A Bolton le place tratar de ahogar a Cuba

Bolton se proyecta con odio visceral hacia experiencias como las de Irán, Venezuela, Nicaragua o Cuba.

El despedido funcionario está furioso porque se siente humillado y fracasaron sus aturdidos planes.

Uno de ellos era reverdecer la tristemente célebre Doctrina Monroe, aquella de América para los Americanos, tan peligrosa como obsoleta.

Se trata de una política desconocedora del derecho de los países a ser independientes, Cuba entre ellos.  

El ahora autor de un best-seller apostó frenéticamente por el derrocamiento del gobierno venezolano y asfixiar a los cubanos, como él deja implícito.

Enemigo acérrimo del proceso que permitió a Cuba y Estados Unidos marchar hacia una posible normalización de vínculos, Bolton llevó a su jefe en la Casa Blanca a desmontar aquellos avances.

Para ello, admite, se confabuló con la banda de legisladores de origen cubano que capitaneados por Marco Rubio llegaron a ser visitantes asiduos de la Casa Blanca.

Los congresistas y Bolton indujeron al dueño del poder a perfilar una de sus más aberrantes elucubraciones.

Se trata del artificio de que la Revolución Bolivariana se sostiene por Cuba, como si La Habana semejara un gigante poderoso y Venezuela NO fuera un Estado soberano.

De acuerdo con el libro, se confirma un secreto a voces, el del papel del autor en el proyecto macabro de abortar los envíos de petróleo a la mayor de las Antillas.

No se trata de una simple estrategia sino de un criminal intento de paralizar a Cuba por falta de energía.

Bolton también ratifica la paternidad del perverso engendro de la llamada “troika de tiranía”, en alusión a Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Con ello buscaba inducir ataques internacionales contra esos gobiernos y pueblos.

Es decir, quien trata de erigirse hoy como el denunciante de Trump se ufana por “apretar” a Cuba.

Por todo ello los nacidos aquí NO se dejan engañar en cuanto al autor del libro que lanza fuego graneado contra Trump.

Por venganza y frustración – y NO por ética- Bolton ayuda a perfilar un retrato más abarcador del peligroso inquilino de la Casa Blanca.

Pero nadie debe confiar en quien confiesa reverencia hacia la Ley Helms Burton y a un bloqueo completo sobre Cuba.

 

Autor