Cinco Palmas: ¡ahora sí ganamos la guerra!

Los combatientes dispersos trataban de sobrevivir en un medio sumamente adverso, difícil; largas jornadas sin probar alimento; el frío, la lluvia… Solo les acompañaban el sentimiento patrio y la voluntad de vencer.

Fue el 18 de diciembre cuando en la finca El Salvador, propiedad de Mongo Pérez, hermano de Crescencio, en un lugar conocido como Cinco Palmas, el grupo de Fidel contactó con el de Raúl. Aquel punto había sido previsto como lugar de agrupamiento y organización desde antes del desembarco del «Granma» para desde allí encaminarse a la Sierra Maestra.

Sorteando incontables dificultades allí estaban Fidel, Faustino Pérez y Universo Sánchez desde el día anterior; el 18 llegó Raúl con Armando Rodríguez, Efigenio Ameijeiras, René Rodríguez y Ciro Redondo. Los dos hermanos de sangre, ideas y combates, se dieron un abrazo. Acto seguido Fidel preguntó a Raúl: «¿Cuántos fusiles traes?»- a lo cual Raúl respondió: «Cinco». Fidel le dijo entonces: «¡Y dos que tengo yo, siete! ¡Ahora sí ganamos la guerra!»

Lo expresado por el líder histórico de la Revolución Cubana devino -por haberse cumplido- una profecía. Todo un pueblo, que bajo su guía certera le acompañó en cada combate o desafío en la guerra o la paz, sabe sin dudas que aquello fue la afirmación optimista de un gran estratega revolucionario.

Haber llegado al lugar previsto, pese a tantos inconvenientes, fue vencer una prueba de fuego. Sin lugar a dudas, el encuentro en Cinco Palmas fue la antesala de la victoria que llegó en enero de 1959.

Escribió el Che en su «Diario de un Combatiente», en la página del día 21 de 1956: «…Somos 15: Fidel, Faustino y Universo, un grupo, Raúl, Armando Rodríguez, Almejeiras [Ameijeiras], René, Ciro, otro grupo; Almeida, Benítez, Cienfuegos, Ramiro, Pancho González y yo…»

Eran los combatientes que tres días después ya estaban agrupados. De los restantes, unos cayeron en combate o asesinados; otros, prisioneros. Desde Cinco Palmas, presas del agotamiento, pero llevando en sí el decoro de muchos hombres, emprendieron con paso firme el arduo camino hacia la Sierra Maestra.

El histórico de Fidel y Raúl en Cinco Palmas fue la génesis del Triunfo de la Guerra de Liberación; también lo fue de la Victoria del proyecto político y social que transformó a Cuba, de una neocolonia en un país por vez primera plenamente soberano.

Nos legó la más genuina expresión de optimismo de Fidel, el que heredamos de él en cada momento difícil. Un optimismo fundamentado en ideales, convicción y voluntad inquebrantables.

A todos convenció Fidel de que «¡Ahora sí ganamos la guerra!», lo mismo que años después nos convenció de que «¡Venceremos!». La verdad, el tiempo y la historia siempre estuvieron de su parte porque ¡Ganamos la guerra y vencimos! Desde siempre y por siempre la certeza de Fidel nos acompaña.

 

 

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