Con el futuro en las manos

Se abrieron miles de nuevas aulas, sobre todo en zonas rurales, pero hacían falta maestros para una matrícula superior al millón de alumnos. Al llamado de Fidel, Cuba se convirtió en una inmensa escuela donde de manera voluntaria unos enseñaron a otros.

Apenas un año y medio después, el 22 de diciembre de 1961, el líder de la Revolución proclamaba la victoria sobre la ignorancia. “Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así: batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla”, anunciaba Fidel ese día.

Instruir y educar

Si en la actualidad el país se sustenta con orgullo en más de un millón de graduados de nivel superior y si la escolaridad promedio alcanza los nueve grados, es el fruto de una persistente e innegable voluntad política.

Pero poco se podría hacer sin contar con un semillero de maestros que viven en la estela de Varela, Caballero, Luz, Martí, o Varona, una tradición en la que se inscribe también la recién desaparecida Leonela Relys, creadora del método de alfabetización Yo si puedo, ahora utilizado en los cuatro confines del planeta.

Herederos de aquellos precursores, para los maestros la labor diaria noes solo instruir, sino también educar, una tarea que no pueden mellar ni las carencias materiales, ni las necesidades de la vida cotidiana, porque en sus manos está el futuro de la nación.

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