Yo soy Fidel. Todos somos Fidel

Ayer noche, al escuchar las intervenciones realizadas en la Plaza de la Revolución por representantes de distintos países, de Raúl, y que contó con la presencia de cientos de miles de cubanos, pensaba que allí nos encontrábamos, como tantas veces, por una convocatoria de Fidel.

Para todos, él estaba presente más que nunca, orientándonos, como gran maestro de la comunicación.

Impactante sí. No puede haber otro calificativo cuando el Comandante de la Revolución Sandinista, Daniel Ortega, repitió dos veces la pregunta: “DÓNDE ESTÁ FIDEL”, él supo escuchar, como el choque de fuertes olas, en medio de un mar bravío, y a una sola voz, como respuesta: «YO SOY FIDEL». Fue como decirle al resto del mundo, a amigos y enemigos, que Fidel se ha multiplicado por millones de cubanos.

Lo anterior demostró al mundo cómo nuestro pueblo tiene en sus adentros, como fortaleza inexpugnable, la decisión de continuar la obra de la Revolución, reacción que se corresponde con lo que el Comandante en Jefe dijera a los presidentes Nicolás Maduro y Evo Morales: «Ya yo hice lo que tenía que hacer, ahora le toca a ustedes».

Sin lugar a dudas, esa fue una sentencia política de gran trascendencia de quien supo organizar y dirigir la lucha contra la dictadura batistiana, destruirla y encabezar junto a su pueblo una Revolución verdadera, como dijera el Che, para convertirla en ejemplo y admiración para el resto de los pueblos del Tercer Mundo, y más allá.

Hoy miércoles vimos a nuestro Comandante en Jefe diciéndonos un hasta luego en su marcha victoriosa hacia Santiago de Cuba, en medio de un silencio solemne, de intenso dolor, que al rato se rompía con exclamaciones de Viva Fidel, Adiós Comandante, donde aparecían lágrimas en los ojos de muchos, incluyendo a niños.

Si cuando nuestro pueblo recibió los restos de los combatientes que participaron junto al Che en su gesta internacionalista en las selvas bolivianas y que se calificó como el Destacamento de Refuerzo para nuestra Revolución, Fidel, se encargará desde su reposo definitivo, como máximo Comandante de aquéllos y de todos los caídos en la lucha frente a las acciones enemigas tanto en Cuba como en otras partes del mundo, en que hemos aplicado el más genuino internacionalismo.

Cuando el cortejo fúnebre llegue a su destino, Fidel estará para siempre al lado de Martí, autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada, y de quien fuera su alumno más aventajado, y continuador de sus ideas a favor de la integración de Nuestra América.

Como Comandante en Jefe eterno de la Revolución Cubana, Fidel se marcha hacia un largo viaje pero sin dejar de estar atento a cuanto hacemos para continuar el rumbo victorioso de sus ideas y ejemplo.

Nadie como él supo defender hasta su último aliento los principios revolucionarios que están definidos en el concepto de Revolución y que como compromiso nuestro pueblo ha firmado.

Reto es mantener, con la mayor vigencia, en especial por parte de nuestra juventud, el legado revolucionario, político e ideológico de Fidel. Esa debe ser una herencia infranqueable, como parte de nuestra rica, valerosa y perdurable memoria histórica que jamás podrá ser borrada por nuestros enemigos.

Por Fidel fuimos conocidos universalmente como un pueblo ejemplo de dignidad, de autoridad y prestigio, capaz de defender al mayor precio la independencia y la soberanía.

El mensaje que deben de recibir los que jamás han admitido ni admitirán una Revolución a 90 millas de su territorio, a los sietemesinos -como los llamara Martí-, de adentro y de afuera, es que la unidad de nuestro pueblo será, cada día más, tan fuerte como el acero. No es el momento para que se hagan ilusiones.

Para nosotros, y es lo más importante, es mantener vivo el pensamiento de Fidel, alentándonos, alertándonos, criticándonos y amándonos. Siempre será recordado como el héroe de la resistencia frente al más colosal, inhumano y criminal imperialismo que haya existido en la humanidad, el imperialismo yanqui.

Fidel falleció siendo un gran vencedor, Comandante invicto en todas las batallas, tanto militares como en el campo de las ideas.

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