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Coincido en su mayoría con los juicios emitidos por Ramírez. Pero no debemos tenerle miedo al debate. Además, no podemos ni debemos temerle a la llamada «oposición cubana», la cual no existe y, eso lo sabe perfectamente la Embajada estadounidense en La Habana y las demás embajadas occidentales que promueven de forma sutil la aparición en el escenario político cubano de una tercera fuerza.
No existe tercera fuerza política e ideológica en Cuba: o se está con el proceso de actualización del modelo cubano o no se está.
Digo esto, porque lo fundamental en esta coyuntura actual es meterse de lleno en el apoyo real al proceso de acomodamiento de nuestro modelo, que dicho sea de paso, es un híbrido. Hibrido en el sentido de que existen diferentes formas de propiedad, incluso la privada, aunque tratemos de disminuir y opacar su impacto, pero con eso no ganamos la batalla. Híbrido porque ideológicamente tenemos un marxismo abierto, sano, poco dogmático o menos dogmático que en los años 80. Híbrido porque son mezcladas las formas de pensar y debatir.
En el fondo, no hay posiciones centristas en la política cubana. Aunque las personas se llamen así, al final responden o no a una de las dos grandes decisiones y posiciones de la actualidad: defender o no la continuidad de la Revolución.
La Tercera Vía desde la perspectiva doctrinal ha tenido más representantes en Europa que en los Estados Unidos.
Por ejemplo, cuando la Unión Europea mantenía su postura hostil hacia Cuba durante muchos años –postura que comenzó a enmendar desde hace tres –exigía a la Isla implementar la llamada tercera vía o vía de Anthony Blair. Se decía que los cubanos debían abrirse al pluripartidismo y a la economía social de mercado a través de diferentes planes de desmontajes del socialismo.
Pero Cuba no ha mordido el anzuelo. Sencillamente, en política, estás de un lado o estás del otro.
En los puntos más neurálgicos del socialismo cubano o estás con la actualización del proceso que es lo que más nos interesa a la gran mayoría, o estás con los grupúsculos que defienden la vía capitalista al estilo occidental.
Creo que ahí está la cuestión. No tengamos miedo al debate político. Hay cosas que no se pueden evitar. Una Revolución siempre tendrá su contrarrevolución desde la francesa hasta la bolivariana. Y en el medio quedan los indecisos, los morosos y los supuestos apolíticos, pero esos, de acuerdo a las necesidades del contexto siempre girarán en posición adversa al problema nacional a resolver.
La actualidad política cubana está matizada porque en 2018 tendremos la continuidad del proceso de cambio generacional dentro de los mandos más importantes del gobierno.
A partir de aquí se abrirá una etapa que tratarán de aprovechar los ideólogos de la Tercera Vía, tratarán de revertir las bases de la Revolución. Entonces para nosotros no hay tercera vía, para ellos tampoco; la lucha ideológica continúa.
El futuro liderazgo del país debe saberlo, y debe revolucionarse y reformularse en nuevos escenarios. Esa seguirá siendo la batalla principal en la consolidación de la independencia cubana: mantener la opción socialista saludable, abierta, sostenible, no ya en el discurso, sino en la práctica terrenal.
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