Manso, de Rómulo Loredo; ella cantaba y bailaba la música de Adolfo Guzmán, Enrique Jorrín, Rodrigo Prats… También trabajaría con Nicolás y con Nelson Dorr.

En 1968 comenzó a trabajar en televisión, en dos series de Los Mambises en el espacio Aventuras, dirigida por Antonio Vázquez Gallo, con libretos de Manolo Carballido Rey; el director Raúl Pérez la incluyó en el elenco de otra grande de aquellas Aventuras: Túpac Amaru; y sería actriz y cantante en Tierra o Sangre, escrita por Abraham Rodríguez y dirigida por Miguel Sanabria. Para televisión, actuó en teatros, cuentos, comedias y programas musicales, como cantante, humorista y presentadora.

Así, entre las Comedias del Domingo, recordaba El que dijo sí y el que dijo no, dirigida por Ana Lasalle, con el protagonismo de Verónica Lynn y Raúl Selis; actuó, cantó y bailó en comedias dirigidas por Severino Puente, como el vernáculo La niña de mis ojos, donde compartió escena con Carlos Pous y Fela Jar. En Teatro Icr recordaría Cantar por Tilín García, y de Abelardo Estorino El robo del cochino, ambas dirigidas por Vázquez Gallo; igualmente fue dirigida entre otros, por Severino Puente, Loly Buján y Sirio Soto en muchos cuentos, y por Silvano Suárez y Miguel Sanabria en algunas novelas del espacio Horizontes. Rudy Mora le daría un personaje muy noble y muy nuevo para ella en Diana.

Y aunque muy poco se ha escrito al respecto a pesar de haberse televisado, son paradigmáticos su singular “Cheo guaposo” con el que devino la primera mujer después de 1959 en travestirse como hombre para actuar humor (ella cita como antecedente a Violeta Vergara con su personaje “Pelusa”) cuando mucho más común han sido los hombres travestidos de mujer; y también su incursión en el género lírico interpretando el memorable “Popopó” de Dolores Santa Cruz de la zarzuela Cecilia Valdés, tan aplaudida en el teatro Mella, según publicó Sheyla Valladares en 2012 tras entrevistarla.

Fue uno de los personajes inolvidables de la antológica serie de comedia San Nicolás del Peladero, donde comenzó como “la mulata” pareja del “negrito” que interpretaba el impar Enrique Arredondo, todo muy al estilo del mejor teatro vernáculo cubano con todas sus improvisaciones, lo que desarrolló gloriosamente cuando pasó a interpretar a la esposa del Sargento Arencibia (al que con su jocosidad característica, llamaba “Pata´e Plancha”), que no por azar interpretaba su esposo Mario Limonta; representaban los clásicos oportunistas que antaño se disputaban serviles la “íntima amistad” de los protagonistas empoderados de todo el pueblo: el alcalde Plutarco Tuero, y la alcaldesa Remigia, encarnados magistralmente por esos inmensos que brillan también en la cima de nuestro patrimonio artístico: Enrique Santiesteban y María de los Ángeles Santana.

Actuó en la programación dramática de Radio Progreso con Caridad Martínez y Gilberto Enríquez, tanto en Novela cubana (por ejemplo, en Sol de Batey, de Dora Alonso) como en el histórico Así se forjó la Patria, y en las Aventuras; y durante más de 20 años, al lado de su esposo Mario Limonta, condujo, actuó y cantó en el programa campesino Fiesta Guajira.

Dirigida por el gran Erdwin Fernández y con guion de Alberto Luberta, se destacó en el humorístico Quien bien te quiere te hará reír, pero sobre todo, en el humorístico de cada día Alegrías de Sobremesa hacia las 8 de la noche en Radio Progreso, con guion y dirección de Alberto Luberta, al incorporarle desde 1968 y para siempre (aún sin el programa, vive en el pueblo) su personaje Estelvina Zuaznábar y Zubizarreta, “La Mulatísima” (como se auto-denominaba) casada con Sandalio al que llamaba ·El Volao” y que no por casualidad, interpretaba su esposo Limonta, que ya había recomendado a Luberta incluir a Estelvina; en un elenco rebosante de luminarias de nuestra actuación, entre las que descollaba con su tono desenfadado y sus dichos para los cuales, confesaría que se inspiraba en muchas personas de la calle (Estelvina, a partir de una chica de Manacas que la ayudaba en su casa con su hijo), quedando muchos en nuestra población: “¡Qué vida más sana, qué aire más puro!”; “quien es linda es linda, y quien no, que se opere”; “Caimana” llamaba a Leo, interpretada por su amiga Diana Rosa Suárez; y muchos más; programa con el que recorrió Cuba y llevaron arte y alegría a los internacionalistas cubanos en Angola, y a todo nuestro pueblo en diversos escenarios públicos, a veces televisados o radiados, para regocijo de todos.

No en balde, cuando nuestra poetisa, escritora y guionista de radio y televisión Georgina Herrera cumplió 75 años, Radio Progreso proclamó a Aurora Basnuevo entre las “Divas de la Radio Cubana” junto a Lilia Rosa López, Caridad Martínez, Alicia Fernán, Carmen Solar y Georgina Almanza, “por su entrega en cuerpo, mente y alma, a la radio cubana”, cada una de ellas desde sus respectivas especificidades.

También dejó su huella en el cine, y no solo en Cuba, desde que en 1965 filmó El encuentro, dirigida por Manuel Octavio Gómez; en 1967 Asalto al tren central (Alejandro Saderman) y Por Cuanto (José González Aguilar); Vals de La Habana Vieja (1988, Luis Felipe Bernaza); en 1999 Salsa (Joyce Sherman Buñuel, Francia; rodada en París en francés; Buñuel vino por ella para que encarnara una cubana tipo Estelvina viviendo en París 25 años y hablaba francés “a lo cubano”, ella fue a España a doblarla al español); Estorbo (Estorvo, un monólogo enorme dramático nada humorista en San Lázaro en medio de la calle en portugués, no fue necesario doblarla; director: Ruy Guerra), Cuarteto de La Habana (Fernando Colombo, España-Cuba) y Las Profecías de Amanda, dirigida por Pastor Vega.

En 2001 filmó Rosa la China (Valeria Sarmiento) y Encantado (Corrado Colombo, Italia); Robinson Crusoe (2002-2003, Thierry Chabert, Francia; también en francés, fue a México a trabajar en ella, interpretando un personaje dramático junto al reconocido comediante francés Pierre Richard); en 2005, Adela (Humberto Solás, como madre de un niño en Angola, inicialmente parte de Barrio Cuba) y Habana Blues (la administradora de un cine; Benito Zambrano, España-Cuba); en 2012 Detrás de una sonrisa (Consuelo Elba) y Día de las flores (personaje nuevo para ella, verano en Londres; John Roberts); en 2014 No somos nada (Eduardo del Llano) y El hombre que ha perdido su sombra (Carlo Rola); Sin alas (2015, Ben Chace); La tradición vernácula en el teatro cubano (2017, Pedro Maytín Tejera) y el cortometraje 4:30 María, de Yoel Ortega 2019, Canadá-Cuba.

A las dos semanas de su fallecimiento, se realizaron sus honras fúnebres en La Habana, el 11 de octubre de 2022. Comenzaron en la mañana, desde el estudio 1 Benny Moré de la emisora Radio Progreso que fue su casa durante más de medio siglo (consideraba la radio como “la vía principal para acercarnos al público”), con un reducido grupo de personas: familiares, funcionarios, trabajadores y artistas; y en la tarde, todo el pueblo pudo despedirse de ella en el lobby de la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, junto a Alpidio Alonso, Ministro de Cultura, y representantes de instituciones culturales.

Afortunadamente, en vida (como ha de ser y exige la ética más elemental), le dimos la satisfacción de probarle todo el cariño, respeto y admiración que había logrado cosechar, desde 1981, cuando hasta 1989, estuvo recibiendo los Premios Girasoles de la Popularidad que entregaba anualmente la revista Opina, indicador sin lugar a ninguna duda, del mayor logro de cualquier artista: el reconocimiento incondicional de todo su vasto público.

Reflejo del resto del pueblo, nada más adecuado que nuestro sistema institucional de la cultura la haya estado reconociendo también con sus mayores galardones, como fueron en 1989, el Micrófono de la Radio Cubana y la Distinción por la Cultura Nacional, que otorga el Consejo de Estado; además, Mejor Actriz por Alegrías de Sobremesa en el Festival Nacional de la Radio Cubana, 1998; Premio Nacional de Humorismo (2004) y Premio Nacional de Radio (2009); la Distinción Gitana Tropical (2012, Dirección Provincial de Cultura, La Habana); Premio ACTUAR por la obra de toda la vida (2014, Agencia Artística de Artes Escénicas ACTUAR); Título honorífico Premio Enrique Almirante, en su primera edición en el año 2015, y con toda la dignidad y merecimiento que su solo nombre indica, en el mismo año 2022 cuando fallecería, se le había entregado el Sello Dorado por el Centenario de la Radio Cubana.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

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